Deseo prohibido

5

Eran las seis de la mañana y se fueron todos al auto de Juan. El cielo estaba apagado, pero no se sabía si era por culpa del invierno o por la lluvia que, muy pronto, surgiría.

Lucía se subió arriba de Valentín, Raquel arriba de Manuel y Florencia arriba de Camilo, después estaba Rodrigo adelante y Juan manejando. Camille observó que ella no tenía lugar, así que solo decidió hacer la pregunta que le daba miedo realizar.

—¿Y yo? No puedo ir en el techo —comentó con diversión Cam, mirando a Juan con seriedad.

Ella sabía la respuesta, pero le daba miedo aceptar algo que solo podría adivinar. Siempre se repetía a sí misma que no debía suponer nada de otro humano, pero a veces eso se le olvidaba. Se sorprendió al darse cuenta de que no se sentía capaz de llamar a su padre para que la fuera a buscar, teniendo en cuenta lo que le había dicho su padre antes de ir al boliche. Estaba esperando que el silencio se terminara, pero no sucedió hasta que emitió un suspiro sonoro de sus labios y atrajo la atención de Juan.

—Arriba de Rodrigo —respondió Juan.

Camille observó a Rodrigo y se dio cuenta de que él la miraba con una sonrisa de boca cerrada. Aquello le resultó aburrido, pero no emitió sonido alguno para él, sino para los demás y dijo:

—Qué malditos. —Abrió la puerta y se quedó quieta esperando—. Qué lindos mis amigos.

En un suspiro antagónico, Camille decidió hablar con los demás para poder tener otro espacio, pero sus amigos se negaron a la idea que le surgió. Por un instante, ella pensó que nadie la quería y que todos se estaban burlando de ella, no quería volver el tiempo atrás y recordar cuando sus amigos o, mejor dicho, sus enemigos se burlaban de ella por diferentes cosas: su cabello, sus ojos, a veces, por su peso y otras no tan lindas por la ropa que solía usar en ese tiempo.

—¿De qué te quejas? Si es obvio que querés estar arriba mío.

Escuchar a Rodrigo hablarle de ese modo, hizo que Camille lo mirara del modo más horrible que pudo verlo y se subió. Lo miró sin comprender hasta que entendió que sí, ella estaba exagerando. Rodrigo, por otra parte, solo observó por la ventanilla.

—Solo tené cuidado, eh —Le susurró, haciendo que le dieran escalofríos.

Todo en el lugar terminó diferente a lo que ella había imaginado, pero dio las gracias a sus amigos por hacer el viaje tranquilo y llevadero. Quizás había mucho para hablar y sí lo había, pero cada pregunta era divertida y no algo tonto para pasar el rato. Le hicieron un par de preguntas sobre el pasado, a lo que Camille solo respondía con lo que había ensayado una vez con su madre. “Si alguna vez te preguntan del pasado, solo tenés que inventar. Decir lo que te hubiera gustado vivir en esa época. Tenés que pensarlo mucho, ya que no poder ir cambiando las versiones cada vez que quieras. Eso puede llamar la atención”. Dijo su madre, a lo que ella decidió preguntarle: “¿Por qué debo mentirle a esas personas que, se supone, llamo amigos? ¿No deberían saber la verdad?” aquella pregunta rompió por completo el corazón de la mujer, hizo que se replanteara todo lo que había vivido, pero ya eta demasiado tarde para ella, por lo que pensó en darle una buena respuesta para su hija y que ella sí pueda usarla: “No mientás, pero tampoco digas la verdad. Tenés que ocultar la verdad con cosas lindas. Ponele color rosa, dibujá rosas y unicornios donde había muerte y dolor”. Desde ese momento, Camille supo que no podría demostrarse como era, sino que debía ser lo que otras personas querían para seguir viviendo.

Los pensamientos de la joven la enviaron a esos tiempos y pudo olvidar por completo el hecho que la atormentaba hace casi cuarenta minutos atrás. Escuchó el sonido de la lluvia caer contra los vidrios del auto y eso la despertó, miró por la ventanilla, sabiendo que muy pronto llegaría a su casa. Rodrigo se mantuvo firme ante la posibilidad de poder hablar con Camille sobre otras cosas, pero solo procuró escuchar la conversación de sus amigos sobre el partido de Nueva Chicago y que, según ellos, iba a perder tres a dos; sin embargo, creyó que el equipo estaba mejorando y que si lo deseaban, ellos podrían ganar al conjunto visitante. Los chicos propusieron ir a una cancha para hacer un partido entre amigos un sábado o quizás un domingo, pero Camille y Rodrigo se negaron rotundamente a la idea, ya que esos días, para ellos, eran muy importantes y solo podían pasarlos en familia.

El conductor detuvo el Chevy justo donde el Señor le había pedido, cerca del Hotel Huntington, ese hotel llevaba abandonado desde 1984. Era el mejor lugar para cobrar los tratos y hacer de las suyas. El Señor sabía que ese lugar era perfecto en su tiempo, pero que ahora estaba todo destruido: las maderas estaban podridas y el piso crujía con cada pisada; las paredes tenían grafitis y algunas tenían frases para asustar al público, frases como las siguientes: El que entre a este lugar estará maldito por el resto de su eternidad. Maldigan a los que lograron irse, pero sus almas quedaron atrapadas. No olvidemos a los pobres que dieron su vida por la nuestra. Alguna de las frases eran entendibles, pero otras solo parecían amenazas sin sentido.

Un estruendo obligó al Señor a observar por la ventana y notó que otro auto había estacionado, allí se dio cuenta de que el tipo ya había llegado. Lo vio y no lo reconoció, pero se dio notó que este tenía un arma, ya que no sacaba la mano del bolsillo de su impermeable; ese hombre se llamaba Kevin, al menos, tenía cuarenta años, cabello negro y mirada verdosa. El Señor lo iba a saludar, pero en vez de eso solo optó por sonreír, ya que de ese modo, Kevin no se iba a sentir tan asustado y funcionó, ya que Kevin sonrió y luego decidió entablar la conversación que iban a tener.

Hace unos días, Ferraioli le había pedido unos papeles importantes para poder hacer que su hijo tuviera una nueva vida, pero para eso necesitaba a Kevin. Ese hombre tenía asegurada la libertad de su hijo, así que él iba a actuar de un modo correcto y trataría de no hacer nada malo. Ya calculó, dentro de su cabeza, las diferentes maneras en las que podría acabar con ese maldito si hiciera algo indebido, pero también supo que si lo hacía iba a perder la única oportunidad de darle a su hijo una mejor vida que la suya.



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En el texto hay: traicion, mafia, venganza

Editado: 26.05.2022

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