Es increíble cómo las cosas pueden mejorar tanto de un momento a otro, cuando conocí a Chen jamás imaginé que nos encontraríamos en la misma cama de esta manera algún día, o quizás sí lo hice, pero nunca imaginé que me haría sentir mejor que cualquier otro chico con el que estuve en el pasado. Con esos chicos no podía evitar tener ese sentimiento de haber sido usada después de tener sexo, pero con él todo era diferente, me sentía cómoda y no podía pensar en algo que no fuera lo feliz que estaba por poder estar entre sus brazos y sentir su piel junto a la mía debajo de las mismas sábanas tan cansados como para movernos, tampoco es que quisiera hacerlo, me quedaría así toda la vida si pudiera, pues estár junto a él es la mejor sensación que he tenido.
Estuvimos abrazados en mi cama por media hora aproximadamente haciéndonos todo tipo de preguntas y al dar las nueve de la noche él se levantó y se vistió para poder irse. Entonces le propuse que se quedara con el pretexto de que ya era tarde y no quería que le pasara nada malo, no quería perderlo; ocultando que la verdadera razón es que quería que se quedara conmigo y poder dormir en sus cálidos brazos, pues sentía que si se iba terminaría por sentirme usada como con los otros chicos. Ante esto, él cedió con facilidad y entonces se levantó hacia la cocina para prepararnos la cena.
Diez minutos después, me puse una camiseta larga y me dirigí a la cocina para cenar encontrándome con un par de platos acomodados simétricamente uno frente al otro en la mesa. El departamento se llenó de olor a canela inmediatamente debido a que Chen estaba haciendo pan francés y también nos hizo chocolate caliente, olía deliciosamente bien haciéndome ver que sí era un buen cocinero lo cual me hizo admirarlo un poco más todavía. Me senté a la mesa y él se sentó frente a mí luego de servir el pan francés en los platos y el chocolate en dos tazas iguales. Cenamos en silencio, parecía que ambos teníamos muchas cosas por meditar, y luego él se levantó para lavar sus trastes. Cinco minutos después regresamos a la habitación y decidimos que tomaríamos una ducha juntos lo cual me hizo sentir un poco nerviosa, pero después me hizo sentir un poco más relajada recordar el hecho de que para ese momento ya no había una parte de su cuerpo que no hubiera visto y viceversa.
Durante la ducha, contemplamos nuestros cuerpos desnudos con curiosidad de arriba a abajo y luego nos dimos prisa. Antes de salir, nos dimos un abrazo y le dije »desearía que no te fueras nunca«, ante lo cual él sólo respondió »yo también« y salió de la regadera dejándome sola y un poco desconcertada. Luego de un par de minutos, también salí y me di cuenta de que él ya me estaba esperando dentro de las cobijas, así que lo miré con indiferencia, apagué mi lámpara de lectura y me acosté del otro lado de la cama dándole la espalda. Aún en la penumbra, pude deducir cómo esto lo desconcertó un poco porque se acercó más a mí y me abrazó por la espalda diciendo:
—¿Todo está bien querida?
—No lo sé realmente, pero ahora estoy muy cansada como para discutirlo.
—¿Qué ocurre?, ¿Hice algo mal?, ¿Te lastimé?
—No, no es eso… simplemente me desconcertó la frialdad de tus palabras en la ducha.
—Bueno yo… tengo algo que decirte cariño.
—Te escucho.
—Después de la graduación...—hizo una breve pausa— tendré que regresar a Corea con mi padre. Quisiera prometer que seremos capaces de mantener nuestra relación a pesar de la distancia, pero sería una promesa vacía porque no puedo saber qué nos depara el futuro. Lo que sí te puedo prometer es que la distancia no va a cambiar mis sentimientos por ti, eres la chica más importante en mi vida ahora McClane... ahora mismo no puedo imaginar una versión de mí que no te quiera.—dijo casi susurrando cerca de mi oído, luego me dió la vuelta para poder quedar frente a frente y me abrazó nuevamente.
Sus palabras me dejaron helada, aunque sí sospechaba que en algún momento tendría que irse, no imaginaba que dicho momento estuviera tan cerca. Me sentía muy confundida y también un tanto triste, pero siempre he sido de la idea de que no vale la pena ponerse triste por el futuro, porque entonces nunca viviremos en el presente y cuando nos demos cuenta las mejores cosas ya se habrán ido sin despedirse. Debido a que no pude dar una respuesta inmediata a lo que me dijo, Chen sólo se quedó en silencio unos minutos y exclamó »¿Acaso ya estás dormida?« lo cual yo negué con la cabeza y lo abrace con fuerza acercándome más a él, luego le di un corto beso y hundí mi rostro en su pecho acurrucandome en sus brazos y, sintiéndome muy cómoda, me quedé dormida finalmente.
A la mañana siguiente, desperté temprano buscando a Chen con la mirada por toda la habitación y me encontré con que él ya no estaba. Me levanté rápidamente pensando que tal vez era de los hombres que se desmañanan con tal de llegar temprano a la escuela y me dirigí a mi cocina para ver si se encontraba ahí, pero fue un intento inútil, no estaba por ninguna parte; en cambio había una nota en la mesa que contenía algo escrito con una caligrafía impecable. La nota decía lo siguiente:
“Buenos días querida, si encontraste esta nota debe ser porque ya estás despierta y seguramente estarás tan hambrienta como yo. Tu desayuno está en el horno de microondas listo para ser calentado, te acompañaría pero tengo que ir a cambiarme para la universidad, te veré allá más tarde.
Te quiero McClane, adiós.”
Una vez que terminé de leer la nota, calenté mi desayuno y me senté con calma hasta terminar. Me bañé y vestí rápidamente aún sabiendo que tenía tiempo de sobra para llegar a la universidad, que Chen se hubiera ido sin despedirse me dejó un tanto decepcionada y finalmente me sentí un tanto usada así que no tenía ganas de nada, me daba igual llegar media hora temprano o tarde a la universidad pero mejor que fuera temprano. Una nota no era suficiente, no cuando se iría lejos del país en tan poco tiempo, ni siquiera me dió un beso de despedida o algo así. Toda mi vida he escuchado que esperar cosas de los demás está mal, pero de otra manera viviríamos sin saber lo que queremos realmente y tendríamos una postura de conformismo desquiciante ante todo, además de que viviríamos para complacer a los demás. Por eso es que prefiero esperar cosas de mi pareja y ser meticulosa con mis expectativas a ser “una más del montón”, me quedaría todo el día sentada en el sofá para lamentarme o tener compasión por mí misma pero tengo un futuro que definir.