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No sé en qué momento la primera semana escolar está por culminar. Y al parecer comparto casi todas las clases con Paula, a excepción de este curso, Literatura, la cual la llevaba solo con Jota y Samuel.
La campana sonó y todos los alumnos entraron al aula. Los tres estábamos sentados uno al lado del otro, y yo me encontraba al medio.
De pronto un chico que estaba sentado al frente mío es empujado de su asiento por alguien tres veces más grande que él. Traía el cabello recién cortado, un jean azul y una polera verde militar ancha. Era el chico que se había burlado de mi nombre la clase pasada.
- Señor Brown, no empiece su último año de esta forma. – El profesor acaba de entrar al salón.
- Es mi último año, profesor Davis, dígame solo Ben. - El chico al que empujó se paró rápidamente del suelo y sin quejarse se sentó en otro asiento.
Jota, Samuel y yo nos miramos, al parecer estábamos delante de un abusivo. Y no me sorprendía lo normalizado que tenían estas actitudes los profesores. Había empujado a alguien y no lo castigaban. Al parecer nos encontrábamos indefensos y solos en esta nueva escuela. «Sálvese quién pueda»
- Dos mil veintidós, pensé que los bullys se estaban extinguiendo. - dijo Samuel en voz baja mientras sacaba sus libros de su mochila.
Empecé a extrañar mi otra escuela. Nos odiábamos, pero teníamos una convivencia en paz, sin violencia. Okay no éramos del todo santos, pero no había denuncias de abuso físico, tal vez malos comentarios hirientes, los cuales estábamos aprendiendo con el tiempo a ser más respetuosos, porque los comentarios también dolían como golpes. Pero lo importante era que al menos lo estábamos intentando, en cambio, aquí ser abusivo estaba normalizado.
Intenté decirme a mí misma qué tal vez esta sea una prueba para la universidad. Y si me encontraba con alguien así podría defenderme, aunque sería preocupante que estando en la universidad siguiéramos así de inmaduros. Tal vez peco de ingenua y me creo el cuento de que la universidad será un cuento de hadas.
Mis pensamientos son interrumpidos por la prueba sorpresa del señor Davis.
La pequeña prueba es sobre los libros que nos mandaron a leer en el verano. Nunca en mi vida había leído tan rápido, ya que nos inscribimos tarde y por ende esa tarea también llegó tarde. Pero no debía bajar mis calificaciones, puesto que yo también iba detrás de una bendita beca.
Veo como Ben busca en su mochila un lápiz que al parecer olvidó. Al costado de él se encuentra la chica de la carcajada sonora de la clase anterior.
Ben desde su asiento estira su brazo y le quita el lápiz que ella estaba usando. La chica se para rápidamente y le tira las cosas que tenía Ben en su mesa.
- Deja de ser tan grosero. ¿Aún siguen sin adiestrarte en casa? - Su voz era firme, pero tranquila. Lo encaró sin una gota de nerviosismo y lo miraba directamente a los ojos.
- Cálmate Marjorie. ¿Puedes ser menos egoísta? Acaso no puedes prestarme un lápiz.
- No presto MIS lápices a imbéciles como tú. - El profesor voltea rápidamente y se dirige a Marjorie.
- ¿Señorita Williams, pero que es esa manera de expresarse?
- ¿En serio profesor? - Qué increíble era esta chica, no le temblaba la voz para nada.
- Préstale el lápiz y terminemos con esto de una vez.- Responde el profesor un poco intimidado.
- No le presto ni un pepino, él no me ha pedido nada. Prácticamente, me ha robado el lápiz. - Tiene toda la intención de no ceder y se cruza de brazos frente al profesor.
Un alumno le pasa un lápiz a Ben. El profesor le hace un gesto agradeciendo como si hubiese puesto fin a una guerra campal.
- Pero, ¿por qué haces eso? ¿Por qué le das un lápiz? - Pobre chico, intente comprenderlo, la confrontación tampoco me gusta y me abruma un poco estas situaciones.
- Solo es un lápiz y ya…- Mencionó el chico con un tono tranquilo, intentando no darle más importancia.
- Voy a dejar pasar esto solo por ser la primera semana de clases. - El profesor apunta con su lápiz hacia Ben y Marjorie.
- Ah, muchas gracias qué haríamos sin usted. - Lo repito de nuevo, esta mujer era maravillosa, no tenía miedo de encarar a los profesores. «Ojalá pudiera ser así»
El profesor suspira, al parecer todos aquí tenían ya una historia. Podía notar la tensión en el ambiente.
Marjorie hace un bufido y se sienta de brazos cruzados, al parecer se rindió ante esta primera batalla. «Si es que era la primera.»
Samuel y Jota estaban un poco extasiados con el drama que acabábamos de presenciar. Esta semana había sido realmente aburrida y esto era lo más interesante que nos había pasado.
Habíamos pensado que la semana sería más complicada teniendo a Paula en el mismo colegio. Por un momento se nos pasó por la cabeza que ella misma nos transferiría a otra escuela, pero nos llevamos una sorpresa porque al parecer ella nos borró absolutamente de su radar, así que habíamos tenido una semana tranquila… hasta ahora.
Por fin sonó el timbre que daba por concluida la clase. Yo guardé mis cosas lo más rápido que podía, no me gustaba el ambiente que se había formado específicamente en esta aula.
Samuel, también estaba un poco apurado, ya que su siguiente clase quedaba al otro extremo de donde estábamos. Ben se levanta de su asiento al mismo tiempo en el que Samuel cruza por su lado y se tropiezan, las cosas de ambos se caen al suelo. Me acerco hacia Samuel para ayudarlo a recoger sus cosas.
- Ah, pero tus lentes son de juguete. - Ben coge los lentes de Samuel, los cuales cayeron al suelo por el tropiezo.
- Por favor dámelos que los puedes dañar. - Ben está por dárselos, pero se queda mirando a Samuel de una manera rara.
- ¿Qué? - cuestiona Samuel que se encuentra un poco intimidado por la cercanía física que está teniendo Ben hacia él.