Desiciones Que Matan

Capítulo 30

Leila

Hace unos segundos reconocía las calles por las que pasamos pero después de unos minutos las desconozco, no sé en que punto estamos. He intentado reconocer las calles pero no es el caso.

-¿Aun no reconoces estas calles?

Lo miro extrañada.

-¿Debería de reconocerlas?

Simplemente se pone a reír.

-Naciste en este barrio.

Y ahora recuerdo lo que me ha dicho Rogelio crecí en las calles más prestigiadas de este pueblo.

Alex quiere decir algo más pero elige quedarse callado, observo las calles tratando de recordar algo pero siento que los recuerdos están siendo bloqueados, una vez leí que el inconsciente se encarga de guardar todos los momentos tristes y dolorosos que ha pasado la persona otras veces son recuerdos innecesarios que la persona no necesita y que a veces solo se llega a manifestar en el sueño pero de acuerdo a un artículo los sueños son los deseos de la persona.

Después de casi un minuto o una hora de camino, de frente de nosotros se encuentra un portón y al lado de Alex un intercomunicador.

-¿A quién desea ver?

-Vengo con Leila Baltodano -  Alex me mira por unos segundos – la legitima heredera.

¿Qué rayos? ¿Heredera? ¿Pero de qué?

Estoy a punto de preguntarle pero el portón es abierto, Alex conduce hasta la entrada de la casa, deteniendo el auto en ella.

-Adentro tendrás más respuestas de la que has ansiado.

No lo pienso ni dos veces, me bajo del auto, Alex camina a mi lado y es ahora que observo a un señor esperándonos.

-Bienvenidos, está en la sala principal esperándolos – el señor no pasa de unos cincuenta y seis años – es un gusto volver a verla señorita.

Se adentra a la casa así que lo seguimos, observo el pasillo se encuentran algunas fotos, algunas de ellas son de una niña o dos y el resto se trata sobre niños. Nos adentramos a la sala principal y en el sofá individual nos está esperando una señora de unos treinta y ocho o cuarenta años.

La veo más detalladamente y tan solo noto algunos rasgos de Fernando y Axel pero lo que más me sorprende es el parecido que tenemos ambas, es de cabello negro pero con algunos mechones de color castaños, sus ojos son verdes pero de pronto dan a un color gris, es delgada, bronceada.

Me duele la cabeza y de pronto recupero algunos recuerdos, veo a Rogelio junto con Fernando y Axel jugando en esta sala, me veo de pequeña jugando en la entrada de la casa persiguiendo a un perro, veo a William jugando conmigo. Cierro los ojos por un momento y enfoco mis ojos en la mujer que tengo de frente.

-Veo que has recuperado algo de tu memoria, Leila por favor toma asiento – Alex me ayuda a sentarme ya que me siento algo mareada.

Alex me sirve un vaso con agua, lo tomo sin dejar una gota en el vaso.

-Por lo poco que recuerdo, yo crecí en esta casa – la mujer solo me observa con cariño - ¿Cuál es su nombre?

-Mi nombre es Emily – tu verdadera madre se llama Emily, ella es – Emily Berry.

-Tú eres…

 No termino la frase, siento un pequeño nudo en la garganta y tengo la necesidad de llorar.

-Por fin estamos juntas mi pequeña hija.

William

Estoy demasiado tranquilo, durmiendo plácidamente cuando de pronto siento algo helado mojándome la cara, me levanto de un sobresalto y veo a Casandra con una jarra de agua. Me paso la mano por la cara para retirar restos del agua.

-Me puedes decir ¿Qué rayos te pasa? Me hubieras despertado de otra manera.

Salgo de la cama antes que esta mujer me tire ese envase de vidrio a la cabeza.

-Alístate tenemos que regresar con tus padres, Leila y Alex no están por ningún lado.

Si antes tenía alguna pereza pegada, pues se acaba de esfumar.

Observo a mi novia antes de escoger las palabras adecuadas - ¿Cómo rayos esos dos se fueron? Leila no debe de confiar en nadie.

-No sabemos lo que ha pasado, simplemente dejo una nota, Rogelio tiene que ir con Axel ya que le ha diseñado un celular igual que el de Leila.

No digo nada más, una vez bañado y vestido bajo las escaleras con Casandra a mi lado, Yariela está preocupada, José trata de tranquilizarla sin éxito alguno de un momento a otro escucho como es destrozada una habitación y teniendo en cuenta de donde proviene el ruido es la biblioteca.

Me dirijo a la biblioteca y se de sobra que Casandra está pisándome los talones, al entrar lo primero que veo es a Rogelio esta como loco tirando todo al suelo, rompiendo y destruyendo todo lo que está a su paso.

-Pensé que todo se había arreglado entre nosotros – Casandra y yo guardamos silencio, Rogelio necesita desahogarse – ni siquiera se ha parto cuando la bese – esta vez nos dirige la mirada – y no entiendo el ¿por qué se fue?

-Puede que aun este la Leila que conoces solamente debes de ser paciente.



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En el texto hay: decisiones, reencuentro, amor desamor

Editado: 04.05.2021

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