Descendientes Prohibidos

CAPITULO 5 - EL TIPO DE BLANCO

-¿Cerraste bien la puerta, Dante?-.

-No te asustes, cierre bien la puerta principal y la trasera-.

-Será mejor que tu conduzcas esta vez- al terminar la oración, Leo me lanzó las llaves del auto que por suerte pude alcanzar a agarrarlas.

-Para la próxima no las lances tan alto- al fin puedo conducir este auto.

-Quita esa sonrisa de niño pequeño porque no habrá una próxima vez- mencionó mientras abría la puerta del copiloto.

-Le quitas lo divertido a mi vida tonto-.

Ya dentro del auto, decidí poner alguna canción de fondo para que Leo intentara calmarse por un rato antes de llegar al bar. Puse en marcha en auto y con el aire entrando, pude tranquilizarme para comenzar a conducir.

-¿Esta vez no tienes prisa, Amigo?-.

-Me gusta llegar tarde a las fiestas, todavía hay tiempo-.

-Levamos conduciendo 20 minutos Dante, todavía falta otros 20 para llegar al centro de la ciudad. Odio el tráfico, debiste tomar la otra ruta-.

-Es mi auto por ahora, así que respeta las reglas que impuse-.

-Al llegar no te voy a ayudar en nada, idiota-.

-No se de que te quejas si sabes que te debo algo- mencioné al mismo tiempo que daba vuelta para llegar a la avenida principal y así llegar en 10 minutos.

-No te vayas por la principal que vamos a llegar en 30 minutos-.

-En esta hora ya no empieza haber tráfico, déjame concentrarme que...-

Un idiota se había atravesado, tenía cabello negro y simplemente estaba vestido de pies a cabeza de  color blanco, que tipo tan raro.

-¡Oye idiota, fíjate por donde vas que el semáforo esta en verde!- gritó Leo.

El chico simplemente nos miro, dio una sonrisa y se fue. Se parecía mucho al chico de negro.

-Dude, se parece mucho al chico de la parada de autobuses-.

-No es cierto, este tipo se ve más vivo que el otro, ya apúrate y no mates a nadie-.

-Pero si el tipo se atravesó cuando estaba avanzando, hay un puente para pasar sin peligro-.

-Tu sólo sigue todo derecho y ya-.

Después de estacionar el auto, entramos a un bar llamado el Naranjo o algo parecido, el lugar había sido rentado por los demás equipos de diferentes deportes de la universidad, valió la pena esta vez.

La vibración por la música se sentía un poco intensa pero adecuada para el ambiente, luces parpadeantes por las esquinas, personas bebiendo y sin olvidar a los que están cantando por supuesto. Una típica fiesta.

-Hey, por aquí Dante- gritó desde lo lejos unos de nuestros compañeros de clase, Leo y yo nos encaminamos hacia el, pudimos notar que estaban los capitanes de los otros deportes.

-Así que ahora se lucieron-.

-Leo nos ayudo a encontrar este lugar por otro tipo llamado igual que el-.

-Sólo fue suerte- menciona Leo levantando los hombros como si no fuera de gran importancia.

-Dante mira quien vino-.

Voltee y pude creérmelo esta vez, era la chica de las ranas.

 




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