Destinos Cruzados

Capítulo 18

─ ¿Qué es lo que se susurran ustedes dos?

Aidan y yo nos alejamos el uno del otro cuando Lana se percató en nosotros.

─Es solo que... ─empecé yo.

─Tenemos que irnos ─concluyó Aidan.

─ ¿Por qué? ─preguntó curiosa─. Ni si quiera hemos ordenado algo para comer.

─Lo sé, pero después de tanto tiempo, esta chica de aquí ─me señaló, sonriendo─, aceptó tener una cita conmigo.

─ ¿Qué? ─le susurré.

─Solo sígueme la corriente ─susurró de regreso.

Oscar y Lana me miraron interesados.

─Oh, sí ─dije con una sonrisa─. Ha insistido tanto que finalmente acepté por compasión.

─ ¡Eso es maravilloso! ─Lana chilló de felicidad y tuve que obligarme a no poner los ojos en blanco cuando Aidan me dio una mirada de "te lo dije", incluso con el sarcasmo que me eché.

─ ¿Qué tienes planeado? ─le preguntó Oscar entusiasmado.

─Oh, es un secreto ─Aidan le lanzó un guiño─. Quiero sorprenderla.

─Estoy segura de que lo harás ─sonreí, queriendo realmente pegarle.

─Entonces, ¡qué están esperando! ─nos alentó Lana─. Vayan y tengan la mejor noche de su vida.

─Sí, gracias ─respondimos ambos, incómodos.

Cuando me acerqué para despedirme, Lana se acercó a mi oído y me susurró:

─Al menos hoy sabré por qué llegarás tarde a casa o incluso por qué no llegas.

Hice una mueca e inmediatamente arrastré a Aidan fuera de allí.

─Oye ─me dijo mientras caminábamos hacia su carro─, ¿podrías sostener esto por mí un segundo? ─me dio su mano.

─ ¿Qué estás haciendo? ─le dije, recelosa.

─Nos están espiando por la ventana, tenemos que hacerlos creer que estamos en una cita real.

─Grandioso ─rodé los ojos y entrelacé mis dedos con los suyos.

Una vez llegamos a su carro, él se apresuró para abrirme la puerta y luego fue a sentarse en su asiento.

─ ¿A dónde iremos?

─Sabes que no tienes que ir conmigo ─mencioné.

─Quiero hacerlo.

─Puede ser peligroso ─le advertí.

─Lo sé.

Suspiré.

─Como quieras. Tenemos que ir a la oficina electoral de Irlanda del norte.

─ ¿Allí estará a quien tienes que matar? ─inquirió.

─Sí.

─ ¿Puedo preguntar quién es?

─Su nombre es Sean Law.

─ ¿Lo conoces?

─No.

Frunció el ceño.

─ ¿Y qué fue lo que hizo?

─No lo sé ─me encogí de hombros.

Él se desató la bufanda con una mano y la arrojó al asiento de atrás.

─Así que no lo conoces, ni sabes que hizo; pero de todas maneras vas a matarlo.

─Exactamente. Ya te lo dije, eso es lo que Robert me dice que haga y yo simplemente cumplo sus órdenes sin hacer preguntas.

─ ¿Robert? ─sus brazos se tensaron en el volante.

Oh, mierda.

─Mi jefe ─respondí indiferente, rogando internamente que no me pregunte más.

─Uhm ─dijo al final.

─Uhm ─repetí.

─ ¿Dónde crees que debería ser conveniente dejar el carro? ─preguntó varios segundos después.

─En North St.

Él asintió y se dirigió allí.

─Sabes... ─dijo cuando íbamos por la Royal Avenue─. Realmente no nos estaban espiando.

─ ¿Qué? ─pregunté perdida.

─Oscar y Lana ─declaró─. Olana, como tú les dices ─sonrió─. Bueno... ellos no estaban espiándonos por la ventana, lo inventé.

─ ¿Hablas en serio? ─pregunté sin poder creerlo.

─Ajá ─se encogió de hombros y yo gruñí.

─A veces quisiera realmente matarte.



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En el texto hay: asesinatos, secretos, amor

Editado: 10.02.2019

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