─Vas a dejarlos ir, ellos no tienen nada que ver con esto, ni siquiera tu eres tan estúpido como para matar a dos brujos en su propio territorio─Rafael río.
─¿Quién va a obligarnos a liberarlos?─se burló─¿Tu?, no me hagas reír, creí que eras más lista que eso.
─Ya sabía yo que podíamos toparnos con un problema así─Alissa sacó de su bolsillo una pequeña navaja que a simple vista se veía bastante filosa.
─¿Crees que puedes asustarme con una cuchilla?─Rafael rodó los ojos─, los objetos comunes no pueden hacerme daño.
─Lo sé─puso el filo en su garganta─, pero también sé que aún me necesitan, sin mi, tienen que volver a su patético intento de terminar su misión─Rafael abrió los ojos con terror, Alissa tuvo que contener la sonrisa que amenazaba con formarse en su rostro.
─Si mueres... podemos esperar a que otro Kayrell con tu habilidad nazca.
─Estoy segura de que no funciona así, Rafael─hizo una pausa─, y si así fuera, ¿cuánto tiempo más están dispuestos a esperar?, ¿años?, ¿siglos?.
─Tienes razón, Alissa─Uriel acompañado de otros dos Arcángeles aparecieron junto a Rafael─, no estamos dispuestos a esperar más tiempo.
Un chasquido hizo desaparecer la jaula en la que Luca y Leyla se encontraban, con una rápida mirada notó que Leyla estaba lastimada y le costaba caminar.
─¡Connor!─Alissa gritó y el susodicho salió de entre los árboles─, ayudenla y salgan de aquí─miró un segundo a Luca─, quiero que se vayan los tres.
─Qué conmovedor, siempre intentando proteger a los que te importan, ¿no es así?─Rafael habló con superioridad─, pero todo tiene un precio.
─Calmate, Rafael─uno de los Arcángeles desconocidos habló─, déjame hablar con la señorita Saintcox─se acercó unos cuantos pasos─, primero, querida, quiero que bajes la navaja.
Sin saber muy bien porqué Alissa le hizo caso.
─Ahora, con respecto a lo último que tú y Uriel hablaron, ¿de qué manera haremos esto?.
─No voy a irme con ustedes sin pelear─Alissa se tensó─, son unos asesinos, unos monstruos, jamás me uniría a eso voluntariamente.
─Estás confundida, querida─le sonrió─, nosotros no asesinamos a nadie, creo que debes recordar que tus padres fueron los que quitaron muchas vidas.
─Lo hicieron por su culpa, porque ustedes no fueron capaces de cumplir SU misión.
─Si lo hubiéramos hecho, no seríamos diferentes de lo que somos ahora, ¿no es así, señorita Saintcox?, unos monstruos.
─Por lo menos no serían unos cobardes.
─Como comentaba hace unos instantes, nosotros no asesinamos a nadie.
─Lo hacen, cada Kayrell muerto a causa de sus castigos es sangre que se derrama directamente en sus manos─sintió la rabia crecer dentro de su pecho─, ¿o es acaso que ya no recuerdan a Thomas Saintcox?.
─¡Ah, claro!, ¿cómo olvidar a un joven tan talentoso como Thom?─hizo una pausa─, es una lástima que ese pequeño inconveniente haya acabado con un futuro tan esperanzador...
─¿pequeño inconveniente?, ustedes lo mataron─una llama se formó en su mano libre─, y van a pagarlo.
Lanzó el fuego hacía enfrente sin apuntar a nadie en particular, por lo que todos pudieron esquivarlo con relativa facilidad.
─Dejando que tus emociones controlen tus actos no vas a lograr nada─sonrió─, pero vamos a darte otra oportunidad, nadie tiene porqué salir herido de aquí si vienes con nosotros.
Alissa negó con la cabeza y lanzó otra bola de fuego.
─Acabemos con esto ya, Gabriel─Rafael miró al Arcángel que había hablado con Alissa─, sí no quiere hacerlo por las buenas mejor, así nos divertimos un rato.
Rafael formó una bola de energía, pero antes de que pudiera lanzarla el otro arcángel interrumpió.
─¡Alto!─Rafael rodó los ojos─, no ha venido sola─olfateó un poco─, el olor a Brujo y Kayrell está por todo el ambiente─sonrió maliciosamente─, ya sabes que hacer Uriel.
El mencionado asintió y unas alas se desplegaron en su espalda, desprendían un halo de luz que la distrajo unos segundos, después se marchó volando.
─Bueno, veremos que haces con la balanza inclinada a nuestro favor.
Minutos después se oyeron algunas pequeñas explosiones y luego vio a Uriel regresar con sus padres y los de los mellizos.
─Señorita Saintcox, última oportunidad, ¿de qué forma haremos esto?.
Uriel le había dado la espalda a sus prisioneros que aparentemente estaban inconscientes, Alissa los miró y vio a su padre abrir los ojos y darle un guiño.
Esa era la señal.
─De la única forma posible─miró a Gabriel─, acabando con ustedes.
Una ráfaga de viento salió de las manos de Alissa haciendo que Gabriel saliera volando, sus padres se pararon y comenzaron a lanzar ataques hacia los cuatro arcángeles mientras que los Orwell creaban una especie de campo de fuerza alrededor de ellos, era la única forma de protegerse ya que ellos no dependían de la orden tampoco.