Me costó mucho conciliar el sueño pero finalmente pude descansar, quizás era por los nervios, nunca tuve una cita y esta era la primera vez que iba a salir con un chico.
Fue el sonido del despertador el que me despertó, me di media vuelta en la cama y mire la hora, eran las 10:00 am, rápidamente me levanté y me puse a buscar la ropa indicada para la cita que tenía con Iz después de clases.
Obviamente debía llevar la ropa guardada en un bolso y cambiarme antes de salir de la escuela, ya que para ingresar al establecimiento educativo debía hacerlo con el uniforme que dicho establecimiento ordenaba.
Entre las prendas elegidas se encontraban dos vestidos los cuales más me convencieron, uno era rojo y el otro blanco, ambos traían unos detalles muy hermosos que eran adecuados para la ocasión, mi primera cita.
Finalmente opte por el vestido rojo, el blanco lo había usado noches atrás para ir a la fiesta, ahora solo faltaban unos zapatos, pero había un problema, solo tenía dos pares de zapatos los cual usaba para momentos especiales, actos de la ciudad, o actos de la panadería, cumpleaños etc.
Debido a aquella situación, decidí hablarlo con mi madrina. Salí de mi habitación, sabía que ella estaría en la planta baja ya que con mi padrino se turnaban para atender la panadería.
- Madrina – susurre al verla desde la escalera.
- Hola Melania, buen día – contestó ella mirándome mientras yo bajaba los últimos escalones.
- Necesito hablar contigo – conteste.
- Si, dime – contestó mi madrina.
- Como ya sabes, hoy es la cita con Iz, y no tengo zapatos que combinen con mi vestido rojo – dije con tono frustrante.
- ¿Qué talla tienes? – me pregunto mi madrina.
- Calzo treinta y seis – conteste.
- Ah, casualmente igual que yo – contestó ella y sonrió.
- Pies pequeños – dije con una sonrisa.
- Mira, déjame ver, hay un par de zapatos que casualmente son de color rojo y negro, me los regaló tu padrino hace unas semanas atrás, pero no hay ningún problema en que los estrenes tú, aparte es una ocasión especial – contestó ella.
- ¡Te adoro madrina, me salvaste! – Exclame, muy emocionada.
Al subir ambas al primer piso donde se encontraba la habitación matrimonial, mi madrina entra a su ropero el cual era un vestidor, donde se podía ingresar y allí veías toda la ropa, zapatos, zapatillas, vestidos.
De una caja, sacó otra caja aún más pequeña donde se encontraban los zapatos. Al abrir la caja, vi los zapatos, eran hermosos, todo rojo con una flor negra, combinaban con mi vestido, ya que este era todo rojo ajustado el cuerpo y traía un cinturón en la cintura con una flor negra también.
- ¡Son hermosos madrina! – exclame.
- ¿Te gustan? – preguntó ella.
- Me encantan, gracias madrina.
- Solo puedo prestarlos, ya que fue un regalo – contesto ella.
- Si, apenas llego a casa hoy por la noche y te los devuelvo.
- Ah Mel, con respecto a tu cita de hoy, por favor no vengas muy tarde – me dijo mi madrina.
- Tranquila madrina, tu dime que horario quieres que esté en la casa y así será.
- A las 00.00 am, ya tienes que estar aquí
- Así será madrina, lo prometo – conteste
Al salir de allí con los zapatos, me fui a mi habitación y empecé a guardar el vestido en el bolso y los zapatos, también guarde una gargantilla la cual me había quedado de mi madre y unas pulseras que mis amigas me regalaron.
En un momento se escucha el ruido de la puerta, claramente era alguien golpeando.
- ¿Quién es? – pregunte mientras me acercaba a la puerta.
- Soy yo – contestaron.
- ¿Quién yo? – conteste con un tono más alto de lo normal.
- Zara – contestan
-¿Qué necesitas? – conteste del otro lado de la puerta.
- ¿No vas a abrirme? – pregunto ella.
- Si, Zara, dame unos segundos y te abro – conteste.
Rápidamente empecé a guardar todo para que ella no viera nada, claramente el día anterior me había amenazado, y sin dudas era amiga de Briseida.
Al terminar, me acerque a la puerta y gire la perilla.
- Adelante, pasa – le dije, mientras ella miraba su celular.
- Por poco tengo que pedir turno para hablar contigo – contesto.
- ¿Qué quieres Zara? – pregunte.
- ¿Sales con Izaro hoy? – preguntó ella.
- ¿Por qué? – pregunte.
- Contesta primero mi pregunta Melania, ¿Tienes una cita con él, sí o no? – insistió.
- Si Zara, hoy tengo una cita con él – conteste.
- Entonces era verdad todo lo que dijiste anoche en la cena.
- Claro que era verdad ¿Cuándo me escuchaste decir mentiras? – conteste.
- Mucha suerte hoy entonces – contestó ella
- Espera – le dije.
- ¿Qué sucede? – pregunto.
- Fue Briseida la que te mandó a preguntar ¿verdad?
- No, no, para nada, solo que me quede con la duda anoche de que si era verdad o no, por eso vine a preguntarte personalmente, yo no soy títere de nadie. – contesto media enojada.
- Ok, ok, no era para que te enojes.
- No me enoje, solo que me molesta que siempre pienses que mis intenciones contigo no son buenas. – contestó mientras caminaba hacia afuera.
Decidí no contestarle nada y seguir con lo mío, al irse ella, cierro nuevamente la puerta. Estaba muy ansiosa por lo que iba a pasar esa tarde.
Finalmente se hizo la hora de ir a clases, como todos los días fui a esperar el colectivo que me deja cerca de la escuela, pasaron unos cinco minutos hasta que por fin pude tomarlo. Al bajar del transporte, a lo lejos ya las veía a mis amigas esperándome, mientras más me acercaba, más sentía que mi corazón iba a explotar de la emoción que tenía de contarles todo lo sucedido, y obviamente lo de la cita también.
Al estar a solo unos metros de distancia de ella, exclamé diciendo.
- ¡Amigas!
Al verme, se acercaron y con un abrazo grupal nos saludamos.
- Estoy muy emocionada – les dije.
- ¿Cuál es el motivo, razón o circunstancia para ello? – preguntó Dana.