Me despierto a media noche con las mismas imágenes que me atormentan hace 13 años.
Mi mundo se derrumbo en cuanto mi madre dijo que yo no hice nada para ayudarla, sé que tuve parte de esa culpa, pero el que ella me lo haya dicho solo hicieron que me rompa aún más.
Me quedo despierto toda la noche para no volver a despertarme con ese grito desgarrador de mi madre.
Salgo de la casa más temprano de lo normal solo para no verla, puede sonar cobarde, pero no tengo cara para enfrentarla.
Me subo al primer coche que veo y manejo sin dirección fija, en cuanto me doy cuenta ya estoy en el refugio. Vine al único lugar que me puede dar paz.
—¿Dónde está Mia? —le pregunto a Odette en un susurro
Ella me hace una seña con la cabeza y voy hacia ahí lo más rápido posible.
—Hola —saludo y ella me mira asustada
¿tan mal me veo?
—¿Estas bien? —me pregunta, miro sus ojos y me dicen que tiene miedo.
—Soy una cobarde Mia, nunca puedo afrontar lo que sucede en mi vida. Solo me hago de la vista gorda, soy malo —le digo y entierro mi cara en su cuello mojándolo con mis lágrimas.
—No eres malo, tú eres lo opuesto a eso. Somos seres humanos y nos equivocamos, tomamos decisiones incorrectas, pero no nos hace malos. Aran eres la persona más buena que conozco. —me dice ella y siento que no es suficiente, no esta vez.
Lloro, lloro y sigo llorando. Ella me deja desahogarme sin hacerme preguntas y de verdad lo agradezco.
—Se suponía que yo debía abrazarte cuando estes triste y no al revés —le digo en broma
—Mírame —ordena y lo hago —Cada vez que necesites un hombro para llorar búscame porque nunca te diré que no. Eres muy especial para mí, aunque no lo quiera aceptar. Aran te quiero y de verdad lo hago mucho —me dice y la acerco a mi cuerpo para abrazarla y sentirme seguro.
—Eres mi lugar seguro Mia, eres mi lugar seguro.
No se cuanto tiempo pasa, pero al separarnos siento ese frio por su lejanía.
Ella me sonríe y me da la mano.
—Vamos —me dice y me lleva a una parte que no conocía.
Ambos nos sentamos y vemos al sol ocultarse.
—gracias por esto —le digo y ella no dice nada
—También he tenido mis días malos y me hubiera gustado que alguien me abrasara sin pedir explicaciones —dice ella mirando el frente
—Prometo estar para ti —le digo y ella solo me da media sonrisa
—¿Ahora si em contaras lo que paso? —me dice ella
—Digamos que tengo pesadillas desde muy pequeño por un recuerdo que recién hoy me entere que si es real. Vi como violaban a mi madre con tan solo 4 años, las pesadillas se volvieron mas fuertes esta vez y exploté. Quise saber la verdad sin darme cuenta de las consecuencias que traía, mi corazón esta roto y lo peor de todo es que yo no la ayude en ese momento —digo y las lagrimas vuelven a amenazar salir.
—No es tu culpa, ni la de ella. La culpa es de ese hombre que la abuso, tú solo tenías 4 años Aran, esas un niño que aun necesitaba protección y no darla. —me dice ella y pone su cabeza en mi hombro.
—Solo quiero olvidar —digo susurrando
—Como todos, yo también quisiera olvidar muchas cosas. —me dice ella sin emoción alguna
—Ayúdame a olvidar Mia, se mi lugar seguro para siempre —le digo y ella solo sonríe
—Seamos nuestro lugar seguro Aran —me dice ella y pasa lo que creí que pasaría nunca.
Hoy 13 de noviembre se vuelve el día mas importante de mi vida y solo pienso en eso. Mi lugar seguro.
—Te quiero —le digo y ella sonríe
—Te quiero —me dice y sonrió
Ambos dejamos que el sol se esconda y nos quedamos mirando las pocas estrellas en el cielo azul.
Me parece tan increíble que estando con ella me sienta en calma, en paz, ella siempre logro eso y será la única capaz de hacerlo.
—Es tarde debes ir a casa, sino me preocupare —me dice ella
—Okey —digo y no muevo un solo musculo
—Anda —me dice ella empujándome despacio
—Mañana vendré a verte
—Okey, pero hoy ya te debes ir.
No se ni como despedirme, pero ella lo hace primero depositando un sonoro beso en mi mejilla izquierda.
—Hasta mañana Aran
—Hasta mañana Mia
Llego a casa y entro directo a mi habitación sin preguntar por mi padre o por mi madre. Le tengo pavor dormir y que las pesadillas vuelvan.
«No es tu culpa»
Me duermo con ese pensamiento y al despertarme me doy cuenta que las pesadillas no volvieron. Me ducho, me cambio y entro al cuarto de mi madre.
—No es tu culpa, no es la mía. Solo olvidemos para poder seguir adelante madre, te amo y no quiero que ambos sigamos sufriendo por eso. —le digo mientras la abrazo
—Intentémoslo —me dice ella
Desayunamos juntos y me despido de ella para ir a la universidad.
Las clases pasan como siempre, pero esta vez sí presto atención a lo que el profesor explica.
Al terminar regreso a casa, almuerzo con mi madre y salgo para el refugio.
—Quiero hablar contigo Aran —me dice Odette
—Claro —le digo y la sigo
Me hago una idea de lo que quiere decirme o preguntarme.
—No juegues con Mia, ella es una chica que ha pasado por mucho
—Lo se.
—No, no lo sabes…—la corto
—Lo se porque la deje de ver hace 5 años y llevo mucho tiempo intentando encontrarla, Mia es la única chica que he amado como se ama de verdad, no quiero jugar con ella así que no lo pienses. —Le digo y Odette se queda callada
—Solo no quiero que ella sufra, nada más. Hazla feliz y no quietes ese brillo de sus ojos, esa inocencia que aun lleva consigo, deja que sea feliz.
Asiento y ambos salimos de su despacho.
Veo a Mía jugar con los niños y al acercarme todos saltan haciéndome caer. Jugamos todos juntos y veo que Odette tiene razón. Mia brilla sin necesidad de luz.
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Editado: 01.04.2023