Destino

Capitulo II

Al despertar en la mañana lo primero que vi fue a madre parada a un costado de la cama, con su pijama rosa y todo su cabello rojo alborotado, su rostro reflejaba enojo.

-Buen día bella durmiente- dijo mi mama con una mano en la cintura, golpeando un pie.

-Buen día mami hermosa- sonreí tratando bajar la tensión.

-¿Por qué llegaste tarde anoche?- pregunto sin más rodeos.

-Si te contara no me creerías- baje la cabeza apenada.

-¿Por lo menos algo?- pregunto sin parar de mirarme.

-Conocí a un muchacho y me llevo a mirar las estrellas desde una torre de su casa- dije bostezando.

-¿Y luego se convirtió en hombre lobo? ¡Jajaja!- soltó una carcajada –Esa es la mentira más creativa que me han dicho- siguió riendo.

-¡Lo sabía!- dije en voz alta –Estaba segura que esa seria tu reacción.

-Bueno hija alístate, hoy te llevo a clases, tienes una hora- dijo retirándose de la habitación.

Quiero lucir hermosa por algún motivo, así que vestiré como una diva elegante. Después de ducharme escudriñe en mi armario hasta encontrar el atuendo adecuado. Opte por lucir un vestido rosa simple, ajustado en la cintura y suelto hasta unos centímetros más arriba de las rodillas, tacones altos, un collar y aretes.

-¡Sarah! Tienes una llamada al teléfono- grito Adan.

-¡Voy enseguida!- respondí.

Salí de la habitación y corrí por las escaleras, casi me tropiezo con los tacones, llegue a las sala y le quite el teléfono a Adan.

-¿Hola? ¿Quién habla?- respondí.

-Sara... Habla Fred, tu padre-

-Adiós- dije.

-Espera Sara, necesito hablarte...-Corte la llamada.

Tan solo escuchar su voz, me hizo sentir indignada, no necesito saber nada de él.

-Deberías intentar escucharlo- sugirió mama desde la cocina.

-No me interesa- respondí.

-Ven a desayunar- dijo en voz alta.

-En seguida voy- me dirigí a la cocina y tome asiento en el comedor, de vidrio y mármol, la obsesión de mi madre, todas mi casa parece de porcelana.

-Estas hermosa ¿te pusiste tacones?- pregunto asombrada.

-Gracias, pues si, hoy quiero lucir bonita- le di un mordisco a los panqueques que preparo mi madre.

-Hermana ¿Por qué tan guapa?- entro mi hermano a la cocina y se sentó en la mesa.

Llevaba una camisa negra manga largas, un pantalón color gris y zapatos de vestir negros, se veía hermoso, él es piel morena, musculoso, con unos hermosos ojos de pestañas largas y es considerado un romeo, por la manera educada que habla y la forma en que canta, es por eso que vive rodeado de chicas.

-Ahora no podemos ni vernos linda, porque es toda una novedad- puse los ojos en blanco.

-¿Es por ese chico que conociste?- rio mama.

-Sara ¿Ya te gusta alguien? Ya era hora de que tengas tu primer novio- soltó una carcajada ahogándose con la comida.

-Que idiota, ni burlarte te sale bien- le revire los ojos.

-Dios parecen niños- dijo mama dándole palmadas en la espalda, el tomo agua y se incorporó.

Mi hermano se terminó la comida, yo tome mi teléfono y mi bolso. Salimos, subimos al auto y tomamos rumbo a la universidad.

-Sara ¿cómo se llama el chico te gusta?- pregunto Adan desde atrás en medio de ambos puestos delanteros.

-¡Que no me gusta nadie!- dije hundiéndome en el asiento.

-Son como dos niños- dijo mi madre nuevamente.

-¡Mama!- gritamos al mismo tiempo.

-¿Si tesoros?- respondió.

-¡Que no somos niños!- gritamos al mismo tiempo.

-Adan decídete ¿Hablas tu o hablo yo? ¡jajaja!- reímos a carcajadas.

Enseguida llegamos a la universidad y mi madre nos dejó y se marchó a trabajar. Aún era temprano para la primera clase, decidí quedarme un rato más afuera mientras se hacia la hora de entrar, me senté en unos de los banco que quedaban alrededor de la universidad en las áreas verdes, todo rodeado de árboles y flores. Suspire profundo y deje que la brisa agitara mi cabello de un lado a otro.

A lo lejos venia caminando una chica, y se acercó a mí.

-Hola- me dijo, parecía tímida.

-Hola ¿Qué te trae por aquí?- sonreí mostrando amabilidad.

-Solo... ¿Puedo sentarme?- pregunto la chica. Tiene ojos marrones, cabello castaño a las caderas, muy alta y elegante. Traía una braga negra con una camisa blanca debajo y unas botas marrones.

-Por supuesto- respondí. Ella se sentó a mi lado.

-Me mude hace poco a este país, no conozco a nadie, lamento molestarte a ti- dijo ella mirando el césped.

-Yo igual, pero no me molesta, estoy acostumbrada a la soledad- Sonreí – Mira hacia arriba, mantén tu vista en alto, se más segura, estoy segura que así te ira mejor en esto de hacer amigos- le subí el rostro con una mano.

-Oh... Muchas gracias- respondió sonriendo.

-¿Te he visto antes?- le pregunte sin mirarla, mi vista se fijó en los arboles del horizonte.

-Sí, estoy en tu clase de Biología- respondió ella.

-¿Cómo te llamas?- La mire, tenía las manos enlazadas sobre sus piernas.

-Lo siento, olvide presentarme, me llamo Diana ¿Y tú?- pregunto emocionada.

-Sara, un gusto, debo irme ya a clases, estoy por entrar- le di un papel en la mano –Ahí está mi número de teléfono, escríbeme- Me aleje y me despedí con la mano.

Después de las dos clases de la mañana, Salí mentalmente agotada, fui hasta mi casillero a dejar algunos libros y tome mi teléfono para escribirle a Eliot.

Sara: Hola Vic, ¿Cómo estás?

Vic: ¡Sara! Justo pensaba en ti, excelente ¿Y usted?

Sara: Estoy bien, ¿Dónde estás?

Vic: Pues... Detrás de ti.

Voltee inmediatamente y Vic estaba a unos centímetros de mi recostado de su casillero, me saludo con la mano.

-¿Levabas tiempo allí?- pregunte caminando hacia él, lo mire de arriba bajo.



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En el texto hay: drama familiar

Editado: 06.07.2021

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