Romeo
Ha sido un mes de lo más difícil, se que el trabajo de Sabina demanda mucho, pero que siga llegando a las 12 de la madrugada a casa, me hace pensar que trabaja más de lo necesario, no soy machista o egoísta, pero, pensé que bromeaba cuando decía que su trabajo demandaba mucho.
La estoy esperando en la sala, la noche de ayer discutimos un poco, así que hoy no hemos hablado por lo que he decidido esperarla.
Miro el reloj por sexta vez, son las 12:55 de la mañana, ahora se ha retrasado por 30 minutos, solo pido que no le haya pasado nada.
Los tres gatos se acercan a la puerta, algo que siempre hacen cuando va a llegar, así que me paro para abrirle la puerta.
-Hola cariño- digo en cuanto abro la puerta.
Para mi sorpresa no es sabina, si no la persona el arrendador de Sabina.
-Buenas noches, señora Lisa- contesto un poco nervioso.
-Solo para recordarles que tendremos horario de cierre en la entrada principal, será a las 11:30 p.m., ayer intentaron entrar después de Sabina, el personal de seguridad recibía unas cosas cuando paso, así que eso será parte del nuevo reglamento-me entrega uno hoja y se retira.
Debo decir que me alegra un poco, ya que ahora no sonare como el más celoso o repulsivo humano, si no que será la excusa perfecta para que pueda estar más tiempo con ella.
Pasan alrededor de 20 minutos cuando escucho el sonido de las llaves, corro a abrirle.
-Amor- la recibo con un cálido abrazo al cual ella no responde -se que discutimos anoche, por favor perdóname.
-No te preocupes- contesta.
Camino detrás de ella, le preparo un plato de la cena y se lo llevo al sillón.
Solo agradece con una sonrisa, quita sus zapatos y sin pensarlo, doy un masaje en sus pies.
-Amor, lo siento, pero es que me he sentido por lo más estresada, creo- antes de que termine de decir algo le doy un ligero beso en los labios.
-No tienes nada que decir- interrumpo -por cierto-me levanto por los papeles que me dejo el arrendador -nos trajeron las nuevas líneas del reglamento del hotel.
Luce un poco sorprendida cuando lee un poco -antes de las 11:30.
-Me comento que ayer después de que entraste tal parece alguien trato de entrar ya que no se cerró bien la puerta y el de seguridad estaba por lo más ocupado.
-Sin palabras, prometo llegar más temprano.
La acompaño en lo que termina su cena, al fin de las 2 de la mañana nos vamos a la cama para descansar.
-Buenas noches, amor.
A la mañana siguiente se nos hace tarde, ella con su rutina de despertarse a las 6 de la mañana, hoy no se ha despertado, así que alisto todo para salir.
-Amor- digo terminando de planchar mi uniforme.
- ¿Qué hora- antes de terminar de preguntar mira el reloj y se levanta a prisa.
-Ya esta todo listo- digo dejando su ropa en el baño mientras corro a la cocina para guardar los desayunos en nuestras loncheras.
-Lo siento- dice saliendo a prisa -prometo llegar antes de esa hora- dice mientras acomoda su cabello.
Cerca de las 9 de la mañana salimos a prisa, manejo para dejarla en su local y yo me dirijo a mi oficina.
Desde que llego a mi trabajo, he repasado todo lo que he vivido cuando me mude a nuevo esmeralda, debo confesar que tener a Sabina en mi vida es todo lo que deseaba, pero, solo a veces, siento que no es suficiente para ambos, sé que es difícil tener trabajos muy demandantes pero, habernos conocido desde ese balcón hasta el día de hoy, todo es diferente, el deseo por ella sigue pero, el estar solo hasta altas horas de la madrugada, me hace sentir mal conmigo y con ella.
Ella es todo lo que quiero en mi vida, es todo lo que necesito.