Destino.

Capítulo 8.

Cuando llegó a casa, sus padres ya estaban despiertos, se veían preocupados y ese sentimiento aumento en cuanto notaron las muecas de dolor en el rostro de Alissa.

Su tobillo ardía demasiado y, según recordaba, para ese momento la herida ya tendría que haber sanado, algo malo pasaba, de eso no tenía duda.

  ─¿Alissa?─la voz de su madre estaba llena de angustia─, ¿qué ha pasado?, ven, recuestate en el sofá.

Así lo hizo, con mucho cuidado se acercó al sillón y se acostó procurando que nada tocara la herida.

Sus padres la revisaban mientras discutían cosas en voz baja, Alissa no lograba entender lo que decían, por sus miradas supuso que estaban en modo doctor, así que se limitó a mirar el techo.

No podía dejar de pensar en la niña del bosque, aunque el dolor la distraía por momentos cuando se volvía más intenso.

  ─¿Cómo te hiciste esto, Lissa?─su padre intentó ser suave al hablar, pero el nerviosismo en su voz era notorio.

  ─No lo sé, yo no...

  ─Cielo─la interrumpió su madre─, ésto es grave, tienes que decirnos que pasó.

  ─Estaba dormida, pero tuve un sueño extraño─tragó en seco─, alguien estaba atacándonos... quise ayudarlos, de verdad que lo intenté...─lágrimas amenazaron con salir de sus ojos─, pero no pude, había una cadena en mi tobillo...─un sollozo salió de sus labios─ desperté y ya tenía esto─señaló la herida.

Will y Sarah se miraron.

  ─La encontraron─Alissa sintió un mareo─, no creí que lo hicieran tan rápido, pero ya han empezado a debilitarla.

  ─Sabes lo que eso significa, Sarah. No estamos listos, no hemos podido hacer la protección y ella ni siquiera ha desarrollado por completo sus poderes─ninguno de los dos la miraba y eso hacía que se sintiera más desconcertada.

  ─Podemos hacer la protección ahora mismo, y lo de sus poderes... lo trae en la sangre, Will, tu mismo lo haz dicho en varias ocasiones, son parte de ella, no podemos enseñarle nada más de lo que ya hicimos.

  ─Sí me encontraron─los interrumpió─,  ¿por qué no nos han atacado? ¿qué están esperando?.

  ─¡Oh, cariño!─su madre se acercó y le acarició el cabello─, esto que te voy a decir va a ser difícil de asimilar, pero tienes que ser fuerte─suspiró─,  ahora que la orden te ha encontrado no van a hacer las cosas sencillas, para ellos todos los Kayrell que desobedecen o escapan merecen un castigo y nosotros no vamos a ser la excepción.

<El sueño no fue una coincidencia, se metieron en tu mente, la herida en tu tobillo la hicieron así, con ayuda de su divinidad.

A partir de ahora no van a dejarte tranquila, a ninguno de nostros en realidad, pero es posible que sea más duro para ti porque no haz sido entrenada como nosotros. Tu padre y yo haremos algunos hechizos afuera de la casa para crear un sitio seguro para ti, pero debes estar alerta.>

  ─¿Qué pasa con mi tobillo?.

  ─Iré a preparar algo para eso, pero incluso después de que sanes, la cicatriz va a quedar marcada en tu piel─le sonrió con tristeza─, lo lamento.

Alissa asintió con resignación y sus padres salieron de la habitación rápidamente, su mente era un torbellino de ideas, quizá podía hacer algo para bloquear su mente, no quería ser un blanco fácil.

Se levantó y cojeando llegó hasta la cocina, su madre revolvía algo con un cucharón mientras leía un libro apoyado sobre la isla de la cocina.

  ─¿Qué es?─preguntó Alissa señalando el libro cuyas páginas se veían amarillas y desgastadas, casi parecía que fueran a desintegrarse en cualquier momento.

Su madre sonrió antes de responder.

  ─Es el libro de mi familia, una copia al menos─un brillo de nostalgia apareció en sus ojos─, mi madre me lo dio unos días antes de que nacieras, ellos eran sanadores y anotaban todo aquí.

  ─¿Sanadores?, ¿cómo que sanadores?─frunció el ceño─, ¿para que necesitan sanadores?.

  ─Bueno, si, podemos curarnos, pero hay heridas de las que no podemos reponernos, como la que tienes en el tobillo causada por un poder divino─el rostro de su madre se ensombreció─. La orden solía castigar a los que salían de misión y no lograban matar al Awwim designado, mi familia se encargaba de curar las heridas al final.

Sarah dejó de revolver y obligó a Alissa a sentarse para untarle una mezcla verde en la herida, después de unos minutos ésta cicatrizó dándole una sensación de alivio a ambas.

  ─Mami─Sarah miró a Alissa, su rostro se enternecio al oírla llamarla de esa manera y en un tono un poco infantil─, vamos a estar bien ¿verdad?, nada va a pasarnos ¿cierto?.

  ─Nada va a pasarnos, pequeña, mientras estemos juntos, todo irá bien─se abrazaron justo en el momento en el que Will entraba a la cocina.

  ─Hice la protección, quizá debamos reforzarla mañana por la mañana, pero por ahora estaremos bien─sonrió al verlas─. Llamaré al hospital para que sepan que no podremos ir en algunos días.



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En el texto hay: brujos

Editado: 16.03.2018

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