Destinado

Capitulo 10

 

Cuando todos los vanirios se fueron, Jongin se quedó un rato más en aquel descampado. Sehun fue él único que lo acompañó. Leyeron el libro de Taeyeon juntos en medio de la oscuridad, solos y con las luces del coche encendidas.No daban crédito a lo que el libro revelaba. JaeWook, su mejor amigo, su hermano del alma, se había enamorado de una berserker. Nada más y nada menos que de Taeyeon, la hija del líder del clan de ``Roiyariti ´´.

¿Por qué no le dijo nada? ¿Realmente él se hubiese puesto en contra de su relación? No sabía qué pensar. Para él la felicidad de JaeWook era lo primero.Si bien era cierto que de todas los hombres y mujeres que había en el mundo, había descubierto a su cáraid en el clan contrario. Pero... él era su amigo. Tal vez si se lo hubiese contado...

—Deja de pensar eso —dijo Sehun.

—¿Crees que lo habríamos apoyado?

—Creo que no. Y nos habríamos equivocado al no hacerlo. El odio está muy arraigado entre las dos razas y, tanto un clan como el otro, hemos perdido a gente querida por culpa de nuestras diferencias y de los errores de nuestros antepasados, los originarios. Me duele admitirlo, pero creo que le habríamos fallado.

Jongin decidió no opinar al respecto. Él, más que nadie, tenía problemas con los berserkers. No le habría gustado saber que su mejor amigo traicionaba al clan por uno del otro bando.Por lo visto, las dos razas eran compatibles para procrear y parecía increíble que con todas sus diferencias tuvieran el don de crear vida. Y crearan cositas tan hermosas como Kyungsoo.

Kyungsoo. Luz. Le encantaba la asociación de su nombre con el gaélico. Cuando pensó en cómo se había encarado a él, sonrió. Se había dado cuenta de lo que él provocó en Kyungsoo, al ver su sangre de cerca, al olería. ¿Lo volvería loco su olor como el suyo lo volvía loco a él? Sus ojos dilatados, los pequeños y blancos colmillos que se asomaban entre sus labios. La cara del deseo. Lo había deseado y Kyungsoo no lo podría negar. Sí, sin duda al pequeño Kyungsoo le enloqueció su sangre y su torso tintado de rojo.

—Kyungsoo es una auténtica belleza —susurró Sehun observando de reojo a su hermano. —Antes ya era guapo, pero la conversión lo ha convertido en una especie de dios pagano. ¿No crees?

Jongin, nervioso, se movió en el asiento y se aclaró la garganta.

—Esto... El te gusta, ¿verdad? —preguntó Sehun levantando una perfecta ceja negra. —Te gusta de verdad.

Jongin lo miró y pensó que era inútil ocultarle nada a su hermano. Estaban muy conectados.

—No importa si me gusta. Él no quiere saber nada de mí y con razón.

—El principio de causa y efecto. Toda acción produce una reacción, bráthair. Te dije que no lo hicieras.

—Yo no lo sabía... Es como si los dioses hubiesen querido tomarme el pelo... Tú sabes que lo habría atado a mí después de acostarme con él. Ese habría sido mi castigo por comportarme así con un humano... Pero no. Resultó que todo salió mal después de... ya sabes.

—¿Después de tirártelo? —frunció los labios desaprobando a Jongin. —Te mereces su ira, Jonginnie.

—Lo sé.

—¿Pero?

—Pero gracias a lo que hice, él ha descubierto la verdad sobre su identidad. Sobre lo que es.

—Ni se te ocurra decirle eso a él si no quieres que te arranque la cabeza de cuajo, ¿me oyes?—le señaló con un dedo amenazador. —¿Pero dónde tenéis el sentido común? El fin no justifica los medios y menos en este caso. Ninguna persona querría pasar por lo que él pasó en su primera vez.

—¿Aunque acabara disfrutando? —alzó las cejas vanagloriándose de ello.

—Jongin, no —lo censuró rotundamente. —No estuvo bien. No lo aprobé desde un principio.

Su hermano tenía razón. Jongin dio un fuerte golpe al volante con las dos manos. Lo había jodido bien.

—Tu frustración es por algo más, supongo —dijo desenfadado.
Claro que era por algo más. Su cuerpo había reconocido a Kyungsoo como su pareja antes de que el corazón y la mente pudieran siquiera conectarse.

—No me digas —susurró Sehun asustado por el destino de su hermano. —No, Jongin, por favor...

—Es mi cáraid.

Sehun cerró los ojos y apoyó la cabeza en la cabecera del asiento. Se humedeció los labios y exhaló bruscamente.

—Por los dioses, Innie... —le pasó un brazo por encima y le frotó la espalda para consolarlo.

—No me va a perdonar, Sehun, y él es mi cáraid... —repitió incrédulo.

—Síntomas —exigió saber su hermano. Si había una posibilidad de que él no fuera la pareja eterna de Jongin, lo descubriría.

—Huelo su sangre a quilómetros. Tarta de queso con frambuesas.

Sehun se puso la mano en la frente y torció el gesto. El sabor y el olor favorito de Jongin.

—La primera vez que bebí de él, el hambre eterna que estamos destinados a sufrir los vanirios desapareció. Ahora vuelvo a tener hambre, pero sólo de él. No me atrae ningún otro cuello. Nadie. Sólo él. Y tengo hambre porque no me alimenta desde ayer. Las manos me queman cuando estoy cerca de Kyungsoo y sólo se calman si lo toco. Hoy ha estado a punto de estallarme el corazón cuando lo he visto. Su voz me relaja, me arrulla... y hoy habría matado a los dos berserkers que intentaban llamar su atención. Me he puesto enfermo. Celoso —dijo para sí mismo.



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En el texto hay: vampiros, hombre lobo, kaisoo chanhun

Editado: 12.05.2023

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