Después de ti (libro 2.)

Cap. 32 Regalo de navidad

 

En la hora previa al amanecer, Jason revisó a Lyra comprobando que, aunque la fiebre había desaparecido hacía mucho y la erupción también, aun su organismo presentaba cierta debilidad. Después les hizo una revisión a todos los niños comprobando así mismo que ninguno tenía fiebre y la erupción había desaparecido casi por completo, pero igualmente seguían estando débiles, de modo que se dirigió a hablar con la enfermera.

  • ¿No piensas descansar ni un rato?  --  le preguntó ella
  • ¿Tú lo hiciste?  --  preguntó él a su vez y la enfermera sonrió  --  Poppy, esté virus los ha dejado muy débiles, de modo que todos deben ingerir poción fortificante al menos durante dos días
  • ¿Piensas marcharte ya?
  • Sí, dentro de un momento  --  y ella lo miró con preocupación  --  ¿Qué sucede?
  • Es que mientras has estado aquí me he sentido tranquila, pero una vez que te vayas…
  • Vamos Poppy, te las has arreglado perfectamente sin mí durante todos estos años, y ya lo hacías desde mucho antes.
  • Me estoy poniendo vieja, Jason
  • Tal vez  --  dijo él rodeando el escritorio y plantándole un sonoro beso en la mejilla  --  pero sigues siendo la chica de mis sueños
  • Aléjate, necio  --  dijo ella sonriendo  --  Nunca he conocido a nadie con tu habilidad para la sanación, señor Prewet, pero tampoco a nadie tan descarado. Bueno, salvo quizá Sirius Black.

Después de un momento más de charla, Jason salió muy de prisa cuando ella comenzó a servir té. Se dirigió hacia la cama de Lyra, y se detuvo un momento a mirar a Hermione que se había quedado dormida con la cabeza apoyada de la pared. Recordó que después de su boda, él había evitado con diligencia el tener que mirarla, y las veces que había tenido que hacerlo durante aquel el último y caótico año de la guerra contra Voldemort, siempre sintió el mismo dolor sordo en su corazón. Pero ahora se dio cuenta que podía mirarla sin sentir que algo se le rompía por dentro. La había amado con toda su alma, pero en ese momento supo que lo que había estado diciéndose desde hacía tiempo era cierto, ese amor se había ido, y tal vez no era que se había ido, porque el amor como todo lo demás, formaba parte de la energía y la energía solo se transformaba. De modo que el amor que un día había sentido por ella, ahora simplemente se había transformado. Siempre la querría, pero ahora de un modo distinto. Por primera vez en mucho tiempo se sintió en paz consigo mismo y un gran peso pareció dejar su cuerpo. Se acercó a Lyra y acarició su mejilla hasta que ella abrió los ojos.

  • Buenos días, Nena
  • Hola  --  contestó ella aun somnolienta
  • Te dije que estaría aquí cuando despertaras, pero ya debo marcharme y no quería faltar a mi palabra
  • ¿Te marchas?  --  preguntó espabilándose  --  ¿Por qué?
  • Ya todos están bien o recuperándose, y debo marcharme
  • Pero… ¿Por qué?  --  insistió ella
  • Porque tengo cosas que hacer, Nena

Los ojos de ella se llenaron de lágrimas y él se sintió mal, pero debía irse y ella entenderlo.

  • Todos tenemos una misión en la vida y debemos prepararnos para ella, yo aún lo estoy haciendo, y aunque no quisiera tener que dejarte de nuevo, debo hacerlo, corazón
  • Espero que sea lo que sea valga la pena, porque dices que me quieres como un padre y los padres no deberían abandonar a sus hijos.
  • A ver, en primer lugar, no te estoy abandonando, porque siempre que me necesites estaré aquí. Y en segundo, yo la quiero como un padre, señorita, pero para su buena fortuna usted tiene a los suyos.
  • Prometiste que volverías ¿lo harás?
  • Sigo manteniendo mi promesa, y siempre que me llames vendré.
  • Esta vez tardaste mucho  --  se quejó ella  --  Hasta tuve alucinaciones, creía que…  --  pero se detuvo cuando lo vio sonreír  --  ¿Te parece gracioso?
  • Sí  --  y rio más ampliamente al ver la ira en los ojos de la niña  --  Me parece gracioso que creas que eran alucinaciones, porque en realidad una parte de mí estaba aquí contigo, por lo menos hasta que pude estar completo
  • ¿De veras?  --  preguntó con los ojos muy abiertos
  • No te mentiría
  • Ya sabía yo que no me estaba volviendo loca.
  • Pero sería mejor que eso quedara entre nosotros ¿bueno?
  • Te lo prometo, no me importa que sigan pensando que estoy loca, porque yo sé que no es así.
  • Muy bien. Ahora debo marcharme, pero promete que harás todo lo que se te indique hasta que estés completamente bien  --  y ella asintió  --  ¡Ah, por cierto! Te estaría muy agradecido si dejaras de hacer locuras sobre la escoba, Nena. Hace años que no vuelo y es francamente desagradable sentir ese vacío en el estómago en los momentos más inconvenientes  --  y ahora fue ella la que rio de buena gana
  • En eso no voy a poder complacerte, Jey. Si dejo de volar, el tío Si se sentiría muy decepcionado.
  • ¡Al demonio con ese infeliz! Que lo haga él si tantas ganas tiene  --  dijo arrugando el ceño mientras ella seguía riendo ante la indignación de él
  • Lo siento, Jey, pero es algo a lo que tendrás que acostumbrarte.
  • Pues vaya con mi suerte.



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En el texto hay: magia familia amor, hpoutcannon segundageneracion

Editado: 06.10.2022

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