«El rápido dolor de la verdad puede desaparecer, pero la lenta agonía de una mentira nunca se pierde»
—John Steinbeck.
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Julietta.
Habían momentos en que todo parecía un simple sueño, algún vacío inexplicable, y nada más que borrosas imágenes de un color en particular invadiendo mi campo de visión.
El sol empezaba a ocultarse mientras continuábamos el camino hacia la torre por órdenes de esta, después de que Allek les informara del otro encuentro que habíamos tenido. Quizás llegarían a recibirlos como héroes al llevar a tantas personas a un mejor lugar.
La dificultad de movilidad era cada vez más notorio. Especialmente si queríamos considerar a las nuevas personas, donde había una mayoría de avanzada edad. Los transportes que tenía el escuadrón seis estaban reservados para los más vulnerables: heridos y unos que otros niños. Los demás debíamos apañarnos a pie.
Entre las diversas inquietudes, la curiosidad por haber sido divididos en tres grupos antes de salir tenía a todos de nervios, lo que hizo en un inicio soltar demasiadas protestas, pero Miller no aclaro nada.
Evans iba al frente junto a Philip y Allek. Paso buen tiempo hasta que Denrek apareciera al lado de estos para mantener una conversación no tan larga. Después nos detuvimos, y Allek tomó la palabra.
—Nos dividiremos a partir de este punto —no hizo falta más para desatar los murmullos—. ¡Grupo omega sigan a Jared Philip, grupo beta con Evans Jones, y grupo alfa con el comandante Miller!
El escuadrón seis confiaba ciegamente en las órdenes por parte de Miller, pero no todos teníamos el privilegio de otorgarle nuestra confianza. Evans recibió a Marceline en su grupo, lo cual me fue todo un alivio. En el grupo omega se fueron Marco y Dave, y luego me encontraba asignada al grupo alfa, al igual que Allek. El muchacho llegó al lado de Denrek, pude observarle, no habíamos cruzado miradas hasta en ese momento; pero la apartó descaradamente.
—Todo saldrá bien, nos veremos al final del camino.
Abracé a Evans, luego a Marceline. Era la primera vez que nos separaríamos por tanto tiempo. No entendía el plan, pero nadie pensaba cuestionarlo de frente. Pensaba en lo que Marco me había contado del desempeño de Denrek, además de como los había mantenido con vida los años que llevaban a su lado.
Nadie podía hacer otra cosa que confiar en su estrategia para sobrevivir y llegar a la torre. La situación era relativamente desconocida, separarme de quienes habían sido mi familia solo hizo las cosas más difíciles.
Pasé el resto del atardecer observando a los alrededores en busca de alguna señal de ellos, pero no había absolutamente nada.
—Se está quedando atrás, señorita.
Al levantar la vista me encontré con el hombre líder de aquellas personas, Paul. No carecía de razón, estar tan pendiente de los alrededores me estaba dejando atrás.
—No me había percatado, lo siento.
Sonrió amablemente mientras ambos recuperamos el paso al lado de los demás.
—Es necesario cuidarnos unos a otros.
Era una de las cosas que nos mantenía con vida, la poca humanidad que quedaba en cada persona. Vi los alrededores en busca de su progenie, principalmente la presencia de aquella mujer que deducía era su pareja.
—Han sido asignados en el grupo omega—agregó—. Mi mujer y mis cuatro hijos, le he pedido a un amigo que los cuide por mí.
Me parecía inaceptable que no haya sido asignado al mismo grupo, su familia necesitaba de él.
—Seguro nos reuniremos pronto—traté de consolarlo—. Aunque no estoy segura de la razón de tal división.
—Creo tener una idea—murmuró lanzando una mirada al frente, donde Denrek y Allek dirigían el grupo montados en unos vehículos de dos ruedas.
El primero pareció ser invocado al voltear inmediatamente. En esa ocasión ya no desvió la mirada, más bien parecía molesta. Dejó a Allek al mando y se dirigió hacia nosotros, al final del grupo.
—¿Qué hace aquí? —cuestionó en dirección a Paul—. Fue asignado al grupo omega.
—He decidido acompañarlos, seguramente seré de más utilidad.
No entendía la posición de Paul, la decisión que había tomado al separarse por voluntad de su familia en algo tan peligroso. Hasta en ese momento comprendí que, si las miradas llegasen a matar, Denrek lo habría hecho con Paul. La tensión en su mandíbula era señal que intentaba controlarse para no causar un escándalo.
—Por favor, no se moleste. Lo he hecho con la mejor intención del mundo.
El resto había dejado de avanzar con tan solo notar a su comandante retroceder hacia nosotros, lo que permitía que muchos espectaran la conversación. Se formó un incómodo silencio en espera de la decisión de Denrek.
Se volteó hacia el resto de los espectadores.
—¡Sigan el paso!
Todos lo obedecieron inmediatamente, y antes de permitirme avanzar como el resto se interpuso en mi camino.
—Sube—ordenó sin más.
Era la primera vez que lograba intimidarme, parecía demasiado molesto por la situación con Paul. Aunque pude ignorarlo, como lo había hecho conmigo durante todo el día, me subí al vehículo sosteniéndome de los lados. Alcanzamos sin ningún problema a Allek.
—Según el mapa, aún nos quedan dos zonas por atravesar hasta llegar al punto de reunión. ¿Quiere que contacte con los otros grupos para saber su localización?
Negó.
—Aún no.
—Como guste.
Los marrones ojos de Allek dieron con los míos mostrándome una simpática sonrisa.
—Señorita Jones, es bueno verla en este grupo.
—Te agradezco, aunque preferiría estar en el beta.
Noté la mirada de Denrek lanzada de reojo.
—Pronto nos reuniremos con los demás y llegaremos a la torre sin ningún problema.
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Editado: 07.12.2023