- ¿Puedes darte prisa? – consultó Vivianne desde mi habitación.
- Ya voy, es difícil quitarse este vestido – protesté
Los invitados ya se habían ido, los chicos se fueron a cambiar a sus casas y acordamos encontrarnos en la casa de Viv. Ella ya se encontraba con ropa normal, yo me cambiaba en mi baño. Me puse unos jeans de color claro con una sudadera negra y tenis.
- Es raro vestirnos así luego de haber usado esos vestidos gigantescos – comentó Viv
- Sí. – confirmé – el chofer nos debe estar esperando, ¿nos vamos?
- Claro que sí.
Salimos de mi habitación, nos despedimos de mi padre y subimos a la limusina.
- ¿Directo a la mansión Mackenna? – consultó Charles, el chofer
- Correcto – contesté.
Una vez que llegamos, Charles se marchó de inmediato. Viv sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta.
- Mis padres no están – informó.
- Señorita Vivianne, buenas noches. – saludó Jazmín, una de las sirvientas en casa de Viv – Señorita Mia es un placer – agregó
- Hola Jazmín – saludé.
- Hola… Jazmín en un rato vendrán unos amigos – dijo Vivianne – y…
- No diga más señorita – la calló Jazmín – prepararé algo para recibirlos.
- Muchas gracias – repuso Viv sonriente.
Seguimos adentrándonos en la casa de mi amiga hasta llegar a la sala de estar. Era amplia, tenía sofás de color rojo, una bella mesa de centro, un gran televisor, un espacio tipo bar, plantas y diversas decoraciones más, tenía también grandes ventanales que daban al enorme jardín, la terraza y la piscina.
- ¿quieres cerveza? ¿o algo más fuerte? – interrogó Viv.
- Cerveza, gracias – respondí.
Vivianne fue hacia el bar y sacó dos cervezas, las destapó y me entregó una.
- ¿Hablaste con Alex? Estaba bastante irritable – comentó de pronto
- Desea ser perdonado otra vez y… no sé si realmente estoy dispuesta a seguir así
- Mia, ¿Por qué no sólo terminas con Alex? Es evidente que por Samuel sientes más cosas. Ninguno de los 3 merece estar en esta situación – murmuró
- Viv, no te imaginas la cantidad de veces que he querido terminar con él, pero no puedo hacerlo… es… complicado. Por otro lado, no logro comprender la razón de que esté tan desesperado por tener mi perdón.
- ¿hay algo que estoy ignorando?
- Tiene una amante – susurré tomando un sorbo de mi cerveza.
- ¡¿Que Alex qué?! – exclamó Viv – dime que es una broma.
- No lo es, Alex Betancourt tiene una amante. – afirmé – No sé de quién se trata, pero es pelinegra con un pésimo sentido de la moda.
- Wow, eso no me lo esperaba – comentó Vivianne – ¿cómo te enteraste?
- Alguien hizo llegar un sobre con fotografías de ellos dos a mi casa. Fue de manera anónima.
- ¿crees que fuese ella? Para que tú rompieras con Alex y así se queda con ella – Viv parecía toda una conspiradora.
- A estas alturas ya nada me sorprende – repuse encogiéndome de hombros.
Nos quedamos en silencio, cada una pensando en lo suyo, bebiendo lentamente nuestras cervezas. De pronto, entró Jazmín en la sala y dejó distintos tipos de comida sobre la mesita, desde frituras y pepinillos hasta nachos y guacamole.
- Señorita, los jóvenes están entrando por la puerta principal en estos momentos – anunció
- Hazlos pasar, por favor Jazmín – pidió Vivianne.
- Esto se ve delicioso – comenté ojeando la comida que estaba sobre la mesita.
- Gracias señorita – agradeció sonriente y se retiró.
No pasaron más de 2 minutos cuando los chicos estaban entrando en la sala.
- ¡Traje vodka! – se anunció Michael
- Traje tequila – le siguió Jason
- ¿Alguien quiere un Martini? – consultó Samuel dirigiéndose inmediatamente a la barra.
- Luego de esta cerveza beberé uno – le dije.
- Hola chicas, gracias por invitarme, traje otro tequila – saludó Isadora
- El tequila jamás sobra – repliqué con una sonrisa, la cual ella me devolvió.
Isadora se sentó en el sofá a un lado de Vivianne, yo me puse en pie, dejando mi espacio libre con la intención de que fuera Jason quien lo ocupara, y así fue.
Sonreí para mí.
Me percaté de que Michael y Samuel charlaban en la barra, desviando de vez en cuando sus miradas hacia mí. Enarqué una ceja y decidí unirme a ellos.
- ¿de qué hablan? – quise saber
- Adulterio – dijo Michael con naturalidad – ya sabes, cosas normales.
- Claro, cosas normales – repetí sin dejar de mirarlos fijamente
- ¿Me contarás qué ocurre? – preguntó mi mejor amigo
- Es una larga historia, y creo que necesitaré más alcohol. Ya estoy harta de repetir la misma historia – contesté suspirando con pesadez.
- La noche es muy larga – repuso. – No puedes sólo excluirme de tus problemas y sufrir sola y en silencio. ¡Soy tu mejor amigo Mia! ¿Cuándo dejaste de confiar en mí? – reclamó
- Siempre he confiado en ti, pero debes entender que existen cosas demasiado duras para decírselas a los demás. Existen cosas que obligadamente hay que sufrir sola y en silencio – espeté.
- ¿Qué le hiciste? – preguntó esta vez dirigiéndose a Samuel
- ¡Yo no fui! – se defendió el aludido.
- ¿podemos hablar de esto en otro momento? – intervine – se supone que esta noche es para ellos dos – dije apuntando a Viv y a Jason, que hablaban con Isadora.
- Está bien – aceptó en un susurro Michael, quien se levantó de su asiento – pero debes saber que sea lo que sea yo estaré aquí ¿sí? – yo asentí con la cabeza.
Michael fue al sofá con los demás, dejándome a solas con Samuel.
- En serio te quiere – comentó él
- Es como mi hermano, siempre ha estado para mí – murmuré.
- Lo sé, siempre me daba muchos celos el hecho de que él fuera mucho más cercano a ti – confesó, yo reí
- ¿en serio? No puedes estar celoso de Michael.