Mi búsqueda sigue siendo un fracaso, un fiasco, no encuentro nada que dé con ella.
—Es como si la tierra se la hubiera tragado Efraín, necesito encontrarla —le digo ya algo exasperado.
Tengo tres meses intentado encontrarla, los meses de marzo, abril y mayo pasaron tan rápidos que no tienen caso contarlos.
Estamos quincena de junio y aun no tengo ninguna noticia de Mia, lo peor de todo es que ni siquiera se me su apellido para así agilizar la búsqueda.
—Lo único que sabemos es que fue llevada al hospital publico y a los tres días de ser atendida se fue sin dejar ningún rastro de ella —es lo que me dice Efraín
Me duele saber lo que mi pequeña lucecita tuvo que pasar, eso fue hace dos años, donde ella solo tenia 13 años, una niña que debía estar en casa disfrutando de todo el amor de sus padres.
Salgo de la comisaria y entro al carro para que el chofer me lleve al palacio de gobierno, mi hogar.
—¿Dónde estabas Aran? —pregunta mi padre
—Haciendo algunas cosas —respondo sin importarme si sonó bien o mal
—¡Aran! Respeta a tu padre —dice mi madre indignada
—Cuando aprendan a respetarse mutuamente me dicen algo sobre el respeto —contesto y subo las escaleras para ir a mi habitación.
Mi padre y mi madre me vienen a pedir respeto cuando eso se acabo en cuanto mi padre comenzó la candidatura. Lo peor de todo es saber que quisa así sigan las cosas porque aun faltan 3 años y medio de su gobierno.
—Mi niño, le traje de comer —me dice Paulina
—Gracias nana, no sé qué haría son ti
—Posiblemente quedarte sin comer aquí encerrado en tu habitación —dice ella y es completamente cierto.
Recibo la bandeja y la pongo en la cómoda que tengo cerca.
—Gracias nana
Reviso la tarea pendiente y comienzo a leer los textos mientras disfruto de la comida.
Mi celular suena y aquel sonido me revuelve el estómago.
—¿Qué quieres? —contesto cortante y enojado
—No me odios Aran, no fue algo que planee —dice ella
—Perdón, mi enojo no debería ser contigo sino con tu padre
—Pensé que podría ser feliz Aran, pensé que al vivir lejos mis padres tendrían otra mentalidad y no la de la época de la época pasada —me dice ella y parece triste
—Camile lo siento, siento haberte utilizado para sacarme a otra de mis pensamientos, no fue mi intención hacerlo, pero de alguna manera paso —le digo sincero
—No hay rencores Aran, eres un buen chico y se que lograras encontrar a esa niña de la que hablabas dormido —me dice ella
—¿Dormido? —pregunto algo extrañado
¿Cuándo ella me vio dormir?
—A veces iba a verte y estabas durmiendo, casi siempre mencionabas a una tal Mia y supuse que era algo muy personal por eso no pregunte —me dice ella
—Gracia Camile por todo lo que pasamos estando juntos, puede que esas sean una de las mejores experiencias que tenga
—Gracias Aran, por todo muchas gracias y siempre contaras conmigo para lo que sea.
—También contaras conmigo
Hablar con ella y cerrar lo que tuvimos es sano y aun más para mí, ya no me voy a carcomer la cabeza preguntándome que seria si hablara con ella.
Mi puerta se abre y veo a mi madre asomarse.
—Hijo
—Ahora no madre
—¡Ahora si Aran! Estoy cansado de esta situación —dice mi padre y parece furioso
Rio y miro a ambos.
—¿Cansado? —pregunto irónico —¿Pero de qué? Sera de la falsa relación que tienes con mi madre o será de la relación folla-trabajo que tienes con tu secretaria
—Respétame que soy tu padre
—Para que seas mi padre debes ganarte mi respeto y eso lo perdiste hace muchísimo, ahora para mi solo eres el presidente y nada mas
—Hijo, nosotros estamos arrepentidos de todo lo que has tenido que pasar —dice mi madre con la voz quebrada
—Si me preguntan no sé —les contesto y ambos salen de mi cuarto.
Yo nunca les importe y si en algún momento les llegue a importar eso se desvaneció, me hirió demasiado sus actitudes, me mintieron tan descaradamente, en mi cara se atrevían a mentirme, fingían seguir amándose y a puertas cerradas cada uno ocultaba sus acciones.
No se que paso en nuestra familia, pero lo que si se es que yo jamás les importe tanto como para que me digan la verdad. Lo peor de todo es que es tanta su ambición que no se divorcian por el simple hecho de no querer perder nada.
Si alguien me dijese que mis padres son los mejores del mundo me reiría en su cara sin vergüenza alguna, si alguien me dijese que siento por ellos no sabría que contestar, son tantas mis emociones que aun no se como definirlas, es una montaña de emociones, ellos se encargaron de hacerme sentir tan solo y olvidado que cada vez que los veo ya no hay un solo sentimiento, sino mucho y no todos son buenos.
Nadie me negara que cuando los padres nos dejan, se dedican a su trabajo y encima las mentiras se hacen presentes toda la relación padre – hijo o madre – hijo se rompe y no hay manera de volverlo a construir.
Si algo en mi es un defecto es que puedo llegar a ser muy orgulloso y en esta ocasión mi orgullo se dañó, se manchó y no pienso hablar con ellos o intentar perdonarlos, no aún.
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Editado: 01.04.2023