Le miré fijamente pues era consciente de que yo ante todo tenía completa razón en cuanto a lo dicho y no iba a retroceder solo por complacerlo, pues no estaba dispuesta a seguir su incomprensible juego pues ante todo quería mostrarme fría de forma tal que no quedase ningún reflejo de sumisión en mi.
Verle allí provocó que en mi aparecieran un marullo de sensaciones y sentimientos contradictorios, pues por un lado daba gracias a los cielos por verle completamente bien, pero por el otro lado, tenía una sensación incesante y atroz de querer golpearle hasta sacar de mi cada uno de aquellos sentimientos, dando a manifestar cuál completa incongruencias en mi conciencia.
— Emma no crees que estás siendo demasiado injusta, aunque sea cierto lo que dices — replicó sin tardar una vez que se sintió en completa desventaja — ahora bien, sin embargo, tenme algo de piedad o no vez que me estás pintando a pesar de no decirlo como el peor de los criminales.
He ignorándolo acto seguido lleve mi cara hacia el lado contrario pues no quería ceder ante mi postura y sabía que si le miraba podía llegar a convencerme.
Una vez allí me dediqué a contemplar los árboles y su apacible movimiento de izquierda a derecha que seguían tras cual compás guiados por tal elemento que compone la fuerza del viento, acompañando aquella imagen con la tenue caída de algunas hojas que abandonaban con avidez la copa de los árboles que me sentí relajar en el instante.
— Emma, si lo que quieres es una verdadera disculpa te la daré, lo siento ok, lo siento, cometí el error de haberme dejado llevar por mis impulsos y de no hacer caso a lo que me decían.
Replicó tal hombre, acto seguido tras tales palabras Dominieck se incorporó manteniendo una posición firme sentado, allí le sentí como intentaba recalcar y convencerme de sus palabras más que nada lo percibí insistente.
— Se que soy un idiota porque a pesar de que Lyall se me acercó y me recalco no una sino varias veces que tu no eras ni serás un peligro, me enfoque en comentarios y rumores que no están para nada bien, en tanto lo único que proporcionan es dolor por lo que terminé pagando mis dudas contra ti.
Aquel hombre por primera vez se estaba mostrando débil y sincero cosa que no solo se reflejaba en sus palabras, sino que era completamente perceptible salir de su ser pues lo emanaba a flor de piel.
— Que bueno que lo has notado — replique una vez le escuche — pero eso no quita lo que ya has hecho, el daño ya está cometido y las dudas siguen rondando por tu cabeza sigues sintiendo miedo, por ende no me crees de fiar además dudo que realmente de la noche a la mañana alguien como tu seas capaz de cambiar.
Allí quieta me quede, para nada ejercí movimiento alguno y mucho menos promulgue alguna palabra más de seguido; aun así, su empecinamiento era constante por todos los medios buscaba ser escuchado, pero yo me negaba.
Ante todo, aquel seguía insistiendo, a pesar de que era evidente mi rechazo pues quería que mi indiferencia le pesara de forma tal que por tal acción aquel se marchara y que por ende así yo finalmente me quedase sola pues no quería estar cerca de él, pero no, para sorpresa mía aquel simplemente no se marchaba.
Como si nada recostada permanecía sobre aquella tela cuando le sentí emití una respiración pesada, por dentro me encontraba celebrando imaginando quizás que en poco tiempo se despediría haciéndome falsas ilusiones; cada vez me encontraba más que convencida de ello por lo que como siempre justo en aquel momento baje la guardia ante tal hombre.
Tremendo error cometí la verdad nuevamente, pues como si nada sobre mí aquel se lanzó de forma astuta, a pesar de su gran tamaño aquel se pudo acomodar de forma tal que no llegaba a producirme daño alguno, pero aun así emitía la suficiente fuerza sobre mi cuerpo como para que no pudiera moverme y como era de esperarse fije mis ojos completamente en él.
Para aquel momento en la comisura de su boca del lado derecho se había formado la curvatura de cuál sonrisa provocadora y lujuriosa lo que hacía completamente evidente que sus pensamientos giraban en torno al deseo de la carne, cosa que no conducía a nada bueno la verdad.
La impresión que aquello me dejó fue bastante fuerte pues una vez que se encontraba posicionado, su aroma a alfa empezó a alborotar mis hormonas, sentirle tan cerca era toda una locura y aunque no generaba ningún interés en mi como hombre, para aquel momento sí empezó a despertar mi deseo como mujer.
Intente moverme, quería empujarlo para encontrar una brecha y por ende intentar escaparme, quería alejarle, correr y huir lo más rápido posible hacia la casa, pero con la presión que aquel ejercía como mucho logre sacar uno de mis brazos a pesar de que aún les mantenía planos sobre mi vientre, prisioneros más que nada.
En un primer movimiento tras luchar algún tiempo logré liberar mi mano izquierda la cual rápidamente lleve hasta a él con toda la completa intención de clavar mis uñas en su piel para así conseguir quizás turbar su paz, en tanto por ende liberarme, pero por lo mismo que aquel es más alto, más fuerte y veloz que yo, no muy bien observo mi brazo en el aire que tomándome por la muñeca me inmovilizo.
Valla acto completamente fallido la verdad había llevado a cabo, pues con cuál fuerza sostuvo mi brazo y con la misma agilidad lo llevó hacía arriba y luego hasta suelo donde lo presiono contra la esterilla.
— Te pensé más inteligente, sabes perfectamente que no podrías ganarme si fuéramos a competir en tal juego.
— No pretendía jugar solo liberarme, acaso no sabes respetar el espacio personal ajeno, en verdad quiero saber quién te hizo creer que todo gira en torno a ti.
— Si lo sé respetar, pero acontece que el tuyo no me interesa respetarlo mucho, me gusta estar cerca de ti y verte agobiada.
— No es gracioso créeme que no lo es, tu solo me haces daño y no te importa nada más, estoy cansada de todo este juego, estoy cansada de ti.