GAARA ONCE

Habían pasado varios días desde que Gaara y Naruto se refugiaron en la casa de campo de éste último.

Gaara estaba en calma total, su memoria iba despertando poco a poco. Todos esos recuerdos estaban relacionados con su amado Naruto y su forma de actuar.

Al pelirrojo le gustaba mucho cocinar, preparándole su plato favorito. Comenzaba a ser aquel que una vez fue, pero sus lagunas mentales seguían atormentandolo, en especial de noche.

No obstante su amado novio estaba allí para calmarlo y ayudarlo a retomar la tranquilidad deseada.

Hacían caminatas diurnas, cabalgatas y lo que más les encantaba, amarse en el jardín, bajo las sombras de los árboles, en la pileta y hasta junto a la chimenea encendida durante las noches.

En su mente aparecían imágenes de él y su amado dorado, quien estaba muy pero muy angustiado por algo que él había visto sin querer.

Recordó que Naruto estaba en extremo nervioso, le hablaba tan rápido que se le trababan las palabras. Su palidez era mortal.

Fue recordando cómo él lo abrazaba intentando calmarlo, debido a que no entendía nada de lo que le estaba diciendo.

Cuando pudo lograrlo, Naruto le dió la razón en todo. En su mente fueron apareciendo las múltiples imágenes de ese momento.

Ambos se encontraban en la habitación de Gaara, su amado lloraba con gran desesperación. Era evidente que tenía terror.

Le mostró el video que había filmado con su celular tras ser testigo de una conversación entre mi padre y su amigo el psiquiatrico.

Aquel recuerdo comenzó a alterarlo, porque otras imágenes se agolparon en su mente. Imágenes donde él era testigo, de cómo su madre enfrentaba a su padre en defensa de el, Gaara.

Su madre era la única que lo quería, ni siquiera sus propios hermanos lo aceptaban. Se habían dejado manipular por su padre, quien le gustaba golpearlo, encerrarlo y denigrarlo. Si no fuese por su madre, su padre lo habría matado hace tiempo.

Pero las imágenes que se agolparon en su mente eran enloquecedoras. Vió a su padre golpear a su madre con una de las estatuas que adornaban el living.

Vió cómo la cabeza de su mamá se partía y ella se desplomaba sin vida al suelo. La desesperación que lo invadió, lo llevó a atacar a su padre, empujándolo con fuerza. Le quitó el arma homicida para arrojarla lejos.

Recordó haberse arrodillado ante el cadáver de su madre, llorando a más no poder. No soportaba la sola idea de vivir sin la protección de su mamá.

—Asesino — susurró y miró a su padre llorando — ¡Asesino! ¡¿Por qué la mataste?! ¡¿Por qué?! 
—Es tu culpa por existir maldito bastardo — le respondió con frialdad — Y te informo que aquí el único asesino eres tú. Bastado.

La respiración se le entrecortó, aquellos recuerdos lo alteraron a más no poder. Naruto supo que lo necesitaba y acudió a él. Lo abrazó con fuerza intentando calmarlo.

— Mi amor lo recordé....lo....lo...lo recordé....por dios lo recordé todo. No....dios mío no....
— Calma mi amor, aquí estoy a tu lado.

— Fue mi padre....él mató a mi madre. Y tú....tú....lo filmaste confesandoselo a un amigo suyo....mi amor....tú tienes las pruebas....

Gaara se sentía enloquecer, en verdad no resistía aquello. No podía soportarlo, por dios que no.  Naruto lo abrazaba para contenerlo.

— No dejaré que te enloquezcan mi amor — le decía Naruto — Así que siempre estaré contigo. Necesitamos denunciar a tu padre pero con pruebas sólidas.

— No me creerán ¿verdad? Él me neutralizó maldita sea.
— Las pruebas lo condenan mi amor. Además mató a mi gemelo Menma. Pero su muerte fue un error. Yo debía morir.
— No digas eso nunca más Naruto, te necesito mi amor.

—Pero Menma murió en mi lugar mi amor y...me duele mucho....muchisímo. 
— Mi padre mató a mi madre, la única que me quiso de verdad y me protegía. ¿Cómo crees que me siento yo, Naruto? Desbastado. Además mi padre me quiere enloquecer, culpandome de asesinatos que nunca cometí.

Gaara se sentía desfallecer, no soportaba más vivir aquello. Sabía que antes de tener que volver a ser encerrado en el psiquiátrico, prefería estar muerto. Y eso sería lo que precisamente haría. Matarse.

Naruto conocía perfectamente lo que pensaba su amado pelirrojo. Pero no estaba dispuesto a permitir que eso pase.

— Denunciaré a tu padre por esos dos crímenes mi amor, no permitiré que te vuelva a emcerrar. Limpiaré tu nombre. Solo te pido....por favor mi amor....no sucumbas a la locura y....no pienses en la muerte....no me abandones así.

Gaara lo besó con amor, mientras lo abrazaba. Ambos estaban sentados en el sillón frente a la chimenea cuyo fuego les brindaba calor.

Gaara estaba sentado y sobre de él se encontraba su amado Naruto, a quien rodeaba con sus brazos. Fuera era de noche ya.

El pelirrojo estrechaba con fuerza a su amado rubio, mientras su mente recordó todo. Su padre lo culpó de errores que cometió él mismo. Siempre había dicho que él, Gaara, no era su hijo. Que era el fruto de la infidelidad de su madre. Por eso la asesinó aquel día.

Además, Gaara recordó haber leído las pruebas de ADN que su padre y él se hicieron, probando así que su padre tenía razón. Él no era su hijo.

También recordó que su madre le decía que su verdadero padre estaba muerto. Por eso, ahora él se sentía desesperado. Todo ésto le contó a su amado rubio, quien sabía gran parte de aquello pero no todo.

— Mi padre se está vengando de los errores de mi madre en mí. Y me está matando mi amor, me desintegra por dentró.

— Te dije que no dejaría que eso pase mi amor. Ahora que recordaste todo llegó el momento de dar el siguiente paso. — Naruto volteó para mirarlo a los ojos — Pero necesito de tu amor, de tu fuerza interior y....

— Tranquilo — el pelirrojo lo acariciaba con amor — Lo haremos juntos. Solo ayudame a seguir aquí.
— Te curaré el alma antes de atacar a tu padre.

Gaara lo besó con pasión, mientras acariciaba su miembro, sintiendo cómo se iba endureciendo poco a poco. Su exitación fue en aumento hasta desesperarlo.