Acunaba su rostro entre mis manos, en un frustrante intento por regresarle a la vida. Un hada sanadora podía hacer eso, lo había hecho mil veces, ¿por qué esta vez ha sido diferente? ¿Qué estoy haciendo mal?.
Las lágrimas no cesaban de caer sobre mis mejillas, no toleraba el hecho de imaginarme una vida sin él, sin su sonrisa, sin su voz, sin su mirada a través de esas enormes pestañas.
¿Quién me acompañaría a recoger bayas al bosque?
¡Estúpido Trol!
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Editado: 13.08.2023