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Las expresiones en mis compañeros fueron tan notorias y aquel silencio momentáneo que se había hecho.
— ¿Sam?— Aquella voz detrás de mi, difícil de olvidar. Me gire y lo observe con una amplia sonrisa, aquellos hoyuelos no se hicieron esperar.
Mi corazón empezó a latir como loco, esa sensación de nerviosismo por todo mi cuerpo, habían pasado ya diez largos años desde la última vez que lo vi, sin embargo seguía causandome aquella misma sensación.
— Hola Jesús — Trate de mencionar lo más tranquila posible, me levanté y quedé frente a él— Ha sido un largo tiempo
— Diez años — Sonrió, aquella maldita sonrisa. Tan jodidamente hermosa.
— Por lo visto los tienes contados — Comenté, soltó un ligero suspiro— ¿Has esperado mucho por este momento? —Pregunte tontamente, pero su expresión reflejaba que no era una tonteria
— Quizás, lo que si te puedo decir es que está semana se me hizo eterna — Me gire a ver a Eun la cual me dio la espalda y todos volvieron a lo suyo. Todos sabían lo que había pasado y ante aquellas palabras yo no sabía que decir — Luces muy hermosa
—Gracias, igual puedo decir que estás más apuesto de lo que recordaba— Sonrió y miro mi mesa, dándose cuenta que solo quedaba la silla en la que estaba.
—Creo ya no te distraigo más, me imagino que quieres ponerte al día con tus amigos— Asentí — Si quieres podemos hablar más al rato, estaré en la mesa de allá
—Me parece bien— Me miro y volvió a su mesa, la cual está a dos de distancia de la mía. Me gire y claro ese "volvieron a los suyo" no había sido del todo correcto, por qué todos me miraban ansiosos de saber que pasaría.
—¿Por qué me miran así?—
—Nada, nada — Menciono Saul y coloco un tarro de cerveza frente a mi— ¿Ahora sí tomas Rangel?
—Si, pero debo mencionar que no soy muy tolerante al alcohol—
—No le crean— Comento Eun— Está chica toma como si fuera agua
—No le crean, esa es ella— Mencioné rápidamente.
—Como sea, ya es momento que quitemos eso entonces — Todos me miraron, parecía que planeaban algo— Así que Eunice y Samantha espero que hayan venido preparadas para todo
—Por supuesto que sí — Comento Eunice y tomo de un jalón de aquel tarro.
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Todo era risas y bromas, parecía que los años no habían pasado en vano
—¿382?— Mencioné confundida
—Perdiste, era 384— Está vez fue Ximena —
—Ni modos amore mío, te toca de nuevo — Eun comento mientras me servía un vaso de refresco con tequila — ¿Verdad o reto?
—Verdad— Mencioné
—¿Tienes novio o te encuentras saliendo con alguien en plan de salir pronto?— Mire con detenimiento a Saul
—¿Por qué? ¿Acaso deseas salir conmigo?—
—No respondas una pregunta con otra, ya sabes que si no quieres responder debes tomar el vaso frente a ti—
—No, no salgo con nadie y tampoco tengo planes de salir con alguien por el momento — Respondí, sabía que si seguía bebiendo llegaría a mi límite
—Bien continuemos— Eun intervino antes de que preguntarán el por qué. —Está vez serán capitales— Hice una mueca, era pésima para la geografía —Empiezo, Saul la capital de Perú —
—Lima— Respondió
—Correcto— Menciono Eun
—Ximena la capital de China— Está vez pregunto Saúl
— Pekin —
—¡Correcto!— Gritó, todos nos empezamos a reír, ya estaba demasiado tomado
—Diana la capital de Canada—Esta vez fue el turno de Ximena
—Ottawa— Comento y tomo de su vaso, cerrando los ojos
—Correcto— Menciono Ximena
—Sam la capital de Alemania— Me preguntó Diana, yo la mire de tal manera que le preguntaba con los ojos la respuesta
—¿Hamburgo?— Susurré
—Error— Menciono Saul — Es Berlín
—Tu lo sabes por qué eres profesor— Resople
—Para que no estudias, así que Samantha ¡¿VERDAD O RETO?! —Grito, esto ya no me estaba gustando —
—Ya me cansé, siempre pierdo— Suspire — Ninguna, prefiero tomar un vaso
—No Sam, estás llegando a tu límite — Comento Eun quien quitó el vaso que habían colocado frente a mi.
—Tu tampoco puedes seguir tomando— Comenté y ambas empezamos a reír, así que sin más le quite el vaso y me disponía a beberlo, pero antes de poder hacerlo me lo quitaron
—Ya has tomado suficiente Sam— Lo mire, no esperaba que se acercara, no después de lo que pasó días atras.
—Llego su caballero negro*— Soltó Diana y Ximena al unísono
—No te metas David, no necesito tu ayuda— Dije molesta, momentos atrás el había venido y dicho ciertas cosas que no me parecieron.
—Quizás, pero quiero ayudarte— Me miro y se tomó aquella bebida. —
—No creas que te daré las gracias— Volví mi mirada a la mesa—
—¿Por qué siento que algo anda mal aquí?— Comento Ximena, mirando a ambos— ¡Oh por Dios! ¿Acaso fueron pareja? ¿Te fue infiel Sam? ¿Terminaron?
—Parece que el alcohol te está haciendo delirar— Tomé la botella frente a mi y me dispuse a preparar un shot—
—Ya no tomes— Eun susurro.
—¿Entonces que pasa con ustedes?— Mire con desagrado a Ximena, es que no había entendido mi indirecta.
—¡YA VOLVI!— Grito Ian quien tomaba asiento nuevamente, vio que todo estaba incomodo— ¿David? ¿Paso algo?
—Nada de que preocuparse, pero me permitirían a Sam unos minutos— Lo mire, que díablos quería.
—David— Menciono Eun, ambos se miraron, esa brecha aún seguía.
—Eunice— Se aclaró la garganta — Solo serán unos minutos, además no creo que ella quiera que todos escuchén.
—Ahora regreso chicos — Comenté y me levanté, fue ahí donde note como el alcohol en mi sangre ya había sobrepasado el límite
—¿Segura?—
—Tu tranquila Eun— Le sonreí y mire a David dándole una señal— No tardaré mucho— Ella asintió, caminé hacia la salida, no pude evitar mirar hacia la mesa de Jesús, su mirada choco con la mía. Sin duda alguna había visto todo.