Con las pastillas no tengo pesadillas pero me levanto con la cabeza entre nubes, por eso trato de no tomarlas muy seguido, además cuando pasa el efecto me siento más triste que antes.
Me ducho, me visto y bajo a desayunar, mamá hizo unos deliciosos pancakes con salsa de arándanos, eso me sube el ánimo, me los como con ganas, cuando termino me voy a la sala a revisar mis cartas mientras llega la hora de irnos.
Timbra el teléfono y me sorprende saber qué es para mí -nunca nadie me llama-
– Claro, quién te va a llamar, si no tienes amigos ni nada, debe ser la Dra para decir que ya no te va a seguir atendiéndote.
Me dirijo al teléfono y lo tomó con precaución, no se quien pueda ser, me sorprende saber qué es Lorena, me dice que sí puede pasar en la tarde a mi casa, yo lo dudo un segundo no puedo creer que ella me este llamando y menos que quiera venir a casa, le digo que si puede pasar que si gustaría venir a almorzar con nosotras, acepta encantada.
Cuando cuelgo mi mamá tiene una sonrisa en sus labios.
– ¿Tuviste algo que ver con eso, la llamaste para pedirle que viniera?
– Nena, como crees, ni siquiera se me habría ocurrido, sonrió es porque nunca has traído a nadie, no tienes amigas y ahora alguien te llama y dice que quiere venir, eso me hace muy feliz. Bueno se nos hace tarde para la consulta, además ya que viene tu amiga, quiero que pasemos por el supermercado para comprar unas cosas del almuerzo.
– No es mi amiga, es una ex compañera de universidad.
Me dirijo al sillón donde está mi maletín, lo cojo y salgo, me subo al carro y mientras mi mamá sale pongo algo de música, prefiero eso antes que tener que aguantar a mamá todo el camino dando lora con el cuento de mi "amiga".
Llegamos al consultorio cinco minutos antes, así que nos sentamos en la sala de espera, mientras esperamos mi mamá se toma un té que le brinda la secretaría, al parecer se se han hecho buenas amigas.
Cuando la puerta se abre la Dra sale, aunque hoy lleva Jean se ve muy bien hasta más joven de lo que es, pero el que esté informal no queremos decir que se vea mal, pienso que me gustaría que la ropa me quedara tan bien como a ella, cuando entró a la consulta le hago saber lo bien que se ve, ella sonríe -aunque se ve un poco triste- y me da las gracias, me ofrece disculpas por haber cancelado la cita anterior, pero -mi hijo amaneció un poco enfermo y me tocó llevarlo al médico- me dice ¿Hijo? Vaya no sabía, claro los psicólogos nunca te cuentan nada personal por aquello de la ley de transferencia o que se yo, pero me alegra saber que tiene un hijo, la hace más humana a mis ojos.
– Sí te contó eso, es porque ya se quiere librar de tí.
O de pronto lo hizo porqué no quiere que sienta que me está dejando sola (pienso)
– No sé preocupe Dra, la verdad me sirvió ese día para recapacitar y tomar decisiones acerca de todo, es más hice dos cartas una para mis padres y una para Sofía
– Qué bien ¿Quisieras mostrarmelas?
Saco de la maleta mi cuaderno y se lo pasó. Ella lo toma y se pone a leer hace algunos gestos con las cabeza y de cuando en cuando me mira, siento que se me suben los colores a la cara, me da vergüenza que ella vea eso, pero al mismo tiempo pienso que es parte del proceso. Cuando termina me mira y me devuelve el cuaderno, sonríe y me dice.
Bien, creo que es un buen comienzo, estás explorando algo de tu infancia, pero todavía tienes miedo a mirar hacia atrás, a la raíz del problema.
Sí, es cierto, cuando intentó siquiera pensar en eso me da pánico me siento mal, no sé cómo iniciar a liberar esa situación.
– Para eso estamos acá, vamos paso a paso tenemos tiempo, a tu ritmo, no te presiones, es más si quieres y te queda más fácil escribe, cuéntame las cosas en cartas y vamos trabajando de esa manera.
– Me parece bien; otra cosa, las pastillas que me envían siento que son muy fuertes y cuando se me pasa el efecto me siento peor que antes.
– No te preocupes, entonces vamos a bajar la dosis para que te sientas mejor y a medida que vayamos avanzando vamos mirando si las cambiamos o que hacemos.
Continuamos hablando de cosas así, de lo que debo hacer y no hacer hasta que timbra el reloj, cuando me levanto me acuerdo de contarle que me llamó una compañera de la universidad y que quedó de pasar a mi casa, no se porqué se lo conté pero eso me hizo sentir bien, aunque no me dijo nada me sonrió, cuando salimos le da la nueva fórmula a mi mamá y me dice que hablamos mañana y que no olvidé mi tarea, si es posible la empiece hoy mismo, le digo que sí y me voy.
Cuando vamos en el carro le digo a mamá que escribí unas cartas pero que todavía no se las iba a mostrar, pero más o menos le dije de que se trataba y le prometí que cuando me sintiera lista se las iba a mostrar.
Llegamos al supermercado, entramos y hacemos las compras para el almuerzo y nos vamos para la casa a preparar todo para la llegada de Lorena, me siento me
nerviosa.
Mamá hizo un delicioso pescado al horno con papas y arroz con verduras y postre de maracuyá, solo espero que a Lorena le guste.
Subo a mi habitación a ponerme algo más decente, un Jean, un saco que papá me regaló para mi anterior cumpleaños y que no me lo había puesto porque es azul marino y no me gusta mucho ese color pero me acuerdo que él dijo que me lo compro por qué mis ojos resaltan con el.
A la media hora tocan el timbre, bajó corriendo y abro la puerta y allí estaba, tan hermosa y sonriente como siempre, cuando me ve pega un brinco y me abraza, claro es mucho más baja así que para llegar a mi le toca saltar, tiene en las manos un hermoso ramo de flores que le da a mí mamá cuando entra y una botella de vino en la otra -para acompañar el almuerzo- dice.
Mamá le recibe y nos envía al comedor a esperar que el almuerzo este listo y a Sofía para servir. Nos vamos y nos sentamos en la sala, al principio hablamos de varias cosas el clima, el "hermoso" saco que tengo puesto y lo repuesta que me veo, no aguanto más y le preguntó.
– ¿A qué viniste?
– Valeria, no seas tan grosera, que es esa forma de preguntar.
Dice mi mamá que estaba entrando a la sala.
– Sí, tienes razón, disculpame Lorena, no quería sonar grosera ni mucho menos ser descortés, solo es que es raro, nunca fuimos muy cercanas en la universidad y ahora estás aquí, no se no es normal.
Lorena agacha la cabeza y me dice.
– Claro, yo sé que te tome por sorpresa, tienes razón en lo que dices, nunca fuimos muy amigas, es más sé que en algún momento me llegué a burlar de ti y no sabes lo que me arrepiento…
Sofía entra en ese momento, se queda mirándonos y se va a la cocina, mamá nos llama para almorzar y quedamos de continuar con nuestra conversación más adelante.
El almuerzo es bastante ameno, todo quedó delicioso y Lorena no paró de alabar la calidad de la comida de mi mamá y ella aprovechó para preguntarle por la universidad, eso me puso un poco triste porque a pesar que yo haya tomado la decisión no quiere decir que no me haga falta, aunque me he dado cuenta que puedo vivir sin estudiar y sin tener la mente constantemente ocupada.
Cuando terminamos voy a la cocina y sirvo dos tazas de té y me dirijo con Lorena a la sala para seguir nuestra conversación.
– Bueno, como te estaba diciendo, me arrepiento de haberme burlado de tí, no te conocía y yo era una persona muy inmadura.
– No te preocupes, ya estoy acostumbrada, pero no creo que hayas venido solo a pedirme disculpas por algo que pasó hace mucho ¿O si?
– No, la verdad es que te extraño, las últimas semanas que estuviste en la universidad, siento que nos acercamos más y hasta creo que pudo haber surgido una gran amistad, que si tú quieres podemos hacerla, me gustaría ser tu amiga.
Se queda callada y yo también, no sé qué decirle, la verdad no entiendo todavía el objetivo de su visita, entonces ella continúa.
– Yo sé que todavía no te he dicho nada, bueno, si quiero ser tu amiga, me parece que eres una persona muy buena y transparente pero también me gustaría pedirte ayuda, ya sabes que no soy la más inteligente y que no me va muy bien en algunas materias y realmente estoy cerca de perder el semestre y si eso pasa me van a matar en mi casa, no puedo perder otro semestre.
– Ajá, viste que tenía algo oculto, ella no está acá por tí, sino por ella, sabe que !a única que la puede ayudar eres tú.
– Pero, yo no estoy estudiando, sabes que aplace y que ahora tengo otro objetivo en mi vida y es buscar mi propia recuperación, no quiero sonar egoísta pero si no soy capaz de ayudarme a mí misma, ¿cómo quieres que te ayude?
– Yo sé que ya no estás estudiando, pero tú eres muy inteligente, nada te queda grande y mira te podría servir, estuve haciendo mis averiguaciones y podrías hacer más adelante un examen de nivelación y continuar el siguiente semestre sin problema, míralo más como un favor de las dos y una gran oportunidad para conocernos, no me vayas a decir que no extrañas estudiar y realmente a mí me gustaría ser tu amiga.
– ¿Porqué?
– Por qué después de tantas subidas y bajadas en mi vida y a pesar que muchos piensen que estás loca y que nunca debiste haber hecho lo hiciste, tu y yo no somos tan distintas, créeme que muchas veces he pensado hacer lo mismo que tú, yo podré ser muy popular y estar rodeada de gente pero soy más parecida a ti que mis "amigos"
En eso rompe en llanto, nunca esperé algo así menos de ella, ¿Lorena deprimida? Pero si ella se ve tan alegre siempre, como si nunca tuviera problemas, me acercó y la abrazó, se lo que es pasar por esos momentos, en los que tú abres tu corazón y realmente lo único que esperas es una palabra amable, un abrazo, una sonrisa.
– Te está manipulando ¿De verdad crees que ella sufre? Sí ella no sabe lo que es eso, es sólo una niña mimada que consigue lo que quiera a cualquier precio.
Tomó la decisión de ayudarla, no sé si esté siendo genuina o no pero nada pierdo con intentarlo y puede tener razón en cuanto a lo del examen de nivelación y quién quita hasta en el camino podría conseguir una verdadera amiga, eso también hace parte de mi proceso de recuperación.
Hacemos un plan de estudios y quedamos de iniciar mañana después de sus clases. Cuando se va de casa, siento que pasó un huracán por encima mío, estoy animada porque esto me puede ayudar y si no es así tampoco me va a importar porque siempre lo voy a ver cómo una oportunidad para mejorar mi situación, cualquiera que sea. Decido que hoy no voy a tomar el tema aquel, mejor inicio mañana después de la consulta o de pronto lo haga allá mismo, vamos a ver, he tomado la decisión que voy a vivir cada día, cada minuto, cada segundo a la vez.
La visita de Lorena me dejó con muchas cosas en la cabeza me quedé pensando que todavía no estoy preparada para afrontar aquel tema, por lo menos no mañana, así que decidí aplazar la consulta por un día, voy a tomarme la mañana para preparar la tutoría con mi alumna y futura amiga, en la cena se los digo a mis padres, mi mamá inmediatamente le manda un mensaje a la Dra, después de un tiempo me dice que me mandó a decir que me tomé la cosas con calma, que mientras esté tranquila podemos espaciar las consultas un poco, así que por lo pronto todo va bien.
– ¿En serio crees eso? No estés tan confiada, no creas que porque ahora tienes una disque amiga te vas a librar de mí.
Me voy a la cama con su voz rondando por mi cabeza, pero por primera vez prefiero no escucharla, hoy fue un buen día y no me lo voy a dejar arruinar.