Desperté Queriendo Soñarte

Extra 04


Nota:

Antes que nada y primero que todo debo aclarar lo siguiente,
la pronunciación de uno de los nombres que leerán a continuación.
Con esto les doy un pequeño spoiler, pero es mi deber aclarar estos puntos:
Engel, si con E, puede pronunciarse tal y como está escrito, pero a mí me gusta mas 
sustituyendo la (G) por una (Y) lo cual suena más bonito a mi gusto (Enyel)
Además, es un nombre unisex así que no asuman un género aun
Sin más, disfruten su lectura  
 


 

Cuando escuché el sonido característico de mi alarma me dije lo típico: Solo cinco minutos más… ¿El problema? No solo fueron cinco minutos, sino una hora. ¡Dormí como si nunca lo hubiese hecho en mi vida! Voy super tarde, mis padres me van a matar, aunque bueno, mamá ya está acostumbrada.

Corro por mi habitación de un lado a otro con mi pantalón a medio cerrar, tomo la primera camisa que veo y me la coloco frente a mi espejo, el cual me permite apreciar la pequeña, pero visible mancha de ketchup

Joder

Le doy un rápido vistazo al reloj y es como si me gritara: ¡No tenemos tiempo, solo ve, ve, ve! Me calzo mis zapatillas deportivas y abrocho el botón de mis jeans, arreglo mi cabello con mis dedos sin tiempo de peinarme, rocío rápidamente un poco de perfume para espantar cualquier olor de la ropa que cargo, la cual creo no está del todo sucia, mejor prevenir. Corro escaleras abajo tomando mi chaqueta de jeans, las llaves de la casa y las del auto.

Abordo mi vehículo al tiempo que nuevas llamadas entran en mi teléfono, mi papá, me va a matar. Decido ignorar la llamada mientras emprendo la marcha hacia el aeropuerto, el cielo se nubla anunciando la pronta llegada de la lluvia, genial, y sin paraguas. Creo que hoy será uno de los peores días de mi vida.

Tres semáforos después y quien sabe cuántas llamadas por parte de mis padres, logro llegar al aeropuerto. Me ojeo de nuevo en el espejo del auto antes de bajar ¿A quién voy a engañar? Ellos saben que me dormí, seamos honestos, no es como que las marcas de la almohada en mi rostro puedan pasar desapercibidas. Bajo del auto corriendo hacia la entrada, aun así, la lluvia alcanzó a mojarme. No me detengo en la entrada, comienzo la búsqueda de mis padres. Cosa difícil si contamos el hecho de que este es uno de los lugares más llenos de personas. Barro el lugar con mis ojos y nada, decido subirme en una banca para tener mayor visibilidad y… ¡Bingo!

Los encontré, bajo del lugar en el que estaba y comienzo a correr esquivando personas ¿Cómo me pude dormir si sabía bien que tenía que venir por ellos? Dios pobres de aquellos que sean mis hijos. Llego a donde están, mamá se encuentra sentada en una banca tomando un sorbo de su café mientras peina el cabello de mi hermano menor. Papá por el contrario está de pie caminando de un lado a otro diciéndole quien sabe qué cosas a mi abuela mientras ojea su reloj de muñeca de vez en cuando. No debo ser adivina para comprender que llamaron a la abuela para que viniera por ellos. Estaban en un viaje por su aniversario de bodas, y mi abuela es quien se encargó de cuidar de mi hermano ya que para mis padres soy tan fácil de distraer que a duras penas si puedo cuidarme yo… difamación.

Me acerco a ellos respirando hondo, tengo dos semanas sin verlos. Cuando me hago notar sonrío con ansias y los saludo

—¡Bienvenidos, los extrañe tanto! —Y no miento, sí que los eche de menos—¡No saben las ganas que tenía de verlos! —Exclamo tratando de que papá note lo mucho que lo amo y así no me de el regaño que muy probablemente ya me tenía preparado

Mamá es la primera en reaccionar levantándose y sonriéndome con dulzura, sus brazos se abren y ¿Cómo me niego a ella? Imposible. Corto el espacio y la estrecho en un gran abrazo, su típico olor a rosas me hace sonreír, besa mi coronilla antes de mirarme transmitiendo esa calidez típica de ella.

—Hola hermosa—Susurra al separarse—¿Un despertar difícil, eh?

Bromea peinando mi cabello que debe parecer un hisopo, rio dándole la razón.

—Casi dos horas

Cierro mis ojos con fuerza, esto era de esperarse. Me giro dándole una de mis mejores y más inocentes sonrisas, extiendo mis brazos en su dirección y rezo porque recuerde que sigo siendo su princesa y no puede enojarse conmigo, bueno si puede, pero no hoy.

—Te extrañe y te amo mucho
Le recuerdo y aunque lucha por mantener su aire serio termina soltando un suspiro cansado dejando que la comisura derecha sus labios se alcen mostrando esos típicos hoyuelos

—No sé qué hacer contigo

Sonrío victoriosa cuando me abraza.

—Que no se note tanto lo consentida que es—Reprocha Engel, mi hermano menor

Vuelco mis ojos yendo hacia él, es un adolescente en potencia, con tan solo dieciséis se puede decir que es mucho más alto que yo. Tan solo ayer era un enano a mi lado, la pubertad a veces es muy cruel. Abrazo al rubio besando sus mejillas y haciendo que comience a removerse para librarse de mí

–Arruinas mi imagen—Se queja

Es un golpe directo a mi instinto de hermana sobreprotectora.

—Ven aquí, pequeña—La abuela me rodea con uno de sus brazos por sobre mis hombros y besa mi frente—¿Te estas alimentado correctamente? ¿No quieres ir a visitarme? Te prepararé un rico almuerzo, tu abuelo se muere de ganas de verte

—¿Qué es esto, el club de lamerle las botas a mi hermana e ignorar a Engel? —Reprocha mi hermano cruzándose de brazos—Estoy aquí gente, necesito, no, exijo atención

Mamá ríe acercándose a ambos para abrazarnos mientras comenzamos a caminar a la salida, la abuela se despide cuando estamos afuera le doy las llaves del auto a papá, baja su mirada a estas notando que su llavero ya no está, pues…

—¿Y el llavero?



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En el texto hay: novela juvenil, amigos y amor

Editado: 20.12.2021

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