Descendencia Cain [saga Cain # 1]

Capítulo 3

Ella se movió en su cama, se sentía inquieta, pero no podía despertar, tenía una horrible pesadilla de la que quería huir, pero no podía, miraba aquellos extraños ojos observarla, aquella boca abrirse y mostrar aquellos dientes amarillentos y manchados pero extraños, ella corria por aquel oscuro pasillo, y ese ser sin ningún esfuerzo aparecía delante de ella, haciéndola retrocer y correr en otra dirección, se detuvo para tomar aire y para su horror esos ojos se acercaban más.

Escucho el siceo, como una serpiente y luego como algo cayó de una manera abrupta junto a ella, eso la hizo poder despertar antes que la criatura la atrapará

Abrió los ojos de golpe, sintió como aquel toque helado rozo su piel, rápidamente encendió la lámpara junto a su cama y para su horror vio al hombre de su pesadilla... siendo golpeado por ¿Ángelus?

—¡Es una maldita humana! —escuchó las palabras del hombre, ella se encogió en su cama, no sabia que hacer.

—No puedes tocarla —la voz de Ángelus fue suave

—Ese maldito no puede proteger a una humana, él sobre todo que es un traidor, asesino —Ángelus sujetó del cuello a ese ser, sus ojos se veian de un Violeta intenso.

—Te recuerdo que su sangre también corre por tus venas.

Keitha vio aquella lengua salir de la cavidad del hombre que estaba ahí, era de un color morado y la punta dividida como la de una serpiente, vio como la lengua pasó por los labios del hombre extraño, limpiando su propia sangre.

—Su sangre se ha lavado de nuestras venas desde hace siglos, somos descendiente de Cain, pero una mejor raza.

Las venas en el cuello de Ángelus se resaltan.

—Nunca serán mejores que nosotros, su primer generación.

El extraño hombre se suelta de Ángelus.

—Sabes bien que somos mejores y nosotros somos los que quedaremos, la segunda generación—fueron sus últimas palabras porque no vio venir que Ángelus clavara en un momento rápido aquella extraña daga de plata en el corazón del hombre, miró rápidamente a Keitha, ella lo vio levantar rápidamente al hombre con una sola mano como si no pesará nada y salir por la ventana como si está no estuviera en alto, se tiro de la cama y corrió hacia ella, sus ojos se toparon con aquella llama naranja en el suelo... lo mismo que había visto cuando llegó a su casa ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Cómo dos extraños ser habían aparecido en una sola noche?

Dio un salto al ver entrar a Ángelus.

—¿Qué era eso? —él se acercó y no respondió, llevo su mano a su mejilla, Keitha dio un salto al sentir su toque, él la miró por un momento a los ojos y frunció el ceño, la piel de ella era cálida, pensó que iba a sentir la repulsión que sentía cada vez que tocaba a un humano para alimentarse, pero con ella no pasó así, ella había abierto mas los ojos, permitiendole ver sus largas pestañas largas y arqueada la punta, sus ojos café.

Con molestia movió su rostro hacia a un lado y llevó sus dedos a su cuello, ese que le pareció largo y estilizado, sus dedos hormiguearon, su garganta se seco al ver como palpitaba esa vena que sabía le proporcionaria un delicioso alimento.

Ella como era de esperarse no se quedó quieta y movió su rostro hacia él.

—¿Qué haces? —él se movió y se separó, pasó una mano por su cabello blanco, el deseo de probarla no se iba... ella no era parte del menú... su padre lo despedazaria vivo. —¿Qué era eso? Él estaba en mis sueños persiguiendome.

Ángelus respiro profundo y se giró por un momento hacia ella, la vio ahí de pie, indefensa, con el cabello revuelto, se había abrazado así misma, él escuchaba el latido de su corazón errático, estaba asustada. Era una humana fastidiosa y por lo que veía sería un dolor de cabeza en su vida.

Había atraído a uno de los vampiros más peligrosos, uno que se alimentaba de sus pesadillas mientras succionaba su sangre, la maldita segunda generación había desarrollado características muy diferentes a ellos, no solo vivian de sangre, dejaban al ser humano hecho una total mierda y Keitha estaba en la mira.

—Keitha —camino hacia ella —En tus pesadillas ¿te tocó?

Ella niega, él preguntó sólo para confirmar, había visto su cuello y el estaba intacto.

—En mi mente viene una idea, pero...

Ángelus suspira profundo, había bloqueado su canal para no escuchar los pensamientos de Keitha, aún seguía molesto porque era una mujer terca. Con molestia desbloquea su canal para escuchar cada pensamiento de ella, llegaban como una cascada, jamás había estado cerca de un humano que tuviera tantos pensamientos en segundos, sonrió ante las miles de teorías que tenia, pero volvía a la misma.

—Es imposible —declaró —En la vida real no existen.

Ángelus no responde y se acerca a la ventana, era ya de madrugada, sólo se escuchaban los animales nocturnos, los humanos no sabían que era el momento donde eran tan vulnerables, porque eran acechados y cazados.

—En las películas jamás se ha visto un vampiro con una lengua como la de una serpiente... —susurró para si misma, creyendo que Ángelus no oiría, él soltó una carcajada una que le salió desde muy dentro.

—¿Crees que los humanos realmente saben lo que es un vampiro? Los representan por seres de un pálido horroroso, y el color de ojos de un rojo tan patético —sonríe mostrando unos perfectos dientes —Con esas características ningún ser humano se sentiría atraído por uno, no se acercarian como la polilla a la luz.

—¿De qué hablas? Ese hombre tenía un rostro feo cuando mostró los dientes, eran —levanta la mirada hacia Ángelus —Tenía colmillos como un vampiro, pero sus ojos eran totalmente negros, como si los hubiera llenado de tinta.

Él se cruza de brazos y apoya su cadera en una parte de la ventana.

—Un humano jamás ve ese rostro —desvía la mirada hacia la calle una vez más, sus oídos estaban alertas —Viste ese rostro porque fue atacado.

Ella frunce el ceño.

—Ahora que lo pienso, debió ser pesado, lo levantaste como si no pesará nada y saliste por la venta ¿porque no te ha pasado nada? Si yo salto me quiebro una pierna o las dos 



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En el texto hay: misterio, cain, vampiros amor

Editado: 16.04.2023

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