Descendientes ||the Last || Libro 2

CAPITULO V

Merina, tenía claros sus objetivos y sabía perfectamente, que hacer para llevarlos a cabo. Lo único que retrasaba su progreso, era su patético e irracional deseo por burlarse de Dagha.

 

Con un leve chasquido, el tiempo volvió a la normalidad y en cuestión de instantes, tanto Dagha, como sus battle angel's llegaron para hacerle frente.

 

Dagha, no era mujer que acostumbrara a perder. Era caprichosa y vil, en muchos sentidos. Sin embargo, a simple vista, no había mucho que temerle a alguien como ella. Si bien, era cierto que ejercía cierto poder, al tener bajo su mando a todas las fuerzas militares de la provincia, también era cierto que los alumnos dotados, de cada una de las provincias eran, tanto mas numerosos, como inteligentes y podían dar batalla, al grado de tener oportunidades de terminar con este sistema de gobierno. Sin embargo, Dagha de Evenigh, no era una mujer común. Había algo en ella, capaz de causar pavor en todo aquel no estuviera de acuerdo con sus caprichos. Muchos aseguraban que había sido ella, quien había terminado con la vida de sus padres, quienes murieron, cuando ella apenas tenia quince años. Su hermano, Serith era el heredero, pero al no ser un hijo biológico, fue ella quien tomó el mando desde muy joven. No estaba muy claro, porque razón, Serith de Evenigh obedecía ciegamente a su hermana, hasta el grado de exiliar a su propia esposa y mandarla lejos de provincia, quedándose solo con su hija Zoé, quien prácticamente, creció sin el cuidado materno.

 

Se creía que solamente, Everar de Evenigh, había tenido descendencia, por lo cual, el mandato del Ilunithe permaneció en aquella familia por años. Sin embargo, las cosas habían cambiado.

 

Al darse a conocer la descendencia de los supuestos fundadores; Ariadna D'Athalá y Andrew de Kebhek, el mandato de la familia de Evenigh corría peligro. Dagha era consiente de ello, por dicha razón, deseaba deshacerse de aquel par de chicas que amenazaba con su, muy bien estructurado mundo.

 

Era capaz de amenazar a cada uno de los habitantes de cada provincia. Podía fácilmente imponer su voluntad y controlar a sus súbditos, quienes obedecían ciegamente, por miedo.

 

Si bien, era cierto que era odiaba por todos y que mas de uno, intento levantarse en armas y liberarse por fin, la verdad es que ninguno de ellos lograba salir victorioso. La mayoría de los rebeldes que se atrevían a retarla, terminaban muertos.

 

Pero esta vez, las cosas eran distintas. Esta vez, no se enfrentaría a un simple Exotic o un dotado común. Esta vez, su enemigo era alguien superior. Alguien, a quien aun no estaba segura de poder controlar.

 

Y ahí estaba, frente a ella. Viéndola directamente a los ojos y sonriendo con burla, pues sabía perfectamente bien, que aquella mujer de brillantes ojos azules, no era rival para ella.

 

La paciencia y la cordura estaban por abandonar a la gobernante de Evenigh. Tenía un ejército mayor al de aquella chica, tenia armas y su enemigo estaba rodeado, pero, aun así, se sentía vulnerable.

 

Merina Park, sonreía con burla y había cruzado los brazos a la espera de que aquella mujer diera el primer golpe. Jugaba con la paciencia de Dagha, sabiendo mejor que nadie que eso era lo más irritaba a la monarca.

 

Dagha trató de reponer la compostura. Bajó los brazos y adoptó una postura mucho mas relajada. Tensó los labios, tratando de dibujar una sonrisa y vio a la chica con desdén.

 

─ ¡Mi adorada Keberiana! ─le dijo extendiendo los brazos como si quisiera darle un fuerte abrazo─ creo que nuestra conversación, aún no ha terminado.

 

─ ¿Tienes algo más que decirme? ─preguntó, Merina, enarcando una ceja. Dagha estaba furiosa. Cerró con fuerza los puños y tenso los brazos hacia abajo, mientras la veía con rencor.

 

─ ¡Te ordeno que me entregues a la Detha! ─gruñó furiosa. Merina comenzó a reír escandalosamente, mientras Zoé bajaba la mirada atemorizada, al igual que el resto de los presentes. La chica se dio cuenta de ello y observó con otros ojos a aquella mujer. Había algo extraño en ella. De pronto y sin razón aparente, Merina sintió que flotaba, bajó la vista hacia sus pies y se dio cuenta de que aun estaban en tierra firme. Levantó la vista y se dio cuenta de que esta vez, era Dagha, quien sonreía. Giró, en busca de sus compañeros, pero tanto ellos como los battle angel's estaban fuera de sí. La chica torció la boca.

 

─ Así que no eres tan patética, después de todo ─le dijo acercándose un poco─ ¿qué se supone que eres? ¿una Detha? ¿un nikkei? ¿O es acaso que ahora les da por crear creaturas raras? ¿eres un nuevo espécimen o algo así? ─la mujer estaba encolerizada. Extendió los brazos frente a ella y de la nada un rayo de luz azul salió disparado hacia Merina, quien solo pudo cerrar los ojos y reaparecer algunos metros fuera del alcance del rayo. Por la velocidad, con que ocurrió todo, merina no fue capaz de controlar su equilibrio y cayo en el suelo respirando con dificultad. No lograba explicar como es que había ocurrido algo como eso. Giró hacia aquella mujer y la observó confundida y algo aterrada. Dagha emitió una fuerte carcajada, mientras se le acercaba con una maquiavélica mueca ene l rostro. Merina se puso de pie, sin quitarle la vista de encima.

 

─ De modo qué aun no eres capaz de controlar tus poderes ─le dijo con burla.

 

─ ¿Qué eres? ─volvió a preguntar la chica. Dagha sonrió.

 

─ ¿Crees acaso que eres la última? ─comentó la mujer mientras volvía a extender los brazos y lanzar un par de rayos contra la chica, quien, en esta ocasión, no fue capaz de esquivarlos del todo y como resultado, su costado derecho comenzó a sangrar. Se llevó una mano a la cintura y se dio cuenta que sangraba─. Logré deshacerme de los demás y lo haré contigo también ─. Comentó Dagha sonriendo, como si todo eso la divirtiera demasiado─ ellos eran solo unos bebés, comparados contigo, pero tú eres consciente de ello.




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