(NARRADOR OMNISCIENTE)
Tal y como en las películas románticas, la luz proveniente de los coloridos reflectores los apuntaban, alumbrando sus rostros repletos de nostalgia e inmensa melancolía.
Colores rojo, rosado, azul, verde y morado en forma de luces, llenaban el vestido negro y ajustado de ella.
Las manos del rubio le brindaban calor, mientras estaban posadas en su pequeña cintura.
El ambiente de la gran morada se prestaba para su reencuentro.
Después de más de un año, ya se habían visto de nuevo, pero, este encuentro es genuino, verdadero; perfecto.
En la playlist de Neyd, que se reproduce emergiendo por los altavoces, suena ‘Love is gone’ de Slander.
La letra de dicho tema, sale por los labios del joven con cabellos dorados, directo al oído de Jann.
Bailan al compás con el corazón latiendo al mismo tiempo.
Sus cuerpos se mueven lentamente en el centro de la pista.
Es en ese preciso momento donde se olvidan del fiestero mundo a su alrededor.
Fragmentos de la canción son dedicadas por él a ella.
Lágrimas sumamente emotivas, descienden por sus mejillas cuando viene esa frase: <<No me digas que tu amor se ha ido. Que tu amor se ha ido>>. Nathan suelta un sollozo y al aliento de Janisse acaricia la piel de su cuello. Ella procede a hablar.
-Mi amor no se ha ido, Wagner. Nunca lo hará. –responde ella, dejando un húmedo beso en el cuello del rubio. Éste, se sonroja, inevitablemente.
Sus miradas conectan. El gris claro de los ojos de Neyd, se refleja en el tono plomo de los irises de la hija de los Fletcher.
-Si alguna vez se me ocurre decir lo contrario, bésame, hasta que confiese la verdad. Te amo, rubio. Esa es la pura realidad –confiesa la pelinegra, aproximando su rostro al de él, de puntillas.
Wagner elimina la lejanía entre ellos.
A pesar de la enorme necesidad y ansiedad que le ocasionaba no haberla besado en casi dos largos y dolorosos años, su beso era tierno, suave, algo lento. No obstante, poseía una buena dosis de pasión.
La besa con experticia. Lame y chupa los labios de la jovencita, con suma lentitud y delicadeza, ocasionándole cosquillas y enviando corrientes eléctricas por todo su cuerpo.
Aprieta su cintura y la empuja contra él. Ella lo abraza como si su vida dependiera de ello.
Se funden en un beso apasionado y lleno de ternura.
Transcurrido tanto tiempo, no era para menos.
Sin duda, ese fue el mejor regalo de cumpleaños que Nathan pudo haber recibido…
Ahí empezó todo.
Todo iniciaría desde cero…
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Editado: 06.04.2022