Destino

Capítulo 2: Encuentro Inesperado

- ¿Te casarás? - pregunté sorprendida.

- Dentro de poco, pero todavía falta, así que compartiremos la habitación hasta entonces.

- ¿Y quién es el afortunado?

- Lo sabrás cuando llegué el momento.

Por un rato largo quedamos hablando, recordando viejos tiempos y de lo lindo que era ser niño sin darnos cuenta de ello al ser pequeños.

Los días siguientes fueron de exploración, me trasladé a varios rincones de la ciudad y lo que más me gustó fue el parque y la feria, en un principio fui acompañada por mi prima, pero luego me lancé sola a la pequeña ciudad e iba a comprar los comestibles, mientras Denali se encontraba en la universidad (que todavía no había terminado), Arun en su puesto en la feria y tía Indira en la casa haciendo las tareas domésticas y trabajando de costurera.

Esa libertad me gustaba mucho, la ciudad era más bella si la experimentabas por ti misma. Además, si quería encontrar al responsable de la muerte de mi padre, debía hacerlo sola y tenía que conocer más o menos la zona. Ya tenía en mi lista un contacto, un amigo muy íntimo de mi padre que desde que murió no lo volvímos a ver, pero que vivía en un distrito al sur de la localidad. El mismo hombre me conocía de pequeña y aunque parezca mentira seguía teniendo contacto con su hija, que se había convertido en mi mejor amiga, pero que por un tiempo quedamos incomunicadas ya que se me rompió el celular. Por suerte, mi madre tenía su número y nuevamente nos volvímos a comunicar.

Según lo que tenía escuchado, no era un barrio muy seguro donde vivía, era recomendable ir acompañado; habían ciertos peligros. Pero me comunicaría con Alisha antes, para que junto con su padre me esperará en la parada del bus y me condujeran a su hogar.

Terminé de comprar las cosas y regresaba nuevamente a casa. No había apuro, pero no podía quedarme más tiempo dentro de la feria porque el montón de gente era espantoso, tenías que andar a empujones, algo difícil para mí ya que mi cuerpo era débil y delgado, pero me las apañé bien en salir de ahí. Cuando creía que había pasado la prueba de fuego, saliendo del borbollón me choqué con alguien, quedando arriba del pobre hombre que llevé puesto, por una mílesima de segundos nuestras miradas se cruzaron y de inmediato me levanté.

- ¡Oh, lo siento! Permita que lo ayude a levantarse - dije extendiendo mi mano.

En estos casos era más común que el hombre lo hiciera, pero aquí yo era la excepción.

Él tomó mi mano, no parecía enojado, pero si sorprendido.

- De verdad lo siento mucho, no estoy acostumbrada a estar rodeada de tanta gente, mucho menos salir de ellos a empujones.

- No pasa nada - dijo sonriendo -. Permita que la ayude a levantar sus cosas.

- Muchas gracias, aunque no es necesario.

Pero sin pensarlo dos veces lo hizo y juntos levantamos los artículos, que terminaron esparcidos cerca de nosotros, menos mal.

Cuando terminé de levantar el último, nuevamente los volví a meter en la bolsa de los mandados.

Le dí las gracias y cuando estaba a espaldas de él dispuesta a seguir mi camino preguntó:

- ¿Puedes decirme tu nombre? 

Lo miré extrañada, no sé para que quería saberlo pero igual le respondí:

- Lila, ¿el suyo?

- Ramveesh. Pero todos me dicen Ram, estoy encantado de conocerte - dijo con una sonrisa de oreja a oreja y luego se fue.

Qué hombre tan extraño - pensé.




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