Luego de esa tarde regresé a mi casa demasiado feliz, sentía un peso menos de encima, es como si de alguna forma me hubiese liberado de aquellos sentimientos que tanta carga generaba en mis hombros.
Entrando por la sala me di cuenta que estaban almorzando, mi madre no me dijo nada, tan solo me vio pasar, no me preguntó nada, así que simplemente procedí a abrir la puerta de mi habitación.
–¿Por qué no saludas? – Mencionó con enojo –Siempre debes saludar a tus mayores.
Al regresar la mirada pude observar cómo no me estaba observando, por el contrario, era mi padrastro quien me observaba con desprecio y con las manos cruzadas.
–……– Apreté mi puño –Si me vas a recibir de esa manera mejor no me recibas– Desvié mi mirada –No tengo por qué saludarte… menos a él.
Abrí la puerta y entré de inmediato dejándola con seguro. Mi respiración estaba muy alterada, mi corazón palpitaba como si hubiera corrido una maratón y mis ojos estaban sumamente llorosos, sin embargo, lo había dicho… le había hecho saber mi descontento con esta situación, le di a entender mi odio hacia él.
Lo hice…
Aun con mis piernas temblando lo hice…
Dejé caer mi mochila al suelo a la par que mis piernas las cuales ya no eran capaces de mantenerme en pie. Nada había cambiado y probablemente nada vaya a cambiar por un buen tiempo, pero al menos pude decirlo, pude expresar mis sentimientos reprimidos no una si no dos veces.
–Debo ser fuerte…– Sujeté con fuerza mi camisa con ambas manos –Sopórtalo… debes soportarlo, por ella… hazlo por ella… por nadie más– Mis ojos llorosos derramaron lágrimas –Por nadie más…
Volví a encerrarme en mi habitación con la intención de evitar salir por el resto del día, pero a diferencia de otras veces, esta vez decidí ponerme a estudiar, mis calificaciones eran sumamente bajas y debía hacer algo al respecto o por el contrario me iba a quedar de año. Pasé toda la tarde estudiando y poniéndome al día en las materias que estaba atrasado, era sumamente fastidioso y cansado, pero poco a poco debía hacerlo, para demostrar que puedo, que soy fuerte.
Desde este punto de mi vida fue cuando comencé una lucha intensa por ponerme al día en las materias, me esforcé mucho junto al que era para este entonces mi mejor amigo, él me apoyaba bastante, me daba alientos para que cada día regresara a casa con ese deseo de superarme, sin lugar a dudas, se convirtió en una persona demasiado importante para mí ya que sin él… quizás me hubiera dado por vencido un tiempo después de aquel día en la casi atravieso ese cuchillo por mi garganta, gracias a él… puedo seguir luchando.
El tiempo pasó volando, no me di cuenta en qué momento habían transcurrido los meses restantes para que el año por fin terminase, es increíble, casi ni pareciese que aquellas largas horas de clases… se redujeran a simplemente nada.
Hoy era el último día de clases, estaba sumamente emocionado. No lo dije antes, pero tan solo dos días después de aquel momento donde le conté a mi mejor amigo sobre mi situación, aquella chica que decía conocerme desde la escuela, me escribiría por mis redes sociales con la intención de seguir conociéndome mejor. Desde ese entonces nos hemos mantenido en contacto y quedando de vez en cuando en los recesos para comer juntos, ¿A que quiero llegar con esto?, simplemente decir… que en este último día de clases me citó a que la espere en la parte trasera de las aulas, en un gran árbol que daba sombra a una pequeña cancha de futbol, por esa razón estaba sumamente emocionado.
Ni bien sonó la campana le dije a mi amigo que se adelantara a la salida, ya que tenía un encuentro pendiente. Esto hizo que me comience a molestar, lo típico en los amigos, molestarlo cuando va a tener un encuentro amoroso o similar.
–Bien entonces te espero en la puerta principal– Mencionó con una sonrisa.
–Está bien– Sonreí mientras salíamos del curso.
–¡¡Ánimos campeón!!
–¡¡No lo grites!! – Respondí avergonzado.
Ante este pequeño momento de vergüenza, procedí a dirigirme hacia la parte trasera de los cursos, llegando al gran árbol que tenía el colegio. El ambiente era sumamente hermoso, el sol, era intenso, sin embargo, mantenerme debajo de este árbol viendo como los rayos del sol no consiguen entrar en mi espacio era simplemente fenomenal, la brisa estaba muy fresca, el viento que pegaba en mi cabello me hacía sentir muy relajado, bastante tranquilo y de alguna manera… feliz hasta que ella por fin llegó.
–Llegaste…– Susurré observándola.
Estaba de pie observándome con una sonrisa, el viento hacia mover su cabello y sus ojos brillaban como nunca antes.
“Es hermosa” … pensé en ese instante.
–¿Cuánto llevas aquí? – Cuestionó mientras se acercaba con una sonrisa.
–No mucho que digamos…– Dije algo sonrojado –“No importa mientras seas tu” – Pensé
Es un poco difícil de creer, pero todo este tiempo ella realmente se a intentado acercar a mí, siempre me envía un mensaje por las noches y hablamos de cualquier cosa en general, aunque en persona ella en realidad es demasiado callada, casi no me dirige la palabra, pero siento en lo poco que habla un gran cariño y eso es más que suficiente para mí.
Ella se puso a la par mía y ambos tomamos asiento sintiendo la sombra de aquel gran árbol, dejando que el silencio y la frescura del viento nos envuelva por completo. Era sin duda una situación muy tranquila, pero romántica para mí, el simple hecho de estar a su lado sintiendo el calor que desprende de su cuerpo, hacía de este momento uno increíble.
–Alex…– Observa fijamente –Ten– Extiende su mano.
Me estaba dando una carta, que a simple vista se veía muy cuidada y también bastante colorida, la verdad que me emocioné mucho cuando me la mostró.