Desde que me dicen Dorge

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     Fusno estuvo consternado por mucho tiempo, entonces nos unimos más que nunca. Porque hay tristezas que nos acompañan toda la vida, pero eso no significa que no podamos ser felices.

     Según yo, hay que amar las cosas como vienen, cómo somos y cómo es el mundo. Hay que tener miedo para ser valientes, hay que aprender a hablar sin palabras y de todas las formas  posibles, hay que fluer, hay que soñar y hay que alimentar todas las semillas que plantamos en nuestros corazones, hasta que nos crezcan flores amarillas en el pecho.

     Cada vez que veo los ojos de Fusno, me encuentro con Ducy. Por eso, sé que él la encuentra en todos lados.

      Hoy, todos me dicen Dorge. Me alegro de un día en la universidad haber tenido tanto miedo que de me pedó da dengua al padadar… Perdón, quise decir… Bueno, ya me entendieron. 

     ¡Ah!, una última cosa: le hice caso a Ducy. Por navidad, le regalé a Fusno una espantosa araña que, al verla, casi hizo que me desmayara. Y aunque creo que le caigo bien, lamentablemente, a los niños les encantó...   

 

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En el texto hay: magia, infantil, familia con magia

Editado: 16.12.2023

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