Llamas, ecos y un vacío profundo
se extiende por kilómetros.
Vuelve, se encoge y se expande.
No recuerdo la vida antes de la tragedia.
Las horas, los días, los años
parecen segundos.
He muerto, he nacido, he vivido
por siglos.
Apagué el corazón, una mota de luz.
Oculto y escondido, todos los males desaparecieron.
Sentía el frío, el silencio y la soledad
del cual escapé por muchos años.
No llego a sentir nada,
a veces sí,
a veces solo quiero dejar de hacerlo.
El ser, soy yo, mi calor.
El corazón, el alma apagada.
Todo parece gritar, pero no logro escucharlo.
Soy mi propio mundo, soy mi propio sufrir,
soy mi infelicidad.
Mi nombre marca mi desgracia
pero, sigo siendo humano.
¿Cómo escapo de mí mismo?
¿Cómo redefino lo que soy?
No puedo gritar, o quizás sí,
sin embargo, soy yo quien se aturde.
El único capaz de escuchar mis alaridos.
Quizás otros me oigan,
pero no parece importarles.
El ruido sigue y se vuelve silencio.
Vuelvo a donde empecé.
Llamas, ecos y un vacío profundo.
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Editado: 25.01.2024