-Hace unos meses, terminé una relación con un chico llamado Dylan Copper, en la que fui víctima de violencia tanto física como verbal.
Él es mi peor pesadilla y la de cualquier persona que se cruce en su camino. Es un drogadicto y alcohólico al que tenía que rogarle para que me dejara ir a ver a mi madre y a mi hermana porque me apartó de todos mis familiares y amigos.
No me dejaba salir si no era con su compañía. No podía tener amigas ni mucho menos amigos. Ni siquiera trabajaba porque él no me lo permitía.
No quería que hablara con nadie y me revisaba el celular constantemente porque decía que yo le era infiel con otros hombres. Pero no era así, yo vivía asustada y la mayor parte del día tirada en la cama llorando del dolor por los golpes que me había dado por la noche.
La última vez que lo vi, me levanté de la cama como pude y fui a la sala. Él estaba durmiendo en el sofá tras haber llegado de alguna borrachera de fin de año, emanando un terrible olor a tabaco y alcohol. Por lo que tomé las llaves de la casa y salí corriendo al hogar de mi madre. Fue allí cuando me contacté con Brett y le pedí que me hospedara aquí un tiempo. Pensé que se olvidaría de mí y me dejaría vivir tranquila de una vez, pero no fue así. Ahora temo por mi vida pero principalmente por la de mi hermana. Tan pequeña... ¡Debe estar muy asustada!
-¿Has llamado a la policía?-Dijo Richard
-Me cansé de hacerlo... Pero nadie me hacía caso, se reían de mi en mi propia cara. Por el hecho de que su tío es el jefe cree que puede hacer lo que quiera con las personas.
-¿Y un abogado?- Acotó Bruno
-No tengo dinero para eso. Además el tío de Dylan podría pagarle para que no le haga un juicio y fin de la historia.
-Asuntos internos de Nueva York se hará cargo cariño, no te preocupes.
-Espero que puedan hacer algo Christopher, estoy desesperada.
-Llama a tu madre y pídele que te explique exactamente lo que pasó-Dijo Matt.
-Mamá, soy Kenya, escúchame bien. Cuéntame todos los detalles y por favor, no llames a la policía, es en vano.
-¿Cómo estás hija, estás bien?
-Si mamá ¿Tú cómo estás?
-¿Cómo imaginas que estoy? Asustada, no sé qué hacer ni a quién acudir, sé que con la policía no cuento.
-¿Puedes contarme todo lo que paso?
-Ponlo en altavoz-susurró Sam
-Llegué del aeropuerto y tomé un taxi a casa. Cuando entré, noté que no había nadie y supuse que talvez estarían en la casa de la vecina a quien dejé a cargo a Libia. Me atendió y me dijo "Vino el novio de Kenya ayer y dijo que arregló contigo que se llevaría a la pequeña. Supuse en ese instante que talvez él junto a la niña viajarían a Nueva York, no desconfié de él porque no era un desconocido de la familia."
Hija no se qué más hacer, no sé dónde buscar ¡Estoy devastada!
-Mamá tienes que estar tranquila. Te prometo que la vamos a encontrar sana y salva.
-¿Me pasas con tu madre?
-Claro señor Bellington.
-Hola Grace, habla Christopher Bellington. Lamento mucho por lo que esta pasando y estoy al tanto de que la policía de San Francisco no hará nada al respecto, pero no te preocupes por eso. Junto con mi gente nos vamos a encargar de reencontrarte con tu hija y meter a la cárcel uno por uno a esos bastardos corruptos.
-Muchas gracias por su ayuda, y Christopher una cosa más. Cuida mucho a mi hija, porque a Libia no es a quien quiere, es a Kenya.
-Lo sé Grace, así sí será.
-Muy bien, esta será una noche muy larga.- dijo Christopher
-Sam, reúne al equipo. No podremos hacer esto los tres solos.
-Brett m, pediré un vuelo para mañana temprano para ti y para un policía de nuestra estación para que no estén solas por si algo pasa. Estoy segura de que Grace querrá compañía.
-Matt, lleva a Kenya a la oficina.
-¿A la principal?- preguntó su hijo.
-No, será mejor que a la provisoria. Ningún oficial tiene que enterarse, porque podrían pasar el caso a la Policía de San Francisco y quedaría todo en el olvido.
-Disculpe Señor Bellington, pero creo que va a ser mejor que sea yo quien vaya con mi madre.
-Claro que no. Eso es lo que deben estar esperando. Si éste muchacho tiene gente comprada en este momento deben estar vigilando la casa y el aeropuerto.
Aprovecharemos que ese tal Copper no conoce a Brett.
-Yo cuidaré al pequeño Derek, Christopher-dijo Bruno señalando al sofá donde el niño dormía
-Muchas gracias.
-Mantennos al tanto de lo que sepan Chris-Dijo Richard
-Así será. Muchachos, es momento de irnos, ya saben que hacer.
¿Por qué Christopher Bellington no había dicho antes que era policía?
Las manos de Kenya seguían temblando, pero ya estaba un poco más calmada.
Habían tantos misterios en una sola habitación y nadie era cien por ciento sincero. Ahora no importaba de quien recibía ayuda, lo más importante era encontrar a su hermana lo antes posible.
Brett abrazó a su amiga muy fuerte y la besó en la mejilla. Luego de eso, Kenya y Matt salieron en automóvil.
-Nunca debí haberme ido. Si me hubiera quedado en casa de Dylan nada de esto hubiera pasado. Sólo arrastre a mi hermana a toda esta mierda.- Enfurecida dio unos duros golpes a la puerta del transporte.
Matt, sólo guardaba silencio y se concentraba en manejar. Se lo veía pensativo y sobre todo muy serio.
Kenya posó su cabeza en la ventanilla y con la misma fuerza con la que apretaba sus ojos, apretaba también el cinturón de seguridad de sólo imaginarse por el horror que Libia podía estar pasando.
-Llegamos. -dijo Matthew tratando de sacar a Kenya de aquel transe, pero pareció inútil.
-Tranquila, hemos resuelto miles de casos extorsivos cómo éste. Ten fe en ...
-No soy creyente. -interrumpió Kenya.
-Iba a decir que tengas fe en el equipo de Asuntos Internos. -Dijo sacando su placa de la guantera del auto y colgándosela en el cuello
-¿Desde cuándo son policías?-Dijo Kenya molesta aún por haber ocultado aquella información.
-Baja, nos están esperando. - Dijo Matt evadiendo su pregunta.
#32028 en Otros
#2765 en No ficción
#48508 en Novela romántica
violencia de genero, amor asesino, amor accion sangre mafias peligro sexo
Editado: 16.07.2018