Descubriendo a Marte

Capítulo once

 

Ya tenía suficiente con la escuela, pero obviamente necesitaba agregar más drama a mi vida. Me la compliqué yo sola y ahora me encuentro ahogándome en un vaso lleno con mis problemas.

Le gusto a Paula.

Y no solo eso, besé a Paula…

Jamás se me había cruzado por la mente que ella gustara de mí. O sea... ¿Cómo? ¿En qué momento? Habíamos sido mejores amigas desde pequeñas y luego pasó a odiarme... así de fácil.

Pero la pregunta que debería estar cuestionando en estos momentos es... ¿Por qué la bese? No tenía ninguna intención de tener alguna relación afectiva con ella este último año escolar, pero se dio y la idea de ser amigas entró como una posibilidad en mi vida.

¿En qué momento sucedió todo esto? La verdad es que el sentimiento que tengo ahora por ella es diferente, ya no es como hace cuatro años. Pensé que era por el distanciamiento de tanto tiempo que tuvimos y que obviamente al ser adolescentes nuestra relación era distinta, pero ahora que lo pienso...

Jamás me había puesto nerviosa por su mirada fija en mí o cada vez que entraba a una habitación mi corazón latía tan fuerte por su presencia. ¿Qué significaba eso? En absoluto eso no es lo que siento cuando veo a Marjorie o a Majo, las únicas veces que me he sentido así ha sido por... Jota.

¿Me gusta también Paula?

Bueno... Me gusta su cabello. Sé que es superficial, pero en este poco tiempo que volvimos a convivir su actitud pasiva-agresiva conmigo me confundía mucho, así que por ahora las únicas cosas de las que estoy segura que me gustan de ella son superficiales, como su labial de color Cherry número cuatro y también me gusta el sabor del Cherry número cuatro.

Y pese a lo mal que me siento en estos momentos, quiero volver a besarla. Con solo pensar en ella siento como una punzada me atraviesa el corazón. «Demonios sí me gustaba Paula»

En mi vida solo me había gustado Jota y no sé muy bien cómo se siente que te guste otra persona. Desde que estoy con él jamás he pensado en nadie más de esa manera, todo mi corazón gira en torno a él y ahora...

Ahora he sido infiel, no hay manera de suavizar mis acciones. Eso es lo que he hecho y tengo que asumir las consecuencias.

Las ganas de llorar vuelven a mí como siempre, pero esta vez me siento tan hipócrita por hacerlo. Para rematar mi infeliz existencia he agregado infiel a mi personalidad.

«¿Cómo pude hacerle esto a Jota?» pude frenar ese beso, pude evitar que pasara, pero quise que pase, soy una infiel, una maldita infiel. Jota no me lo va a perdonar, y no tendría porque tampoco, he traicionado su confianza, su amor. Él ya se sentía mal porque no quería ser la persona que arruinara lo nuestro, pero fui yo la que lo hizo. Yo arruiné lo más bonito que tenía, arruiné todo.

Entro al baño de la escuela y me mojo la cara. Un dolor de cabeza se está aproximando y quiero controlarlo. Intento respirar profundamente y calmarme. Tengo que pensar muy bien las cosas y me daré mi tiempo. Nadie más sabe que besé a Paula, así que puedo terminar el día escolar enfocada en clases y luego torturarme con esto. Desde siempre asumo mis acciones y mi responsabilidad y sé que debo contárselo a Jota. Él no merece que le haga esto.

Me seco la cara y me dirijo hacia la salida. Apenas cruzo la puerta, alguien me abraza por atrás.

- Marte, quise pasar a buscarte, pero no me respondiste los mensajes.- es Jota, y el demonio de la infidelidad me atraviesa con su cuchillo.

Me giro para mirarlo. Se ve tan lindo hoy. «Maldita sea Marte» Tiene el cabello alborotado, usa mi gorro de peluche morado y sus mejillas están sonrojadas. Siempre se sonroja cuando lo miro, pero me duele porque no es de la forma en que él piensa.

-Lo siento.- Ese lo siento tampoco es lo que él cree.

Agarro sus mejillas y le doy un beso. - Lo siento tanto. - Murmuro entre sus labios.

-No es para tanto.- «Lo es»-

-Bueno, si me vas a besar así, si es para tanto.-

Me parte el corazón, pero pongo todas mis fuerzas para esquivar esos pensamientos. Sigo besándolo hasta que alguien me empuja.

-¡Permiso, pueden irse a otro lado porque están bloqueando la entrada de los baños! - Esa voz atraviesa mi estómago.

-Pero...- no puedo ni terminar la frase y solo observo cómo la silueta de Paula cruza por el baño. Me acaba de empujar.

-El demonio vino más enojado de lo habitual.- «Basta de demonios, por favor.»

Quiero entrar al baño, pero la campana suena.

-Vamos, te acompaño. -Jota, me jala y me lleva hacia mi salón.

¡Maldita sea! «¡Basta de maldecir!»

¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí? ¿Por qué nadie me quiere dar un tiempo para ordenar mis ideas? Quiero estar sola y que me dejen pensar en qué es lo correcto que debo hacer.

«Bueno, solo hay un camino correcto, el de la verdad.»

Tengo clases de filosofía con Majo, Marjorie y Paula. El profesor aún no ha llegado, siempre se retrasa cinco minutos después de la campana. Pongo mis cosas en el asiento cerca de mis amigas y corro al baño para buscar a Paula.

Abro la puerta y la encuentro arreglándose. Me mira fijamente por el espejo.

-¿Podemos hablar?- digo.

-No

-Nunca quieres hablar, siempre haces lo mismo.-

-Esta mañana vine con toda la intención de hablar Marte.- Deja de mirarme por el espejo y voltea para decírmelo de frente.

No tiene que agregar más porque siento que con los ojos me recrimina el beso que acaba de ver con Jota.

-Paula... Jota es mi novio.- Intento que mi voz no se quiebre.

-Lo sé, entonces no tenemos nada que hablar.- Vuelve a voltear hacia el espejo y comienza a retocarse el labial. «Maldito Cherry número cuatro, por favor dejen de fabricarlo de una vez.»

-¿Paula qué esperabas? ¿Qué terminará con Jota?-




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