Destinos Cruzados

Prólogo

─ ¿Padre? ─llamé a la puerta.

─Adelante ─respondió, con su voz grave y autoritaria.

Entré a su oficina después de eso, encontrándolo sentado en la gran silla detrás de su escritorio con los dedos entrelazados.

 Me senté en una que estaba situada frente a él y lo miré expectante hasta que hablara de nuevo.

─Te he llamado aquí porque hay cosas que no me tienen muy feliz ─dijo finalmente.

Tragué fuerte.

─ ¿He hecho algo mal?

─No, no ─sacudió su cabeza.

Solté todo el aire que tenía retenido.

─ ¿Entonces? ─pregunté.

─Bueno, como sabes, mandé a mis mejores hombres a que se encargaran de algunos cabos sueltos en Irlanda, pero lo único que lograron fue darme fuertes dolores de cabeza ─presionó los dedos en su sien─. Toda la misión fue un fracaso y...

Lo interrumpí.

─Fuiste un tonto en enviarlos a ellos, siempre supe que eran unos inútiles.

─Solo a ti te permito que uses ese tono conmigo, y no porque seas mi hija, sino porque lograste demostrar ser la mejor. A pesar de ser tan joven, eres la única que se tomó en serio todos los entrenamientos.

Sonreí y encogí mis hombros.

─No olvides decir que soy la única que podría vencerte.

Él soltó una carcajada.

─ ¡Patrañas! ─exclamó─. Eso es solo un mito.

Apreté los puños y lo miré desafiante.

─No me tientes a probarlo.

Él sonrió.

─Eso es lo que me gusta de ti, que ya no le tienes miedo a nada, porque sabes perfectamente lo que soy capaz de hacerles a las personas que me desafían.

─ ¿Eso quiere decir que estás dispuesto a tener un enfrentamiento conmigo? ─le lancé una mirada divertida.

─Calma, calma ─levantó sus manos en señal de paz─. Es mejor que uses todas tus habilidades en la misión; claro, si crees que estás lista.

─Lo estoy ─dije con firmeza.

─Perfecto ─sonrió con satisfacción y apretó el botón de su intercomunicador─. Puedes entrar ─dijo a este, y segundos después Preston entró con una mochila entre sus manos.

Él era un hombre alto y de gran masa muscular. Las expresiones de su rostro eran iguales a las de un animal salvaje, siempre listo para atacar y acabar con su presa. Pero lo que realmente hacía que se te pongan los pelos de punta era la gran cicatriz que empezaba desde la comisura de sus labios, hasta su oído. Si yo no lo conociera, estaba segura de que estaría orinándome del miedo.

Mi padre agarró la mochila.

─Gracias, puedes retirarte ─Preston asintió y salió de la habitación─. Aquí está todo lo que necesitas ─dijo, tendiéndomela a mí ─, el resto dependerá de ti.

Lo miré confundida.

─ ¿Qué significa eso?

─Significa que deberás olvidarte de que soy tu padre. Desde este momento te llamarás Barbara Snight y cuando llegues a Belfast vas a tratar de llevar una vida normal, buscarás un apartamento, conseguirás un trabajo y todo lo que se requiera para pasar desapercibida.

─De acuerdo ─dije un poco abrumada con toda la información que me estaba dando.

Él continuó.

─El único momento en el que entraremos en contacto será cuando te asigne una misión. Deberás obedecer mis órdenes como todos los demás y solo me llamarás por señor, ¿entendido? ─sin poder decir nada más, asentí─. Bien, es hora de que demuestres para lo que fuiste entrenada.

 



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En el texto hay: asesinatos, secretos, amor

Editado: 10.02.2019

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