-25 de febrero, 2018:
El sonido de tres golpes a la puerta sacó a Kenya de sus pensamientos.
No entendía por lo que estaba pasando ni mucho menos el por qué.
Hace un poco más de un mes llegó a aquella ciudad como una fugitiva de la ley, y sólo quería volver corriendo a su lugar de origen. Pero tenía un pequeño presentimiento que le decía que debía seguir, que le esperaba un gran futuro en Nueva York y que todo iba a cambiar porque ya era hora de que lo bueno pase...
Era eso lo que la impulsaba a seguir. Una pequeña luz interior a la que por más diminuta que fuera, decidió darle una oportunidad porque hacía mucho que no sentía algo así.
-Kenya han llegado visitas. Dijo Brett entrando a la habitación seguida de Christopher, Sam y Derek.
-¿Cómo te has sentido en ésta primee semana de reposo querida?
-Muy bien señor Bellington.
-Sabes que por cualquier cosa que necesites no debes dudar en decirnos- Dijo Sam.
-Lo que han estado haciendo por mi no se los voy a terminar de agradecer nunca, fueron tan buenos conmigo. Realmente no lo merezco. - Con lágrimas en sus ojos, Kenya les agradeció por la gran hospitalidad que tuvieron con ella.
-Ayudarte tanto a ti como a tu madre no ha sido ninguna molestia para nosotros cariño. Por cierto ¿Cuándo salió tu madre de vuelta a San Francisco?
-Hace un par de horas. Nos costó mucho despedirnos pero así debía ser.
- Me imagino lo difícil que habrá sido, se nota que tienen una muy buena relación. Dijo Sam.
-Me equivoqué tantas veces pero ella aun así siempre estuvo ahí conmigo... Sin importar nada-dijo desanimada porque no sabía cuándo iba a volver a ver a su madre una vez más.-Señor Bellington, hay algo que he querido pedirle hace unos días.
- Lo que tu quieras Kenya.
-¿Podría contarme lo que sucedió la noche del accidente?
-No hay mucho para contar pequeña, pero si eso es lo que quieres no habrá problema.
-Ven Derek, acompáñame a buscar unas galletitas que tengo en la alacena.-Dijo Brett tratando de proteger al niño de cualquier parte de la historia que sea muy fuerte como para que él escuche.
-Aquella noche de la cena, al momento de que subiste las escaleras sonó mi teléfono y me anunciaron que debía asistir de urgencia. Así que me fui y en la casa sólo quedaron Sam, Derek, Matt y tú.
Lo que Matt me dijo fue que como la habitación que está aún lado del baño es la de mi hijo menor, el ruido de tu caída se escuchó perfectamente, por lo que pudo asistirte de inmediato.
Le pidió a Derek que se quede en la habitación y que no salga de allí, y con la voz elevada le pidió a Sam que llame a la ambulancia.
Matthew tomó unas toallas y cubrió con éstas tu herida con la intención de parar el curso de la sangre.
Pasaron varios minutos por lo que para no seguir perdiendo tiempo te tomó en sus brazos y te llevo corriendo a la entrada del edificio para que puedan subir al vehículo. En el momento que abrió la puerta principal del lobby, vio que la ambulancia estaba estacionado en la entrada. Él subió contigo, y mientras iban camino al hospital me llamó para que los esperará allí y también a Sam para que le comunique a Richard. Dejaron a Derek en la casa de su antigua niñera, la señora Philips, y en el auto de Sam se dirigieron al centro médico donde te encontrabas.
-Sus hijos son personas increíbles señor Bellington.
-Tu también lo eres Kenya.
Un sonoro pálpito se apodera de su corazón, pupilas levemente dilatadas y un sutil brillo en los ojos. ¿Qué es eso que siente? ¿Qué se apodera de ella? ¿Felicidad? Que sentimiento más corriente para todos nosotros, y aun así, banal y ajeno para alguien que se casó con la angustia.
Talvez eso bueno que ella sabía que llegaría estaba comenzando. El hecho de haberse cruzado con personas tan maravillosas como la familia Allen y la familia Bellington le cambió la forma de ver a las personas y de verse a si misma. Sabía que ya no estaba sola y que ya no lo estaría.
Aquella misma noche los muchachos Bellington irían a la casa de los Allen, ya que entre Bruno y Brett organizaron una cena para levantarle en ánimo a Kenya porque ese día su madre se fue nuevamente a su hogar con su hija menor y con la rutina.
- Me gustaría realizar un brindis en honor a Kenya, que goza de plena salud y por los héroes Christopher, Sam, Matthew y por supuesto Derek.-dijo Richard alzando una copa de vino con la intención de que los demás presentes imiten su acción.
Matthew también se unió al brindis con su cerveza pero, como era de esperarse, estaba del otro lado de la sala recostado a la pared, y solo.
#32042 en Otros
#2769 en No ficción
#48553 en Novela romántica
violencia de genero, amor asesino, amor accion sangre mafias peligro sexo
Editado: 16.07.2018