Destino, Brick Lane #6174 (ae 1)

X.

La campana anunció la llegada de un nuevo cliente, Nía se giró enseguida encontrándose con la mirada fría de los ojos almendrados con orbes grises de la chica que acaba de entrar. Nía sonrió enseguida.

-Bienvenida -ella se acercó y se sentó en frente a la barra.

-Querida Nía, ¿cómo has estado? -Sus pequeños labios formaron una sonrisa. Nía le sirvió una taza de té.

-Muy gustosa de verte, Mabí -le pasó unas galletas -¿Hoy es tu día libre? -ella asintió.

-Adrián me invitó a comer –respondió con un aire de alegría.

-Ahora entiendo porque me pidió permiso -hizo una mueca -mi hermano estará feliz de verte -sonrió.

Mabí asintió y sonrió enseguida -¿Qué hay de ti? -le dio un sorbo a su té.

-¿De mí? -se sorprendió.

-Sabes perfectamente de quien hablo -alzó una de sus cejas curvas con una mirada pícara.

Nía negó decepcionada -nada que haya cambiado -Mabí asintió lentamente entendiendo la situación -¿Cómo están las cosas en la biblioteca?

Mabí soltó un suspiro pesado -los arcángeles permanecerán un tiempo en la biblioteca Shin, al parecer, sospechan de las personas que entran ahí -Nía mordió su labio inferior -lo mejor es que se abstengan de ir a la biblioteca por un tiempo -ella asintió.

-Mabí -entró Adrián con una sonrisa a la cafetería, se acercó a ella y le dio un corto beso en los labios -te ves hermosa.

-Te ves muy bien -susurro para luego regalarle una sonrisa.

-Nos vamos -le informo a su hermana -volveremos en la noche.

Nía abrió la caja fuerte y sacó dos collares de ahí -Adrián -le pasó los collares -diviértanse -sonrió.

Adrián le dio una sonrisa y los tomó, enseguida le colocó uno a Mabí y el otro se lo colocó él -gracias -dijeron al tiempo antes de salir.

La campana volvió a sonar, haciendo sonreír a Nía -¿Que has olvi… dado? -dijo mientras alzaba su mirada de la computadora -Félix -susurro.

-Adrián parecía muy feliz con aquella chica -se sentó en la barra -¿no me ofrecerás algo de beber como a ella? -Nía relamió sus labios y soltó un bufido.

-Te acabo de entregar un pedido, ¿qué quieres? -dijo entre dientes. Él sonrió y alzó sus hombros con despreocupación.

-Sabes perfectamente lo que quiero -susurro acercándose peligrosamente a su rostro. Ella rodó sus ojos.

. . .

La mañana había amanecido maravillosa, un cielo despejado y un sol resplandeciente, pero para Elián era un día normal, su mente estaba confundida, no entendía qué le sucedía últimamente a Kilian, su decisión de marcharse también lo tenía dudoso y ahora, la nueva decisión que habían tomado los arcángeles, lo hacía sentir que su cabeza parecía que quería explotar.

-Se va a enfriar –dijo Luan, quien acaba de llegar, refiriéndose al café solitario de la mesa en la que estaba Elián.

-Luhan -se sorprendió

-El día hoy parece hacer un buen clima, pero aquí, parece estar helando –dijo mientras se sentaba frente a él, colocando su capuchino en la mesa.

-Pensé que vendrían en la tarde -frunció su ceño, Luhan le dio un sorbo a su capuchino y negó levemente.

-En realidad, solo soy yo -sonrío -sabes perfectamente que no estoy aquí por trabajo -Elián bajo su mirada a su café -¿Cómo van las cosas con Kilian? -de repente alzó su mirada ante la mirada ansiosa de Luhan.

-Luhan –su voz sonó un poco fría -¿dónde está el cuadro que pinté cuando fuimos a la casa de verano? –alzó una de sus cejas. El mencionado desvió su mirada enseguida y entreabrió sus labios -¿No responderás? Está bien. Yo te lo diré. Está colgado en la pared de la biblioteca Shin.

-Lo siento –hizo un puchero.

-¡Luhan! Eres mi mejor amigo –exclamó, él cerró sus ojos sintiéndose acorralado -al menos no dijiste el verdadero significado.

-Tenía que comprobar la verdad -rodó sus ojos.

-¿La verdad? -frunció su ceño, él asintió con una sonrisa -¿Cuál verdad?

-Pronto lo sabrás -le dio una sonrisa pícara, él soltó un bufido -dime, ¿cómo está el cuadro?

-Ha perdido su color azul -su voz sonó apagada -Creo que se debe a la solicitud de intercambio que voy a solicitar.

Luhan se atraganto con la tostada que acaba de morder, tomo un sorbo de su bebida y tomo una bocanada de aire antes de hablar -¿Qué? ¿Intercambio? -se sorprendió -eso es imposible, tú no eres un empleado, tú eres el propietario de la biblioteca Shin. Un capricho no puede afectar tu trabajo.

-Tal vez pueda hablar con mi padre y vender lo que me pertenece a Kilian -susurro como si no le importara.

-No creas que tu padre lo aceptará así de fácil como salen tus palabras, y ¿Qué hay de los gemelos? –pregunto con cierta preocupación.

Elián soltó un suspiro –no lo sé, es complicado tomar la decisión con ellos en medio. Jano lo sabe –comentó –y no de la mejor manera, me tomó por sorpresa.



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En el texto hay: angeles, angel caido, angeles y demonios

Editado: 30.12.2022

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