POV MIA
Intento tranquilizarme porque mi humor no es el mejor en estos momentos.
—Buenos días señora Rossie —saludo y ella me mira de pies a cabeza
—Eres básica, sencilla y sin nada para admirar. ¿Cómo se ha fijado en ti? —dice y supongo que habla de Aran
—Déjeme pasar señora —digo con la poca paciencia que me queda
—Eres ordinaria, sin educación. Tu pasado es tu carta de presentación. ¿enserio crees que mi hijo te merece?
No estoy para seguir aguantando humillaciones, ya no más.
—Y cree que Aran merece una madre como usted, que solo piensa en el dinero y no en los sentimientos de las personas. ¿Dónde quedo la señora que me cuidaba mientras mi madre se alcoholizaba? ¿Dónde quedo la señora de tan buen corazón? —contrataco
Rossie me mira sin color en el rostro.
—No mereces a mi hijo, no quiero que él sufra cuando tú tengas ataques de pánico, miedo y terror al recordar todos tus traumas, solo quiero cuidar lo que es mío. Quiero que mi hijo sea feliz, que sea un hombre tranquilo y que no tenga que estar pendiente de una niña con un pasado traumante, no te quiero cerca a mi hijo. Pide lo que sea y lo tendrás, pero aléjate de él —dice ella y me rio en su cara
—Si fuera así de fácil tenga por seguro que yo misma hubiera dejado ese sentimiento hace años. Lo que Aran y yo sentimos en más grande que nosotros mismos, ni yo misma se lo que es. Mi pasado no arrastrara a su hijo, mi pasado es solo mío, pero si de verdad se preocupa por él empiece a notar las cosas que lo trauman porque Aran también tiene sus propios demonio señora —digo y paso por su lado.
Entro al refugio con mil sentimientos encontrados y no todos son buenos.
—¿Cómo te fue Mia? —me pregunta Odette
—Creo que bien —le digo desanimada
—¿Qué te pasa? —pregunta
—Nada, solo que cansada —miento
—No mientas que te conozco demasiado. —me dice ella y al mirarla siento los ojos picar
No quiero llorar, pero me es inevitable no hacerlo.
—Respira, cuenta y cálmate —me dice ella
Uno, dos, tres y respira. Me repito hasta que logro tranquilizarme.
—La vi y no fue grato —confieso
Odette se queda rígida y solo me abraza.
—Sabíamos que esto iba a suceder en cualquier momento, peor esta bien que no estes preparada. No a todos nos toma por igual algo así, estas sanando y te tomas el tiempo que requieres, esta bien pequeña, todo esta bien —me dice ella
—No esta bien porque no pude decirle nada, porque aun creo que es mi culpa que me haya dejado, porque yo sigo pensando que de verdad fue el detonante para que mi padre se haya ido dejando a mi madre, aun pienso que por mi culpa mi madre se fue, aun me siento culpable de todo lo que me paso Odette, no quiero sentirme así, quiero sanar, quiero reír y quiero ser feliz —le digo y ella solo asiente
—Todo a su tiempo Mia, todo a su tiempo. Recuerda algo, pasito a pasito, de poco a poco lograras perdonar todas las cosas que tu mente te pida, pero recuerda que todo será a su debido tiempo. —me dice ella y asiento
No estoy rota, solo tengo que seguir sanando.
—Solo debes seguir sanando y aceptando que nada de lo que te paso es tu culpa.
Odette sale de la habitación y me deja en mi soledad, me parece tan increíble que me conzca a la perfección.
Saco mi libreta de notas y comienzo una nueva carta para ÉL.
Creo que ya se me hizo costumbre escribirte cada que estoy triste, lo siento por eso.
Hoy vi a mi madre y no la pase nada bien, quisiera decir que la odio, peor en mi corazón no cabe ese sentimiento, ¿acaso soy una cobarde por no hacerlo? No lo se.
Quisiera poder salir y gritar que soy feliz, pero no lo soy. Soy una chica de 15 años que quiere ser feliz, que día a día intenta alcanzar el umbral de la felicidad, pero que en el camino encuentra muchos obstáculos que me hacen replantearme la idea de seguir hacia adelante.
Cuando estamos juntos siento que eres lo mas cerca de felicidad que siento, pero tengo miedo de seguir volando a tu lado y cuando no te tenga yo me caiga y no pueda levantarme.
Brilla y se feliz, es lo que me dijo hoy una anciana, pero como soy feliz cuando no se su significado.
Tu madre no me quiere a tu lado y no seré yo quien te lo diga. Cada uno tenemos nuestros propios demonios y debemos enfrentarlos Aran, te quiero a pesar de no saber su significado realmente.
Somos tan raros que nadie nos entendería, nuestro cariño va más allá de las palabras, más allá de los actos. No necesitas decirme que me quieres porque tu forma de mirarme me lo confirma, no necesitas hacer algo para demostrar tu cariño porque el solo pensarte me pone feliz.
Quiero seguir brillando para que tu luz no se debilite cuando yo no tenga la mía, quiero seguir siendo la única capaz de hacerte entender que no somos los buenos en un cuento de malos, ni somos los malos en un cuento de buenos.
Somos tú y yo, Una pequeña luz al final del túnel.
Termino de escribir y guardo la pequeña hoja en las miles que tengo en la caja.
—Te buscan
—¿Quién? —pregunto
—El único capaz de hacerte entender —me dice Odette y se que se refiere a Aran
#20060 en Novela romántica
adolescentes amor, amistad amor peligro culpa escape, destino. casualidad. diferencias. amor
Editado: 01.04.2023