Descendencia Cain [saga Cain # 1]

Capítulo 12

Miró a su madre extrañada, ella sonrió y le dio la bendición, ni siquiera había objetado porque se iba de Arkridge por unos días.

Ángelus había tenido algo que ver, la debió someter a algún embrujo de vampiros, dirigió su atención al cielo, aún habían estrellas, el amanecer estaba cerca.

Marva estaba en su habitación, los podía escuchar discutir, pero a Ángelus, ella solo responde "Si"

Entro a la habitación y se dio cuenta del odio que Marva le demostró en una sola mirada.

—Nos vamos —no dijo nada, se daba cuenta que él estaba furioso, toma la mochila que había puesto en una silla, se la coloca en la espalda, llevaba pocas cosas, estaría fuera un par de días. Ángelus sale por un momento por la ventana, momento en que Marva aprovecha para sujetarla por el brazo.

—No se que rayos le has hecho a mi hermano, para que lo tengas en la palma de tu mano, pero te juro que encontraré la manera en  hacerte pagar.

La mira con el ceño fruncido y se da cuenta que Marva tiene un moretón en la barbilla, pero este comienza a desaparecer.

—¿Él te pegó? —estaba horrorizada.

Marva solo sonrió y chasqueo la lengua.

—Estuvo a punto de matarme por ti, me molio a golpes por tu culpa.

La suelta cuando escucha ruido en la ventana. Ángelus entra, Keitha lo mira y no puede creer que él sea capaz de golpear a Marva. Aunque eran de una raza distinta, no le parecía que la golpeara después de todo la habia estado cuidando.

—Vamos —su mirada se centra en Marva —No olvides lo que te he dicho, estaré pendiente.

Ella no responde, solo se limita a mirar a Keitha con furia y con tantas promesas de matarla y partirla en mil pedazos, claro está había bloqueado sus pensamientos para que su hermano no la escuchará, sonrió al ver que Keitha miraba con malos ojos a Ángelus, se había creído que su hermano la había golpeado, los humanos eran tan predecibles.

Keitha con molestia dejo que Ángelus la tomará de la mano para ayudarla a salir por la ventana.

—¿No crees que sería buena idea viajar en auto? —él se detiene, mientras ella palidece al ver la altura de la que podía caer.

—¿Un auto? —él estaba acostumbrado a volar que no se había tomado la molestia que comprar un auto, pero lo estaba considerando por Keitha —¿Te hubiera gustado ir en auto? Nos llevaría días en llegar.

—Olvídalo —su cuerpo temblaba —Bajame de aquí.

Él se acercó mas a ella, escuchó sus pensamientos de miedo.

—No caerás, estas conmigo —ella se aferró al frente de su chaqueta negra, Ángelus siempre andaba bien vestido, no le importa en este momento arrugar su chaqueta, estaba asustada —Súbete a mi espalda.

—¡No lo haré! ¡Caeré!

Él no la tocaba, de hecho odiaba tocar a los demás, no era de afecto, pero sin pensarlo extendió la mano para tocar su mejilla, pero ella en ese momento se movió buscando la ventana, sintió una sensación extraña en su pecho como si le hubieran dado un golpe porque le parecio que ella no dejó que la tocará.

Él sonrió y en su mente le ordenó a Keitha que se relajará y olvidara que estaría en una gran altura, le ordenó que disfrutará del viaje.

—Vamos —el semblante de Keitha había cambiado, ella sonreía, sin pensarlo se subió a su espalda, rodeó su cuello con sus brazos.

—Vamos caballito—y le dio golpes a los costados de él como si iba en un caballo, Ángelus entrecerro los ojos y se contuvo de rugirle que él no era ningún caballo.

Se impulso y se elevo con mucha velocidad, él era demasiado rápido.

—Wow —esa palabra se escuchó en todo el camino, él se limitó a sonreír, ella admiraba el paisaje.

Cuando ya estaban cerca, él se sintió un poco cansado, el sol ya estaba en lo alto.

—¿Estás bien? —preguntó ella

—Claro —respondió, mientras sus ojos los entrecerraba por que los sentía un poco lastimados por la luz del sol.

—Debemos bajar Ángelus —él niega, pero ella insiste —Yo no soy vampiro y el sol me está quemando —estaba exagerando, pero se sentía preocupada, él había bajado la velocidad, sentía su cuello hirviendo por el sol.

—¿Te quema mucho? —por primera vez desde que lo conoce se da cuenta que él pone las necesidades de ella antes que las de él y eso la conmovió.

—Siento que me voy a desmayar, podemos seguir cuando el sol se oculté.

Se dio cuenta que él empezó a descender, lo hizo en una calle que no estaba transitada en este momento.

Al bajar de su espalda pudo darse cuenta que sus ojos estaban llorosos, su rostro rojo.

—¡Dios mio! —lo vio alarmada —Buscaré una pomada para la quemada —se giró, pero él la tomó del brazo.

—Sólo debo descansar, mi piel se sana sola.

—¿Seguro?

—Busquemos donde quedarnos —él comenzó a caminar, ella se dio cuenta que lo hacía lento y tambaleando, son pensarlo paso su brazo por su costado para que ella se apoyara en él.

Ambos se miraron

—Tampoco te dejaré caer Ángelus —él sonrió y se dirigieron al imponente hotel que estaba en el centro de la ciudad de Deacruz, les abrieron las grandes puertas de vidrio, ambos entraron al elegante Lobby.

Las mujeres que estaban atendiendo, clavaron su mirada en Ángelus, se acomodaron el cabello.

—Bienvenido señor —sus sonrisas eran anchas —Tanto tiempo sin visitarnos ¿dos habitaciones?

—Una habitación —se endereza un poco para quedar erguido.

Miraron a Keitha y luego a él.

—Es mi prometida —debía cuidarla, no la dejaría sola en una habitación cuando la segunda generación estaba en Deacruz, Keitha sintió que los ojos se le saldrían de la cuenca de los ojos ¿Por qué rayos había mentido? 

El rostro de las mujeres cambió a uno serio.

—Su llave, solo lo registramos a usted con una acompañante, como lo hacemos con el señor —Islay Iversen era el señor, era el dueño del hotel, tenía tres siglos de haberlo comprado, era muy moderno, y solo la gente de dinero se podía quedar en el.

—Gracias —no protestó como lo hubiera hecho si estuviera bien, Keitha no era una conquista sin nombre como le quiso dar a entender la recepcionista, necesitaba dormir.



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En el texto hay: misterio, cain, vampiros amor

Editado: 16.04.2023

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