Estos últimos tres meses los he disfrutado mucho, definitivamente tener amigos es lo mejor en la vida.
Harry y yo somos muy unidos, al igual que Niall y Louis, pero con Harry es especial. Salimos, hablamos por el balcón casi todas las noches, y no solo con ellos, Gemma y yo nos llevamos muy bien. A menudo voy a casa de los Styles y prácticamente paso todo el rato con Gem, es muy linda conmigo.
Harry se pone celoso de su hermana, y es que siempre que llego con él a su casa, termino pasando el rato con ella. Me siento como en casa con ellos, son mis mejores amigos.
Erika y Giselle están más que felices con sus novios Zayn y Liam.
En la universidad hemos tenido dos presentaciones más como actividades y ha sido genial, he tenido muy buenas calificaciones.
Definitivamente nuestro grupo de ocho es un éxito, salimos mucho, o pasamos el rato en nuestras casas, cada uno tiene una personalidad diferente y todos nos complementamos. Los quiero demasiado y estoy feliz de tenerlos a todos a mi lado.
He decidido que quiero redecorar mi cuarto, así que he pasado por un negocio donde imprimieron fotos que tengo con todos los chicos, con las chicas, con mis padres, mi abuela. He pensado que en una de las paredes de mi habitación las colocaría con una hermosa guía de luces a juego, las cuales en la noche se iluminarían y se verían preciosas.
Pase una buena parte del tiempo ocupada en organizar la habitación, y había olvidado mi móvil por algún lugar. Cuando lo encontré tenía cinco llamadas de Liam y casi veinte mensajes en whatsapp.
Me preocupé mucho cuando vi la insistencia, pero luego recordé que estamos a cuatro días del cumpleaños de Gissele y Liam quiere que Erika y yo le ayudemos a planear una fiesta sorpresa en un bar-restaurante. El plan era para nosotras, los chicos y otros cuatro amigos de Gissele.
El mensaje de Liam es que necesitaba reunirse conmigo para planear una sorpresa especial, así que le respondí que en una hora estaría en su casa, solo debía darme una ducha y cambiarme, así que lo hice y conduje hasta casa de Liam. Al llegar toqué el timbre de su casa y casi inmediatamente me abrió la puerta.
—¡Bonnie! Pasa, pasa.
—Hola Lee —saludé entrando a su casa y depositando un beso en su mejilla.
—Pasa, siéntate, iré por algunas frituras, ¿quieres té o un jugo?
—¿De qué es el jugo?
—Pues tengo naranja, mandarina y un poco de manzana.
—Mandarina por favor. Me encanta —supliqué.
—Si —Soltó una pequeña risa—. Lo sé, te encanta. Vuelvo en un momento.
Al poco tiempo regresó y comenzamos a planear todo, aunque una buena parte de la sorpresa ya la tenía cubierta Erika, así que solo terminamos de afinar un par de detalles.
—Bonnie, una cosa más. ¿Puedes?
—A ver, dime ¿qué más quieres?
—El pastel, —había olvidado el detalle más importante—, tengo una sorpresa más para ella y quiero que hagas un pastel personalizado inspirado en la isla de Hawaii, ¿si? ¿Puedes? —Me miró con cara de súplica y no pude evitar reírme ante su expresión
Liam es muy dulce y me da mucha ternura cuando me pide favores, pareciera que le da una verguenza inmensa y que no es digno de hacerlo.
—Ok Lee, haré lo posible, recuerda que aún soy estudiante y no he intentado hacer pasteles personalizados de esa dimensión. —Le sonreí.
—Eres buena, sé que lo harás muy lindo. ¡Gracias! Eres la mejor. —Me dió un abrazo—. Ahora si todo ya está listo, prácticamente.
—Si, tranquilo querido, todo saldrá bien y a Gissele le encantará, especialmente porque ama las alitas del lugar.
—Por supuesto, gracias por todo, Bonnie.
Luego de eso regresé a mi casa, era miércoles y el domingo sería el cumpleaños de Gissele.
Resulta que iríamos a este bar- restaurante porque preparan las mejores alitas del universo y Gissele ama las alitas más que a nada en el mundo. El lugar es lindo, acogedor y tiene un lugar específico, que se puede reservar para reuniones especiales, así que es perfecto para la ocasión.
La Fiesta
El domingo llegó, y Erika se llevó a Gissele muy temprano para el mall, para distraerla un poco del movimiento que haría yo por la casa, mientras nosotros planeábamos su fiesta.
Erika la llevó porque yo soy malísima para distraer a las personas, termino revelando algún dato sorpresa o simplemente no se me ocurre nada, así que planeamos muy bien todo y yo me encargaría de recoger los pedidos de arreglos, regalos, haría el pastel y todo.
Eran muchas cosas, afortunadamente no estaba sola, tenía a los chicos y obviamente su novio Liam estaba más que comprometido con la actividad, así que todos nos dividimos las tareas.
En la noche, cuando Gissele estaba dormida, aproveche a dejar las tortas listas para el día siguiente, así no me retrasaría demasiado. Y las escondí dentro del horno por si a ella se le ocurría meterse a urgar en la cocina.
Estaba preocupada que llegaran antes que yo pudiera terminar el pastel, pero Erika me escribió que Gissele se había distraído en un café hablando con su tía, así que ganamos mucho tiempo con eso.
Por la tarde, Harry me llevó al bar para asegurarme que todo estuviera bien con la decoración, las reservaciones y terminar de revisar los detalles con Liam, así que comprobamos que todo estuviera en orden y regresamos a casa.
—¿Qué usarás ahora? —pregunta Harry mientras conduce.
—Creo que... mmmm... ropa. —Reí suavemente evitando soltar una carcajada.
—Ja, ja chistosita, —me dio un golpecito en mi pierna—, bueno, sea lo que sea que uses, te verás hermosa como siempre.
—Gracias, —Me sonrojé— Siempre luzco mejor que tú.
—Eso nunca señorita
Llegamos y bajé del auto, con un par de cajas para llevar el pastel, debía empacarlo y esconderlo para que Gissele no lo descubriera.