Era un día normal en la escuela; el sol calentaba, el profesor daba su clase de matemáticas, los chicos del grado más grande jugaban fútbol en su clase de educación física y yo permanecía en la esquina del salón, en aquel rincón donde nadie de mis compañeros notaba a esa chica solitaria del salón. Sí; es esa típica chica a la que no le hablan ni les importa saber de ella, pero que siempre saca las mejores calificaciones y no deja bajar sus notas. Todo iba bien en la clase del profesor Oscar él estaba explicando el tema para realizar los ejercicios de raíz cuadrada con divisiones; y como de costumbre yo estaba leyendo un nuevo libro que vi en la biblioteca de mi escritor preferido, cuando de repente veo una figura parada al frente de mi pupitre, cuando elevo la mirada veo al chico más guapo y popular de la clase José Luis me quedé mirándolo unos segundos y luego le pregunté.
-(Karen) ¿necesitas algo?
-(José) Eeehh no, b-bueno s-sí.
-(Karen) Oye; si vas a tartamudear mejor vete. Estoy ocupada.
-(José) Pe-perdón es que mi H-her-hermana mm-me-menor necesita una tutora de m-mat-matemáticas y yo no tengo tiempo para mis prácticas de fútbol.
-(Karen) Mmm entonces me estás diciendo para ver si conozco a alguien o para yo ser la tutora de tu hermanita.
-(José) P-Para que tú lo seas.
-(Karen) Ok dime el lugar y la hora.
-(José) V-vale m-mu-muchas gra-gracias, pero por favor no le d-digas a nadie del salón que vas a mi casa.
-(Karen) OK ´´no tengo ningún inconveniente con ese favor´´.
Después de las clases cogí el camino de siempre para mi casa, pero hubo algo diferente esta vez, pasando las calles llenas de estudiantes de varios colegios e institutos avía un chico que me llamó la atención era alto como de 1,79, acuerpado, tenía una sudadera de marca Adidas y unas zapatillas deportivas, sus ojos estaban deprimidos y su carita hermosa tenía una sonrisa fingida; estaba algo diferente al ver a ese chico no me sentía con confianza para acercarme y me temblaban las piernas, mis manos sudaban, mi cabeza me decía que no me acercara pero lo más extraño eran los latidos de mi pecho iban tan rápido que casi no podía respirar, al rato de estar ahí parada como una boba; di un paso y me desmaye. Recuerdo que lo último que pude ver ese día fue a aquel chico corriendo hacia mí, cuando desperté no me acordaba de nada ni del porque me había desmayado solo recordaba a aquel chico de ojos deprimidos y esa hermosa sonrisa deprimida.
Karen, Karen me puedes escuchar repetía una voz;
-(Laura) Karen hija por favor reacciona.
-(Karen) A-abuela.
Si, así es soy una chica de 15 años que vive con sus abuelos, no tengo amigos y digamos que mi vida solo ha sido los libros que he leído una y otra vez, que aprovecha el poco tiempo que tengo con mis abuelos, mi vida se ha basado en la guitarra, los libros y los diferentes idiomas que he podido aprender gracias a mis abuelos. Pero ya volvamos a la historia.
-(Laura) Sí hijita soy yo, tu abuela.
-(Karen) ¿Que me paso?
-(Laura) Hay hijita te desmayaste por no haber comido nada hoy y un amable muchacho te trajo al hospital.
-(Karen) Q-que muchacho abuela.
-(Laura) Ven pasa cariño.
-(Andrés) Hola cómo te sientes.
-(Karen) H-ho-hola, m-me s-si-siento bi-b-bien.
-(Andres)Eso me alegra escucharlo, Bueno adiós Karen espero volver a vernos y para la próxima come algo para que no te vuelvas a desmayar, cuídate.
Ese día despertó algo diferente en mí, aquel chico hizo que mi corazón palpitara y que mi seguridad desapareciera.
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Editado: 17.11.2021