Destino

Capítulo 23

Julie

Cuando despierto ya es el día siguiente, el sol está brillando intensamente y entra un poco de aire frío por la ventana. La habitación ya no me resultaba tan extraña y a pesar de no saber dónde estaba Imvelo, conocer el nombre de donde estaba, ayudaba a sentirme aún más segura. No sé por qué esos chicos me brindaban una sensación de seguridad, era extraño, no los conocía, mas ellos me conocían.

Sin embargo, según las palabras del médico, estar en este lugar había provocado que termina sin ningún conocimiento sobre mi relación con ellos, o cualquier otra cosa referente a este lugar. Además, mencionaron algo como poder y muchas más cosas que no lograba comprender. Había una tal “ella” que me había lastimado, pero siendo sincera, tampoco podía recordarla. Y dijeron algo sobre muertes, de aquellos que quería, desde que tengo 7 años he estado rodeada de la muerte, lo sabía con exactitud. No obstante, según los reportes de la policía, todo había sido un accidente. Era imposible que estuviera relacionado con algo de este lugar.

La puerta de madera se abre y por ella entra Sebastian. Su postura recta emitía un aire de realeza y al observarlo a distancia pensaba que lucía perfecto. Sonríe al verme y camina hasta sentarse frente a mí.

-Pueden pasar- dice y las puertas vuelven a abrirse, traían el desayuno. –Ayer te veías tan tranquila que no quise despertarte para la cena. Puedes comer lo que desees- siento y tomo un plato con pan francés.

Siento la mirada de Sebastian en mí mientras degusto la comida y mis mejillas se sonrojan. No me incomodaba su mirada, sin embargo, me hacía sentir un poco tímida. ¿Por qué me sentía así a su lado? No estaba preparada para responder esa pregunta, ni estaba preparada para cuestionar quién era él en mi vida.

-Si no te sientes cómoda con algo, no dudes en decírmelo- asiento y observo su rostro, no encontraba palabras para hablarle.

Desde todo lo que sucedió con mis padres y todos los accidentes que terminaron con la vida de mis amigos, las palabras no eran fáciles de decir y no podía mantener una conversación. Mucho menos, empezar una.

-Gracias- digo en voz baja.

-No es nada, Juliet, haré todo lo que está en mis manos para ayudarte- asiento y sonrío.

 

Sebastian

La noche llega y me despido de Juliet, entro a mi habitación, me coloco mi pijama y me acuesto en mi cama. Cierro mis ojos, mi respiración va calmándose poco a poco y finalmente el sueño me vence.

Escucho un grito y me pongo en pie, reconozco el timbre que tiene la voz de Juliet y el miedo recorre todo mi cuerpo. Abro la puerta y salgo, camino por el pasillo hasta detenerme frente a la habitación de Julie, sus gritos se escuchaban aún más fuertes. Toco la puerta, una y otra vez, intento abrirla pero me es imposible. La puerta estaba cerrada con seguro desde el interior, aplico un poco de fuego y la cerradura se derrite, entonces entro.

Corro hasta llegar a la cama, observo a Juliet, su ceño estaba fruncido, lágrimas caían por sus mejillas y una capa de sudor cubría su frente. Coloco mis manos en sus hombros y la muevo ligeramente tratando de despertarla.

Después de unos minutos, en los que sus gritos no cesaron, abre sus ojos y puedo respirar tranquilamente. Seco sus mejillas con mis manos y observo sus mejillas sonrojadas por el llanto. Los latidos de su corazón eran rápidos, había un rastro de tristeza en sus ojos, sin embargo, en cuanto logra recuperar completamente el conocimiento, éste desaparece.

-¿Qué ha pasado, Juliet?-

-¿Por qué lo preguntas? Estoy bien- responde.

-¿No recuerdas lo que soñaste?- pregunto.

-No, no he soñado nada- contesta.

-Estabas gritando, Juliet. Como si algo doliera demasiado- digo.

-No lo recuerdo, no he soñado nada y mucho menos algo que me hiciera sufrir. Te diré cualquier cosa que suceda, pero en este momento, te puedo asegurar que no me ha sucedido nada- asiento y me pongo en pie.

Me despido de ella y salgo de la habitación. Había algo extraño en ella, no era normal que no recordara nada sobre sus sueños, estaba gritando de dolor. Camino de regreso a mi habitación y por más que lo intente, no puedo dormir.

 

Las siguientes tres noches sucede lo mismo. Los gritos de Juliet me despertaban, llegaba a su habitación y cuando despertaba, ella no recordaba nada de lo que había sucedido.

He hablado con el médico y ha dicho que probablemente sus sueños eran recuerdos y que al estar consciente su memoria se encargaba de borrar cualquier rastro de ellos. Probablemente revivía la muerte de todas las personas importantes para ella y probablemente estar aquí, sólo alimentaba esos recuerdos.

-¿Qué debería hacer?- le cuestiono a William.

-Lo que diré probablemente no sea lo que desees, pero sabes que me preocupo por ti y si Juliet es tan importante para ti, también buscaré su felicidad- lo observo a los ojos. –Estar aquí no es lo mejor para ella. Quedarse aquí, sólo va a provocar que esos recuerdos que Juliet no quiere mantener vuelvan a su mente, una y otra vez. No sé cuánto tiempo podría suceder esto, pero sé que mientras haya algo que le recuerde alguno de esos momentos, ella va a sufrir y algún día será demasiado- pienso en sus palabras y sé que es verdad.




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