Capítulo Único

BTS era en ese momento solo un nombre, el nombre histórico de un grupo de oro que ahora no era más que el recuerdo de 7 chicos haciendo buena música. Incluso entonces ya nadie se preguntaba que era de aquellos chicos, solo se hicieron la idea de que cada uno hizo su vida y ahora eran adultos comunes y corrientes.

Para mí aún estaban presentes en las veces que cantaba sus canciones recordando aquellos tiempos de mi juventud, también me llegué a preguntar qué sería de ellos, pero solo me hacía la misma idea de que todos estaban bien con una familia y una vida normal.

Me había mudado a Seúl para estudiar hacía 10 años y con las oportunidades que surgieron termine por vivir allí, con un trabajo y vida cómoda, una vida solitaria pero cómoda.

Algunas noches a la semana si no estaba cansada del trabajo solía ir a cierto restaurante-bar, dónde era ya costumbre tomar siempre el mismo lugar junto a la barra muy cerca del chef. Una noche un hombre de aproximadamente treinta y tantos años se sentó a mi lado, lo recuerdo bien porque era la primera vez que lo veía y aun así su rostro se me hizo bastante familiar, no puedo creer que tardara demasiado en reconocerlo.

Aquel hombre era nada más y nada menos que Min Yoongi, el ex rapero de BTS y mi bias de la juventud.

Lo supe solo cuando aquella noche en su casa y entre tragos decidió hablar de su pasado y de cómo las cosas habían cambiado en estos años. "Si pudiera volver el tiempo atrás lo haría, habría disfrutado mil veces más el hacer música." Dijo con una amarga risa al final. Luego prosiguió "La música de hoy en día apesta, ya nadie se esfuerza por hacer música de calidad, todos quieren fama y llenarse el culo con dinero. Es verdad que solo sirvo para hacer música, incluso cuando intente casarme y hacer una familia como los adultos normales ella se fue y ni siquiera me imagino que sería de mí si tuviera un hijo. ¿Sabes qué es lo más gracioso de todo? Yo aún escribo canciones, compongo música para nadie, ni siquiera yo sé porque lo hago. Los tiempos han sido difíciles después de la separación, parece que todos encontraron su lugar excepto yo." Aquello último lo murmuró como hablándole a nadie, ni siquiera me miró cuando lo dijo. No quise preguntar acerca de eso, tampoco tenía demasiadas intenciones de revelarle que en realidad yo alguna vez fui ARMY, Lo que menos deseaba era presionarlo o hacer que su decepción creciera aún más. Curiosamente recordé aquel documental donde el confesaba envidiar a quienes tenían amigos y salían con ellos, entonces reí, irónicamente mi deseo de la adolescencia se había cumplido de algún modo. Ahora me hallaba en el apartamento de Yoongi consolando aquella soledad que llevaba cargando desde hacía mucho tiempo. Nunca había sentido tanta paz como en aquel instante, simplemente no podría expresar la satisfacción y gratitud que sentía de poder cumplir aquel deseo infantil de ayudarlo a cargar con la soledad o como mínimo darle un abrazo sincero. En ese instante mi mente se nublo y sin siquiera detenerme a pensarlo así lo hice, lo abrace con toda la sinceridad que mi corazón poseía en ese momento, él obviamente se sobresaltó pero no se quejó ni dijo nada, solo puso su fría mano sobre mi cabello y lo palmeó suavemente esperando a que yo me alejara, cosa que me costó hacer pero para no incomodar más termine por hacer.

Luego de ese momento ambos guardamos silencio, uno que no quise convertir en algo incómodo y decidí hablarle. "Somos amigos, seamos amigos, puedo salir contigo. Vamos a cine, a cenar y a beber como siempre lo hacemos" Mis palabras sonaban bastante infantiles y ni yo entendía porqué dije lo que dije pero era tarde para arrepentirse. Él sonrió ligeramente casi como una mueca y yo solo reí para mis adentros. Realmente era una locura todo lo que estaba pasando, pero si todo se iba al carajo al menos moriría con la satisfacción de llegar a conocerlo y no como una fan a su ídolo sino como una persona a otra, justo lo que alguna vez desee.

Para mi suerte las cosas después de esa noche no cambiaron entre nosotros, solíamos seguir yendo al restaurante de siempre a cenar y beber; hablábamos poco pero siempre era interesante escuchar lo que tenía para decir, tanto que podía sentirme totalmente cómoda y libre, algo que con la mayoría por no decir que con todas las personas era algo imposible de lograr.

Una noche desapareció completamente; yo nunca pedí su número ni él, el mío, sabía dónde vivía pero no tenía el valor para tomarme tal atrevimiento así que solo lo deje pasar, pero una noche se convirtió en dos, en tres, en cuatro y así casi por dos semanas, en las que ya me estaba resignando a que se había aburrido y quizá solo quería su espacio, lo comprendí pero aun así me dolía.

Cuando ya me había resignado por completo él apareció, y para tener treinta y cuatro se veía realmente fatal. Conocía bien su ansiedad pues sus uñas y labios eran realmente un desastre, me dolía en el alma verlo así. No quise, realmente no quería decirle nada acerca de su "desaparición" pero estaba tan preocupada por su salud que cuando salimos de cenar agache la mirada y solté la pregunta como si la dejara en el aire sin espera de que alguien respondiese. Sin embargo él se disculpó y terminó por confesar que no estaba bien, estaba ansioso y enojado, triste y frustrado pero sobre todo aferrado a un pasado que no iba a volver. "Los chicos quieren que nos reunamos. Hace meses que no hablamos, y años que no nos vemos. La última persona que vio el desastre que soy fue Hoseok, pero él está demasiado ocupado ahora como para hacerse cargo de mí. ¿Tienes idea de lo que es eso? todos tienen la vida resuelta y yo no sé para que sigo respirando... Es lamentable." Trague sus palabras como si de un veneno amargo se tratara, porque perfectamente podía sentir el dolor que sentía. ¿Qué podía hacer yo? jamás quise involucrarme demasiado en su vida, no quería incomodar y no sentía la confianza para entrar sin ser invitada, pero en ese momento tenía tanto coraje que no pude evitar hacerlo. "¿Cuándo será la reunión?" pregunte sin pensar. "Dos semanas" respondió secamente.