La gente aun estaría viendo el beso entre Jonathan y Elizabeth, Eunice solo se quedaba mirando igual, disgustada por el comportamiento y esa mirada de controladora. Elizabeth se separó de Jonathan y le dio un toque a su nariz sonriendo.
-Luego hablo contigo, ¿Si cielo? Ahora tengo cosas que hacer, cuídate cariño. – Dijo Elizabeth para luego darle un beso en la mejilla e irse de la cafetería. Jonathan parecía estar en shock y algunas personas aún lo seguían mirando para que luego Eunice le chasqueara los dedos enfrente de su cara y reaccionara.
Pero mientras del lado de Elizabeth, ya lejos de la cafetería y con sus amigas, se reían juntas mientras caminaban por los pasillos. - ¿En serio amas a Jonathan, Elizabeth? – Dijo una de sus amigas mientras la mirada, esta se rio y saco un billete de 500 de su bolso.
- ¿Ves esto Jazmín? Es un regalito de mi “amorcito” en nuestra primera cita. Me dijo que no pasaba nada ya que sus papas le daban mucho más, y la verdad el chico tiene mucho dinero y me alegra que me haya tocado con él. Nunca me intereso, siento que es muy infantil y poco hombre. En la cita andaba tan nervioso que pensaba que se iba a orinar de los nervios. – Dijo Elizabeth riendo, para luego guardarlo e ir al baño.
Pasaron las horas desde el último encuentro entre Elizabeth y Jonathan, era la hora de irse. Jonathan estaba esperando a su amada en la salida, y vio a dos de sus amigas asi que este se acercó a ellas.
-Hola, soy Jonathan, la pareja de Elizabeth, seguro ella les hablo de mí. – Decía Jonathan con la ilusión de que sea asi, a lo cual las chicas con unas risas asintieron. - ¿Saben dónde está Eliza? La llevo esperando un buen rato y no sale. –
- ¿No te conto Johnny? Hoy tiene entrenamiento de actuación, tu deberías de saberlo ya que son pareja de por vida, que decepción amigo. – Dijo una de las chicas para luego irse, la otra un poco apenada se acercó al chico.
-No te creas lo que dijo ella, solo bromea y se pasa algo. Pero si está en entrenamiento o práctica, mejor dicho, mejor vete a casa que no creo que salga en mucho tiempo. – Dijo la chica para luego caminar rápidamente y alcanzar a su amiga.
Jonathan algo desanimado, se va por otro camino hacia su casa. De pronto alguien le llega por la espalda y se sube un poco en está riéndose, este dándose la vuelta encuentra a Eunice. - ¿Qué paso Eunice? Creí que saliste temprano hoy, siempre sales temprano hoy. – Dijo Jonathan sonriendo y caminando junto a ella.
-Bueno, tuve que quedarme un momento porque tuve un problema. – Dijo sonriendo nerviosamente mientras se acariciaba la mejilla. En eso Jonathan se percata que tiene un moretón en esta. Se para y toma con cuidado la mandíbula de la chica, mirando con cuidado su moretón. – ¿Qué haces Jonathan? Solo fue un golpe cuando baja las escaleras no te preocupes. – Dijo quitando su mano de su mandíbula y sonreírle tiernamente.
-Dime, ¿Fueron ellos otra vez? – Dijo seriamente mirándola a los ojos.
La chica algo sorprendida, se rio ligeramente y le dio un leve golpe en el hombro para luego caminar y mirarlo de reojo. – Preocúpate por tu novia, ya te dije, fue un golpe al caerme. – Dijo para luego hacerle una seña de que se apure.
El chico sin ningún remedio más, dio un suspiro y camino rápido para alcanzar a la chica. El camino de su escuela a la casa no era tanto, tardaban unos 20 minutos de ida y en el transcurso contaban cosas que les pasaron. Pero Jonathan no para de hablar de su amada, casi cualquier cosa que decía tenia incluido a su pareja. Eunice no podía decirle nada al chico, pensaba que le haría sentir mal que le comentara que dejara de hablar de ella. A los pocos minutos sus caminos se separaron y se despidieron, Jonathan fue el primero en llegar a su casa y luego Eunice.
Eunice al entrar en su casa se encontró a su mama llorando en la cocina ocultándose la cara, la chica se acercó poco a poco a ella y la madre se percató de su presencia, y levanto la mirada para verla y se secó las lágrimas. – Hola cariño, ¿Cómo fue tu día de clases? ¿Quieres algo de comer? Hay pastel de manzana en el refrigerador cariño. – Dijo la madre forzando una sonrisa y acomodando su tono de voz.
Antes de que pudiera decir algo la chica, se escuchó un portazo desde el segundo piso, y un hombre gritando, el padre de Eunice. - ¡¿No te dije que dejaras de lloriquear y que me ayudaras con el problema del ventilador?! – Dijo el padre bajando las escaleras, pero al ver a su hija este se sorprendió y sonrió nerviosamente. – Hola cielo, ¿Qué tal la escuela? ¿Algo nuevo que contar? –
-Nada papa, y no tengo hambre mama, pero gracias por ofrecerme. – Dijo Eunice bajando la cabeza y caminando hacia la mesa para sentarse y sacar sus libretas de la mochila para hacer la tarea. Los padres de ella empezaron a hablar despacio, bajo y susurrando, pero era obvio que estaban peleando, Eunice miro de reojo a estos y se encontró de que se hacían señas peleando, y sus caras lo confirmaban más. Esta ya no podía más y rompió a llorar. Agarrando sus cosas y corriendo rápidamente a su habitación. Los padres de ella la miraron y la llamaron, pero ella no respondía. Rápidamente se encerró y empezó a sollozar en su cama.