*1 mes y 2 semanas después*
*Alex*
Faltaba solo una semana para el cumpleaños de Mia, y yo aún no decidía qué regalarle.
Se me era imposible concentrarme y pensar en algo, sin embargo, mi hermosa amante no me era de mucha ayuda. Cada vez que intentaba decidirme por un regalo ella aparecía y hacía que toda mi concentración se esfumara por completo. Estando con ella, en mi mente no había lugar para Mia o cualquier otra cosa.
Luego de mi desafortunado encuentro con Olivia, había decidido alejarme de mi “Julieta” por un tiempo. Pero al ver que aparentemente Mia jamás se enteró, optamos por seguir con lo nuestro. Con nuestros fugaces momentos en el apartamento, miradas furtivas en la escuela y besos robados cada vez que teníamos la oportunidad.
Ser discretos se volvía cada vez más difícil. Queriéndonos a espaldas de nuestras respectivas parejas. Parecía una misión imposible por donde se mirase.
Esa tarde, habíamos acordado reunirnos en el apartamento, aunque personalmente esa rutina comenzaba a aburrirme. En los más profundos deseos de mi corazón, se encontraba el poder entrar con ella de la mano a mi casa, presentarla ante mis padres como mi pareja oficial y por fin dejar de escondernos del mundo.
Estaba en el pasillo, caminando hacia la puerta en donde había vivido tantos momentos felices.
Una vez frente a ella, di dos golpes y esperé. Al cabo de un minuto el ser más hermoso que haya pisado el planeta apareció. Mi sonrisa fue inmediata.
- “¿Sabía yo lo que es el amor? Ojos, jurad que no, porque nunca había visto una belleza así” – hablé poético.
- “¿Quién eres tú, que te ocultas en la noche, que irrumpes mis pensamientos?” – respondió ella en el mismo tono
Nos dedicamos una sonrisa cómplice.
- Pasa – indicó.
Crucé la puerta, no sin antes depositar un beso sobre los labios de mi amada. Noté que estaba tensa. Hacía mucho que no la notaba así de tensa.
- ¿ocurre algo? – indagué
- No me siento muy bien, creo que solo es un resfrío.
- Estás algo pálida, ¿quieres que te lleve a un doctor?
- No es necesario Alex, estaré bien.
- Ven, al menos recuéstate – pedí.
Tomé su mano y la llevé hasta la habitación. Abrí la cama, la ayudé a meterse dentro y luego me recosté con ella.
- No es necesario que te quedes aquí toda la tarde…
- Sí lo es, no insistas. – repuse – Me quedaré.
Transcurrieron 2 horas, hablamos de lo difícil que se nos hacía mantener una relación con otra persona, lo difícil que era vernos a diario y no poder expresar nuestros sentimientos como nos gustaría.
- Alex – murmuró de pronto.
- ¿Sí?
- ¿Tú quieres tener hijos?
- ¿Ahora? ¿En este momento de mi vida? – consulté con cierta alarma.
- En algún momento, no precisamente ahora.
- Supongo que sí, no me lo he planteado. Pero se supone que debo dejar algún heredero para el puesto que tiene mi padre en las empresas Deberaux – suspiré con pesadez – últimamente me ha insistido bastante con eso. Dice que debería comenzar a hablarlo con Mia. Es exasperante.
- O sea… que tus proyecciones solo son con Mia.
- No. No es eso… mis padres desean que sea así, pero no lo es. Si te soy sincero no me proyecto con nadie más allá de esta semana. Mañana mismo tu podrías encontrar a alguien más y decidir dejarme.
- Alex, sabes que eso no ocurrirá.
- Nadie puede asegurarlo
- Estoy embarazada.
Mi cara se desfiguró.
Definitivamente me encontraba en problemas que no se resolverían con mucha facilidad