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Hoy es la última semana de clases. Se siente tan bien ver a mis amigos menos estresados y disfrutando de su última semana. Todos han aprobado sus materias con notas altas, lo que definitivamente nos ha quitado un peso de encima... un peso que hemos llevado por más de 12 años... aunque ahora serán cinco años más de universidad, al menos estudiaremos solamente lo que nos gusta. Sin embargo, ahora que lo pienso, no suena tan reconfortante entender que un humano promedio pasa más de 17 años estudiando...
Pero mi etapa escolar por fin está culminando. Y jamás en mi vida me había sentido tan bien conmigo misma. Tengo el corazón roto por la partida de Olmo, pero al menos recupere mi amor propio y ya no me detesto. Creo que en toda mi vida jamás había experimentado el quererme a mi misma hasta ahora. Y se sentía muy bien.
Estos días, mi ansiedad ha disminuido bastante. Las únicas veces en que se activa es cuando pienso que algo malo me va a pasar porque me siento tan bien. Entonces, automáticamente trato de distraerme y de pensar que a personas como yo les pasan cosas buenas sin necesidad de que algo malo suceda después. Es algo que me repito diariamente, intentando que algún día mi cabeza lo entienda completamente, pero sé que tomará tiempo, así que trato de seguir adelante con mi vida.
Hoy hay una "after party" por el último partido de fútbol que jugará mi escuela. Ganemos o perdamos, la fiesta se hará sí o sí porque los adolescentes nunca dejan pasar la oportunidad de beber y bailar.
Yo no quise ir al partido porque no estoy muy enganchada con el equipo de nuestra escuela y además, tengo que escribir un par de ensayos que algunas universidades me pidieron. Pero sí iré a la fiesta por la noche, ya quedé con mis amigas y no soy capaz de cancelarlas porque de todos modos Marjorie me llevaría de los pelos.
Estoy tan absorta en mis pensamientos escribiendo en mi laptop que no me doy cuenta de lo que sucede en mi ventana.
-¡Marte! - En este momento siento todos los síntomas de un infarto, mi corazón está a punto de salirse de mi pecho.
-¡Pero por la p...! - Intento recuperar el aire en mis pulmones.
-Lo siento - Dice con pena.
-¿Lo siento? ¿Cuándo vas a usar la puerta? Vamos abajo para presentártela y así puedas comenzar a usarla.
-Es que no sabía si tu mamá estaba en casa o no.
-Se fue con Tarantina al veterinario para ponerle sus vacunas y bañarla. En pocas semanas, creció demasiado y es un poco complicado hacerlo.
Aún no ha pasado por completo por la ventana, Jota se sostiene gracias al árbol.
-Si quieres bajo y entro por la puerta.
-Ay, no seas tonto, entra de una vez. - lo ayudo cruzar.
-Perdón, te prometo que en la universidad tocaré la puerta siempre.
-Ojalá... Oye, ¿por qué no estás en el partido?
-Me aburrí, Samuel se quedó con Marjorie y Majo. Así que vine aquí contigo.
-A distraerme. - digo sonriendo.
-No te voy a molestar, lo prometo. Puedo quedarme sentado haciendo nada. - me conmueve por la forma en que lo dice.
-Está bien.
Vuelvo a mi laptop y continúo escribiendo. Jota se recuesta en mi cama mirando el techo. Verlo ahí sin hacer nada me distrae más de lo que pensaba. Pero logro acabar una gran parte del ensayo, solo me faltan las reflexiones finales. Busco en mi computadora algunas fotos para inspirarme y encuentro un video de Jota.
-Hola, Marte, hoy te canto una canción - el video comienza a reproducirse, es un video antiguo de Jota cantando la canción que me hizo hace meses.
-¿Qué es eso? - Jota se acerca a mí.
-Había olvidado que tenía este video.
-Apágalo, siento un poco de vergüenza.
-No, pero es linda.
-Es muy cursi, admítelo.
-Sí, pero igual es MI canción.
-Sí... - Se relaja un poco y me mira-. Siempre será tu canción.
-¿Me compondrás más canciones en el futuro?
-No lo sé... - Su expresión cambia radicalmente.
-¿Dije algo malo?
-No, solo que...
-Por favor, sin rodeos te lo pido.
-Te escribí una canción después de que terminamos...
-Oh...
-Sí, bueno...
-¿Cosas malas?
-Bueno... no lo sé, la compuse con mucho dolor. Pero ya la borré de mi mente, ni siquiera recuerdo la melodía. Boté a la basura el cuaderno que usé.
-Perdóname - no me siento triste, pero sí mal al verlo cabizbajo. No me gusta herir a las personas.
-No, no, está bien, ya paso.
-Si quieres puedes escribir una canción diciéndome lo fea que soy. - Bromeo y Jota ríe.
-Jamás podría mentir así.
-Entonces, ¿me escribirás canciones lindas?
-Solo si no me haces daño. - me duele un poco, pero entiendo el tono de la conversación y sé que no lo hace para hacerme sentir mal.
-Entonces me condicionas. - le digo, riendo.
-No, pero si rompes mi skate, pues prepárate porque te escribiré una canción. Seré como tu Taylor Swift.
-JAMÁS. - lo señalo con el dedo. - Jamás podrás ser como Taylor Swift.
-¡Auch! Eso dolió.
-Lávate la boca antes de pronunciar el nombre de la santísima Taylor Swift.
-Bueno, por ese comentario te haré viral en TikTok con alguna canción donde diga lo fea que eres, ya verás
Le sonrío por lo boba que está siendo esta conversación. Me encanta esto.
-¿Te acuerdas de la promesa que me hiciste?
-¿Cuál de todas?
-Que mi primer álbum se llamaría "Marte".
-No tienes que seguir prometiendo eso...
-Lo haré, porque quiero que mis álbumes hablen de lo que fui y lo que soy. Y tú eres una parte importante de mi vida. Eres mi primer amor.
Mi corazón da un vuelco y no puedo evitar que mis mejillas se encienden.
-Marte... - Jota comienza a acercarse lentamente hacia mí.
-¿Qué? - Me pongo muy nerviosa, pero no quiero detenerlo ni alejarme.