Juliet
Después de ese primer encuentro, lo volví a ver varias veces y finalmente un día comenzamos a hablar. Con el paso de los días llegamos a encontrarnos en un café y cada vez que estaba a su lado, tenía la sensación de que lo conocía desde hace mucho tiempo. Después de unos meses, me di cuenta de que era de esa manera.
Por las noches tenía pesadillas sobre una tierra “mágica” donde las personas podían controlar los elementos naturales. Había un castillo y un gran árbol. Luego, mis sueños se mancharon de rojo y vi muerte y más muerte. Mis padres no fallecieron por un accidente, ninguno de mis amigos falleció por un accidente, todos fueron asesinados. Y luego vi la muerte de la responsable.
Cuando todos mis recuerdos fueron devueltos, un dolor llenó mi pecho por completo. Levanto mi playera y observo la marca que me unía a Sebastian, el diseño había cambiado y era muy distinto, ya no estaba el árbol. Frunzo mi ceño, ¿eso tenía que ver con que no había vuelto en 3 años a Imvelo? Eran muchas dudas las que pasaron por mi mente, deseaba encontrar una respuesta, pero primero debería mencionar que ya he recuperado mis recuerdos y eso era algo que aún no estaba preparada para decir.
Mi teléfono suena anunciando un nuevo mensaje. Lo tomo entre mis dedos y luego de desbloquearlo, veo que era de Sebastian.
“Pasaré el fin de semana con mi familia, así que no podré verte. El lunes paso por ti”
Después de responderle que pasara un buen fin de semana y lo veía hasta el lunes, pienso en Imvelo. Me habían dicho que si la “futura reina” no daba suficiente energía al árbol, algo malo sucedía con las demás personas.
Además, ¿cómo es que llegué a olvidar todo? ¿Por qué Kira, Adonis, Caroline y William no volvieron a aparecer en mi vida?
El fin de semana pasa rápidamente y el lunes llega en un abrir y cerrar de ojos. Me levanto de mi cama, camino hasta el baño y después de lavarme mis dientes, quito mi ropa. Templo el agua de la ducha antes de entrar.
Cuando termino de ducharme, busco la ropa que usaría hoy. Tomo un pantalón de mezclilla azul claro, un suéter negro cerrado con cuello “V” y unas botas negras. Bajo las escaleras y camino hasta llegar a la cocina, preparo mi desayuno, posteriormente, empiezo a comerlo.
La casa se sentía aún más vacía, luego de que todos los empleados se fueran. Según algún documento escrito por mis padres, sólo se quedarían hasta que cumpliera los 21 años, después de ello, yo me haría responsable sobre todo lo relacionado con las tareas del hogar. Ciertamente, eso no era una molestia, pero el silencio que había cada vez que llegaba a casa, me hacía sentir aún más sola.
Salgo de mi casa y noto que Sebastian ya se encontraba esperándome. Sonrío al verlo, siempre era de esa manera. Me devuelve la sonrisa y el calor envuelve mi corazón. Camino hacia él, sintiendo mi cuerpo temblar con cada paso.
-¿Cómo te fue el fin de semana?- cuestiono.
-Fueron días bastante agotadores, mi hermano ha heredado el negocio familiar, así que todo ha sido… Caótico- uno mis labios, ¿William ha sido nombrado rey? Sebastian me observa con los ojos abiertos mostrando sorpresa y me doy cuenta que he pensado en voz alta. -¿Lo recuerdas?- cuestiona y sólo puedo asentir.
Sus ojos se cierran por un momento y un suspiro sale de sus labios, no debe de haber esperado esto.
-¿Desde cuándo?- pienso en mi respuesta.
-Técnicamente desde hace unos meses, he soñado con algunos momentos, pero hasta hace unos días, supe que no eran sueños, si no recuerdos- respondo. -¿No debería recordar?- pregunto.
-Esa es una pregunta que sólo tú puedes responder, me hubiese gustado que no recordaras nada, si eso impedía que sintieras dolor, por supuesto que desearía que fuera de esa manera- contesta.
-¿Por qué no pude recordarlos cuando regresé a casa? Sé que los vi antes de eso- digo.
-Tuviste un trauma, tu propia mente borró la mayoría de tus recuerdos, pero por alguna razón, seguías soñando con ellos. Cada noche, escuchaba como gritabas por el dolor que los recuerdos te provocaban. No podía permitir que te quedaras allí, si dolía de esa manera, hacerlo. No pude mantenerte en Imvelo, así que le pedí ayuda al médico de la familia, le pedí que nos borrara de tu vida- me acerco un poco más a él.
-¿Si querías que no recordara, por qué volviste?- pregunto.
-Pensé que si me conocías de una manera normal, si podíamos hablar y convivir sin que los recuerdos de todas las muertes te impidieran ser feliz a mí lado, entonces todo estaría bien- mis ojos se mantienen fijos en los suyos.
-¿Qué pasará con Imvelo?- doy un paso más hacia él.
-William se hará cargo y cuando se case con Kira, ella le ayudará- responde.
-¿Eso está bien?- pregunto.
-Lo estará, no necesitas volver si no lo deseas- coloco mi mano detrás de su cuello y acerco su rostro al mío, mi respiración se mezcla con la suya antes de unir nuestros labios. Inclino mi cabeza para sentirlo aún más cerca.
Nuestros labios se mueven lentamente, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. No hay prisas. Sus manos pasan por mi cintura y me atrae a su cuerpo, cuando la falta de aire se hace presente, nos separamos.