Una Torre de Espinas

-Lo que propones representa una amenaza para nosotros y para nuestra hija que es a quien debemos proteger. ...- Conrad apretó los puños, se sentía impotente.-... Y tú Tanja más que cualquiera de nosotros sabes que esta es una idea descabellada.- Conrael usualmente sereno doctor trató que la ira no tomara control de sus palabras.

-Conrad, la niña está a punto de cumplir dieciséis años y si no es instruida debidamente puede que llegue a usar sus poderes de manera indebida si es que ya no lo está haciendo a hurtadillas. - Karen temía que la adolescente estuviera ocultando su naturaleza.-  Ella al igual que su hermana corren el riesgo de volverse como Jezabel. - su mirada estaba perdida en la bolsita de te que, como sus recuerdos, coloreaba el agua de rojizo.

-Nosotros hemos cuidado a Anna como una niña normal Tanja. Así es como ha logrado pasar desapercibida y sobrevivir. - Ángela quería convencerse de lo imposible: someter a un Harkönnen a que su lado sobrenatural fuera mutilado. - ¿Qué tal si solo procedemos a dejar en modo recesivo los genes que permiten su transformación? Sabemos que su falta de preparación causaría un grave desequilibrio en su salud mental como a Roxanne.- intervino Ángela tratando de contener las lágrimas.

Esa niña era lo más hermoso que le hubiera pasado jamás. Era su pequeña bebé. Como madre quería cuidarla de todo mal, pero su corazón sabía que ella debía seguir los pasos de sus predecesores y ello le traería dolor y pena.

Los padres quieren evitarle toda clase de sufrimiento a sus vástagos, pero saben que tan pronto encuentren su camino fuera de su radar tendrán que derramar una que otra lágrima cuando las cosas no salgan como lo habían planeado.

-Es diferente. - Karen tenía fe en que las cosas marcharían bien.-  Lo sé, Aria y Harreck son de corazón noble y eso lo han heredado sus hijos. - protegió su anillo de compromiso caducado con su pulgar y  su índice derechos.- ¿No lo ven en los ojos de Anna? ¡De por Dios! No querrán que siga viviendo una vida que no es la suya como...- sollozó.- todos amamos a Anna, pero debemos ser fieles a nuestras promesas y dejar que ella siga su camino. Todos sabemos que es mejor que ella lo sepa lo más pronto posible y evitar una tragedia.- Karen estaba a punto de quebrarse.

Tanja frotó el hombro de su prima para tranquilizarla.

Se dirigió a Conrad.

- Querido, tú y Ángela han hecho un trabajo admirable. Nadie hubiera sido más apto para cuidar de uno de nuestros herederos. En nombre de mi hermano extiendo un agradecimiento infinito por su amor incondicional. - las emociones a flor de piel no funcionarían con Conrad. Debía ser elocuente.-Todos ustedes tienen razón.

Tomó un sorbo de té y respiró profundo.

-Pero no podemos construirle a Anna una torre de espinas para que sea inalcanzable de la cual ella no pueda salir al mundo real sin resultar lastimada.- las cicatrices en sus piernas ardieron como el infierno que las causaron.- Podríamos acordar un plazo razonable para proceder. - se preparaba para programar la bomba. - Tú y Ángela hallarán la forma de hacerle saber a Anna que su momento de conocer a sus padres biológicos está cerca y de la parte no tan humana nos encargaremos nosotros para que sea entrenada apropiadamente.

El ceño de Conrad se relajó.

Los Collins se miraron fijamente.

Se tomaron de la mano y asintieron.

-Mantendremos a nuestra hija a salvo a nuestro modo. En un año pueden volver y proceder con su entrenamiento.- a Conrad le dolió ceder, pero sabía que estaba haciendo lo correcto. No quería que Karen recitara la tragedia de su madre una vez más o que Tanja actuara por cuenta propia y raptara a su hija en el silencio de la noche.

-Es una propuesta razonable.- dijo Tanja como si hubiera cerrado un trato más.

-¿Y Dimitri? - Karen reaccionó.

-¿Qué hay con Dimitri?- preguntó preocupada Ángela.

-Él vino explícitamente a llevarse a Anna al refugio para entrenarla. Ya saben cómo es cuando no se hace como él ordena.- Karen recordó el motivo de su visita a Filadelfia.

-Lo tendrá que entender. - a Ángela le hirvió la sangre.- Tanja tiene más voz y voto que él en todo esto, es su tía.

-Yo soy solo...

-¡Eres su tía! Y él es un mercenario que ahora trabaja para ustedes. - Ángela no podía comprender cómo los Lesser eran capaces de acoger a alguien con un historial cuestionable. 

-Era. Dimitri ha jurado lealtad a la casa Lesser. - 

- Pero es el hijo de un bastardo. El mismo que ha permitido que sus últimos descendientes hayan sido despedazados.- a Conrad le hervía la sangre y no había luchado tanto tiempo por los Lesser para al final entregar a su pequeña en manos de un mercenario.

-Si él es el problema. La podría entrenar Harreck.- intervino Karen, quien estaba recobrandoel equilibrio emocional entre sorbo y sorbo de té.

-Pero eso la confundiría más.- se dirigió Ángela  a la rubia.

-Es la excusa perfecta para que se conozcan y forjen una relación de ceros. Ustedes han tenido a Anna desde que era prácticamente una bebé. - Karen miró con ternura una foto sobre la mesa de centro de una Anna sosteniendo con orgullo su diploma de Pre-K.- ¿No es justo que ahora sus padres la tengan cerca así sea bajo estas circunstancias?

Karen era dulce y medía con cuidado las palabras que salían de su boca. Estaba de por medio la vida de una joven a la que amaba tal cual amaba a su madre. Las decisiones que se tomaran deberían ser de extremo cuidado.

-Karen, es más que justo.

Conrad tomó el retrato de la foto que captó la atención de Karen, lo destapó con cuidado y le dio la foto a la mejor amiga de Aria.

La rubia platinada abrazó la foto y agradeció el gesto. Prometió entregársela a su amiga intacta.

-¿Han sabido algo nuevo de Lilith?- instó Ángela.

-Nada nuevo querida. Sigue entre esas cuatro paredes sin habla.-  suspiró con dolor - Cada vez se vuelve más pálida y Emerrick teme que termine hecha una estatua de sal de tanto llorar en silencio. Aun así sigue siendo igual de hermosa. - movió la nariz graciosamente como Samantha la bruja-- ¿Saben? Cuando vi a Anna fue inevitable recordarla: Su pelo, esos ojos grandes y llenos de fuego. – Karen hizo una pausa para clavar la vista en una apetitosa botella de coñac - lo que la mantiene apenas viva es la locura.