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09/Abril/2005
 

El mundo se me está cayendo, tu balcón se deshace, nuestro perro se muere lentamente, tus pertenencias se van cada día, y yo estoy en agonía, en una especie de pesadilla en la cual ya quisiese despertar. Dime, ¿qué tiene ella que no tenga yo? ¿acaso sus ojos color avellana? ¿su sonrisa? ¿sus linda curvas? dime, ¿hay algo en lo que yo sí fallé? porque estoy cayendo en las inseguridades, de saber lo que quieres y lo que no te puedo dar. Quiero que me mires por última vez, y me lo digas de frente ¿a qué estás jugando? ¿al abandono? pues te está saliendo muy bien. 
Ya no quiero más mentiras, sobre como tú teléfono se quedó sin batería, sobre como soy yo la del error, ya no quiero que te victimices, solo pido la verdad, aquella que me ocultaste durante años, años en lo que pude haberme recuperado de tu engaño y ahorrarme este horrible suceso. 
Te disculpaste, pero ¿para qué? Sí lo hecho, está hecho. Recuerdo cuando ella me miró con cínismo y me hizo entender que ya no había una batalla por la cual luchar, y que no tenía por qué pelearte, porque no eres un objeto, bueno, no para mis ojos. Entendí que nunca fuiste mío, aunque por un respiro me hiciste sentir esa ilusión, o cuando me prometiste el típico "felices por siempre", no es más que una vil calumnia inventada por un estafador. Aunque sigo creyendo que el amor existe, porque éste puede manifestarse de diferentes maneras; sino existiera el amor, yo no estaría aquí sintiendo lo que aún recorre en mi ser, aunque también navega la decepción y la duda. Quisiera arrancarlo, quisiera decirte adiós, pero me es tan difícil, porque eras lo más valioso que tenía, y ahora, me he quedado sola, con un perro moribundo y la casa hecha ecos. Yo estaba bien con mi amiga la soledad, hasta que llegaste, y ahora que te fuiste, solo tengo su enemistad. Quiero que me enseñes a estar sin ti, quiero arrancarte de mí como tú lo has hecho.