Alissa sintió algo mojado en la frente cuando volvió en sí, pero no abrió los ojos porque sentía que su cabeza taladraba.
─¿Cuánto tiempo más va a estar inconsistente, abuela?─la voz de Luca llegó a sus oídos─, sus padres ya están preguntando por ella, están preocupados.
─Ya, claro─oyó a la abuela Edna acercarse─, seguro que ellos son los únicos preocupados.
─Abuela...
─Tranquilo, ella está bien─Alissa sintió una mano en su cabeza y lo mojado desapareció de su rostro─, ¿verdad, pequeña?.
Al darse cuenta que la habían descubierto, abrió los ojos poco a poco intentando acostumbrarse a la luz que entraba en la habitación que, después de identificar las paredes supo era la de Luca.
─Estoy bien, ¿qué ha pasado?─recordó la pequeña batalla en su casa─, mis padres, ¿dónde están?.- se levantó de golpe y enseguida un mareo la invadió.
─Tranquila, cielo─la abuela la sentó de nuevo en la cama─, ellos están bien, están a salvo, lo prometo.
─No, abuela, necesito hablar con ellos─intentó levantarse de nuevo, pero se lo impidieron.
─Vale, vas a hablar con ellos, pero primero necesitas recuperarte por completo, aún no tienes tanta energía, así que tardará algunos minutos─y salió de la habitación.
Un silencio incómodo se extendió por todo el lugar, necesitaba hablar con sus padres acerca de lo que Uriel había dicho antes de que se desmayara.
─¿Qué pasó con mi casa?─su mirada se dirigía al suelo.
─Está un poco... pues... destruida─hizo una pausa─, ¿qué sucedió ahí, Alissa?, ¿qué pasó con la barrera?.
─La derribaron, entraron y nos atacaron─suspiró─, hice lo que pude, pero no fue suficiente─cerró los ojos para evitar que las lágrimas cayeran─, ni siquiera pude proteger a mis padres.
─Lo hiciste, están bien─se acercó a ella y la abrazó─, cuando llegamos y los encontramos ahí tirados... creí que te perdía.
Alissa sollozó.
─Luca, necesito hablar con mis padres, es importante─lo miró a los ojos─, cada segundo cuenta, llevame con ellos, por favor.
Él lo pensó unos instantes y luego asintió.
─Está bien, yo... sí, te llevaré con ellos.
Alissa se apoyó en él para no caer y salieron de la habitación, reconoció enseguida el camino hacia la habitación de Leyla.
Cuando abrieron la puerta se encontró con Thara, la madre de los gemelos, platicando con sus padres.
─Lo digo de verdad, Sarah, pueden quedarse el tiempo que quieran aquí, somos como familia... bueno, en realidad lo seremos de verdad el día que Alissa y Luca se casen─Will fruncio el ceño ante las palabras de Thara, Alissa interrumpió la conversación.
─Ya puedes quitar esa cara que para eso faltan todavía muchos años, papá, no te preocupes─todos se giraron a verla y casi pudo distinguir como el ambiente se relajaba.
─Cariño─su madre fue la primera en levantarse para abrazarla─, ¿cómo te sientes?.
─Bien, mamá, sólo...─miró a Thara─, yo... necesito hablar con ustedes─dijo mientras dirigía su vista nuevamente a Sarah.
─¿Qué sucede?─su padre también se levantó y se acercó a Alissa─, ¿te duele algo?.
─No... no es eso... sólo que...─Thara sonrió, se puso de píe y se alisó la falda.
─Sólo que quieres que sea a solas, pero eres muy educada para decirlo, no te preocupes, Lissa─tomó el brazo de su hijo delicadamente─, Luca y yo prepararemos la cena.
─¿La cena?─susurró, pero Thara no la escuchó porque ya había salido de la habitación.
Cuando estuvieron solos Alissa suspiró y se sentó en la cama.
─¿Qué sucedió después de que Uriel nos aturdiera?─Sarah la miró con preocupación.
─Bueno... empezaron a atacarme─su padre cerró los ojos con enojo─, no pude mantenerme en píe por mucho tiempo, lo intenté, pero no soy tan rápida y ellos eran dos...─suspiró─, Uriel dijo algo antes de dejarme inconsciente─miró al suelo─, dijo que teníamos dos opciones, entregarnos voluntariamente ó resistirnos y enfrentarlos de nuevo.
─Bueno, no creo que vuelvan tan rápido por nosotros─Sarah acarició el cabello de su hija.
─No a menos que Rafael pueda curarse, aunque...¿qué tan rápido se cura un Arcángel?─sus padres le dieron una mirada de duda─, es decir, ¿funcionan igual que nosotros?, ¿unos minutos y ya están?.
─Alissa, los Arcángeles no se curan porque no puedes lastimarles en primer lugar─ella fruncio el ceño.
─Si que puedes, yo lo he hecho, lastimé a Rafael en el brazo, además, ¿no fueron ustedes los que dijeron que buscara su punto débil?.
─Bueno, si, lo hicimos, pero fue porque sí sabías que no podrías hacerles daño, hubieras dudado en defenderte.