(Dominieck y Emma Avanzan)
Caminar por aquel lugar parece tan sencillo de ver y en parte lo es, pero como el bosque es una fracción de la frontera imaginaria que divide a ambas ciudades por igual, la tranquilidad no comporta ante todo un hecho estrictamente perceptible allí.
Los estallidos de violencia entre manadas contrarias a veces suelen ser bien desastrosos, de modo que pueden escucharse los gritos de dolor incluso a cientos de kilómetros a la redonda tras acabar las brutales peleas que aquí se forman, por tanto, el caos suele pesar más allá de la incidencia que la misma luz proporciona ante el bien.
Así que es más que tangible entender, que el bosque tiene mil y una manera de demostrarte cuando no eres bienvenido en sus límites y es eso un hecho que indudablemente yo conozco, no solo porque soy parte del mismo, sino porque también soy una omega por tanto en estas tierras no es precisamente que sea bien recibida.
Las omegas aquí son consideradas como seres antinaturales así que no recibimos un trato no muy diferente al que en la ciudad se nos suele otorgar, de modo que constantemente estamos en el ojo del enemigo que nos persigue hambriento y receloso de cometer sus atrocidades en contra nuestra.
En mi caso la persecución acabó por alguna razón, no muy bien llegue a manos de los abuelos por lo cual, durante bastantes años he podido entrar en el bosque sin ser cuestionada, pero, ahora que aquellos no están no se si todo seguirá igual o volverá gradualmente a la antigua normalidad que me engloba precisamente a mí dejándome a la vereda de un incierto futuro.
Estar allí provoca en mí una enorme inquietud y deja ante todo mi alma desesperada y alerta debido a que soy consciente que por propia decisión me encuentro caminando siguiendo el sendero que conduce directo a las fauces de cual lobo hambriento.
En el bosque Dominieck y yo nos adentramos procurando ser ante todo cuidadosos, en tanto yo más que nada me apresuraba de una manera evidentemente desesperada y un tanto inquieta porque necesitaba llegar lo antes posible a nuestro destino ya que era casi imposible no sentir cómo las tinieblas nos rodeaban a medida que avanzábamos por aquel camino, en tanto aquella inusual experiencia se sentía enormemente pesar sobre nuestros hombros.
La oscuridad a un a pesar de encontrarse el cielo envuelto en luz podía percibirse venir desde los alrededores, como si el mal se encontrara a nuestro acecho pisándonos muy próximamente nuestros talones mientras que yo solo podía dedicarme a seguir las señales que nos guiaban a nuestra salvación.
Yo solo caminaba, avanzaba e intentaba con exigencia adentrarme bosque adentro antes de que el cielo empezara a sumergirse en tinieblas y la oscuridad nos rodeara, pues era consciente de que, si nos quedábamos atrapados en medio de los árboles mucho tiempo, tras eventualmente la noche caer que sin dudas ambos nos convertiríamos ante las expertas manadas en completos puntos fáciles listos para ser capturados.
Así que, mirando como Dominieck eventualmente se quedaba detrás indiqué una vez me detuve para tomar un respiro antes de reanudar nuestra caminata.
— Necesitamos llegar lo antes posible a la cabaña antes de que se haga de noche, rondar por el bosque a pesar de que somos eventualmente lobos es sumamente peligroso y estimo que lo sabes bien.
Dominieck me miró una vez se acercó, en sus ojos era notable que aquel hombre quería decir algo para aquel momento, pero por alguna razón guardó silencio, en tanto tras notar mi evidente interés en aumentar nuestra marcha aquel asintió con la cabeza y a presuroso para así continuar caminando junto a mi esta vez hombro a hombro.
Y así continuamos por un tiempo más, en tanto a medida que nos adentrábamos en el bosque el entorno comenzó a volverse cada vez más pesado e inusual, mientras sumábamos a nuestro recorrido más y más pasos y así transcurrió el tiempo uno realmente prudente debido a que la cabaña se encuentra bien oculta, por ende, era mucho lo que había que avanzar antes de dar con la misma.
Pasaron las tres de la tarde, llevándose consigo a las cuatro junto a ella y las cinco que le acompañaba con añoro era perseguida por las seis, así las horas transcurrieron una tras otra y sin reparo mientras el cansancio había empezado a hacer estragos en mi cuerpo con insistencia.
Ante el extenso camino no había nada más que yo pudiera hacer que seguir avanzando a pesar del dolor y la fatiga que ya experimentaba, cosa que yo entendía, por lo cual siendo consciente de lo que pudiera suceder yo no me podía rendir ya que ante todo la única persona capaz de sacarnos hacia luz era solamente yo.
Durante un buen rato continuamos sin descanso andando a través de la espesura que aquella zona ostenta a pesar de las dificultades que el camino nos imponía, no obstante, todo iba cada vez empeorando pues para aquel momento Dominieck había empezado a mostrar rasgos de intranquilidad que no dudo en darme a conocer
— Te juro Emma que si esto es una treta tuya que me la pagaras bien caro, llevamos demasiado tiempo andando y aun no llegamos, no es posible que esté tan lejos o al menos así no lo recuerdo.
— No prometas algo si no lo vas a cumplir, independientemente de cuál sea tu objetivo — indique como respuesta tras recibir aquella amenaza de parte suya manteniendo un evidente repudio hacia su persona — mejor sigue avanzando ya falta poco para llegar — replique instantáneamente sin tardar.
Llegado el tiempo justo ya cuando estábamos casi al borde de tirar la toalla finalmente la vi, la entrada yacía justamente ante nosotros precisamente al fondo del sendero que habíamos tomado.
La zona que se abre paso hacia la cabaña se encontraba justo delante de nosotros misteriosa e incomprensible como solo ella lo puede llegar a ser.
El misterio en el que aquella se envuelve es extremadamente sorprendente y evidentemente inexplicable, aún hoy por hoy no se ha descubierto cuál es la razón por la cual aquel lugar se mantiene tan impenetrable para los desconocidos e incluso para los mismos residentes que se encuentran a los alrededores.