Destino.

Capítulo 1.

Alissa sentía una luz muy potente sobre su rostro, el sonido de una maquina cerca comenzaba a irritarla. Abrió los ojos lentamente tratando de acostumbrarse a su entorno.

Intentó mover sus manos, pero había demasiados cables en ellas, las sábanas blancas le daban un leve indicio del lugar en el que se encontraba, pero no fue hasta que la puerta de la habitación se abrió y su padre entró con una sonrisa que lo supo con exactitud.

  ─Hola, cariño. ¿Cómo te sientes?─Alissa intentó hablar, pero su padre agregó rápidamente─: No, tranquila, no te esfuerces, aún estás débil.

Ella fruncio el ceño, no recordaba lo que había pasado, aunque realmente se esforzaba por sacar alguna imagen útil de su mente.

Su padre debió notarlo porque entonces dijo:

  ─Intentemos algo, ¿de acuerdo?, sólo asiente o niega con la cabeza, sin esfuerzos mayores ¿si?.

Alissa asintió.

  ─¿Recuerdas lo que te sucedió?─Alissa negó rápidamente─. Estabas en el parque cuando la tormenta comenzó, un rayo logró alcanzarte, por suerte, un chico lo vio todo y te trajo hasta aquí a tiempo.

Ella recordaba estar leyendo en un árbol y luego todo volviéndose negro.

Una especie de ronquido la sacó de sus pensamientos. En uno de los sillones se encontraba Leyla profundamente dormida, Alissa sonrió.

  ─Tu madre la llamó y no se ha despegado de ti desde que llegó─sonrió─. Todo está bien, cielo, nos diste un buen susto, pero ya se acabo. En un rato volveré a ver cómo están las cosas.

El sonido de la puerta despertó a Leyla, había ojeras debajo de sus ojos y se veía un poco demacrada. Alissa pensó que eso no se debía a dormir en un incómodo sillón.

  ─Así que como nunca pasa nada en pueblo quieto, decidiste rostizarte el cerebro ¿Eh?─Leyla se levantó y se acercó hasta Alissa─. Bueno, la próxima vez avisame, así no tendría que preocuparme.

  ─No es gracioso─la voz de Alissa sonaba demasiado ronca─, ¿Cuánto tiempo llevo aquí de todos modos?.

  ─Dos días─bostezó─, En realidad es un alivio que hayas despertado tan rápido, ese sillón no es tan cómodo como aparenta.

  ─Ya, pero tampoco creo que eso sea el motivo de tus ojeras, ¿verdad?.

Leyla se encogió de hombros.

  ─Ha sido un verano bastante movido, pero nada de lo que preocuparse─su mirada se desvío hacia uno de los aparatos en la habitación como si fuera lo más interesante del mundo.

Está mintiendo─Alissa lo sabía bien, pero no dijo nada─.Me lo dirá cuando esté lista.

  ─¿Cómo está la abuela Edna?─Alissa sonrió─, Hace bastante que no la veo, he crecido un montón, seguro que por eso ya no me llegan sus suéteres en mi cumpleaños.

Leyla suspiró como si estuviera aliviada de que hubieran cambiado de tema.

  ─Ella está bien, te extraña y se preocupó mucho cuando recibímos las noticias de lo que te había pasado─Leyla le dirigió una mirada cautelosa─, Por supuesto no fue la única, Luca se puso pálido y casi le da un ataque.

Alissa borró la sonrisa.

Luca

Incluso pensarlo le dolía.

Habían pasado meses desde su gran pelea, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder, al menos no lo habían hecho hasta ahora y, aunque jamás lo admitiría en voz alta, le dolía que así fuera.

  ─Lissa─Leyla seguía intentando tantear terreno─, Luca está en la sala de espera, tus padres dijeron que sólo una persona podía quedarse aquí y él pensó que sería mejor que fuera yo.

  ─Pues bien pensado, felicitalo de mi parte, no creo que nunca en su vida haya tenido una buena idea hasta ahora─la rabia era la que estaba hablando ahora y ambas lo sabían aún así, Leyla dejó que se desahogara─,Lo lamento─dijo después de suspirar─. Es tu hermano, no debería hablar así de él en tu presencia.

  ─Ni en mi ausencia, pero te entiendo─Leyla hizo una mueca─. No, ¿Sabes qué?, no lo entiendo, estoy harta de esto porque no sólo le afecta a ustedes, me niego a que sigan con esta tontería y van a solucionarlo ahora mismo.

  ─¿De qué...?─pero Alissa no pudo terminar la pregunta porque Leyla salió de la habitación dejándola sola con el irritante sonido de las máquinas.

Dos minutos después Luca atravesó el umbral de la puerta.

Era lo más cerca que habían estado el uno del otro desde que los mellizos se habían ido al inicio del verano, y para Alissa, fue como una bocanada de aire fresco después de estar sumergida en el agua durante mucho tiempo.

  ─Leyla dijo que querías verme.

  ─Es bastante decepcionante que aún siendo mellizos no puedas darte cuenta cuando miente─la voz de Alissa, ahora menos ronca, sonaba demasiado monótona─. Gracias por estar aquí, de verdad, pero esto no cambia nada.

  ─Sé que no lo hace, sé que seguimos en la misma posición de antes, pero no podía hacer como que no me importas porque ambos sabemos que es falso.



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En el texto hay: brujos

Editado: 16.03.2018

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